Roland Garros
Jorge Aguirre, entrenador de Alejandro Davidovich, que ha competido este año ante los dos protagonistas de la semifinal, dice que “nadie lee los partidos mejor que el serbio”. Jordi Arrese: “Será un duelo más equilibrado de lo que mucha gente piensa”
Cuando en la primavera de 2005, Rafael Nadal venció a David Ferrer y se plantó en las semifinales ante Roger Federer, Roland Garros prologó aquel partido con los fastos de un verdadero acontecimiento. Lo era.El español, que cumplía ese día 19 años e iba a derribar al entonces número 1 del mundo para ganar en la final ante Mariano Puerta el primero de sus 14 títulos, venía con la vitola de sus triunfos en Montecarlo, Roma y Barcelona. Un año antes, en Miami, había sorprendido a Federer, y meses atrás, en ese mismo 2005, en ese mismo torneo, ambos protagonizaron una final inolvidable, resuelta de lado del suizo tras levantar dos sets adversos. Federer ya era bicampeón de Wimbledon y también había ganado el Abierto de Australia.
Aquel fue uno de los capítulos iniciales de la serie que se prolongó durante casi tres lustros, con su última entrega en las semifinales de Wimbledon de 2019, que ganó el de Basilea. Una rivalidad con componentes genuinos, que difícilmente encontrará parangón.
El peso del partido que disputan este viernes (no antes de las 14.45 h., Discovery Max) Carlos Alcaraz y Novak Djokovic, también en semifinales, invita a trazar analogías. De nuevo un tenista español irrumpe en el circuito con una fuerza arrasadora para disputar en Roland Garros el partido más atractivo de un grande en los últimos años. Aun estando ya en su tercera etapa como número 1 del mundo, y con el Abierto de Estados Unidos ganado el pasado año, Alcaraz posee el aire transgresor que trajo Nadal y está dispuesto a atentar contra el orden establecido, a dar un golpe de mano monumental en el torneo con el que lleva soñando toda su vida.
Los 36 años de Djokovic descartan que podamos vislumbrar una rivalidad de largo recorrido con Alcaraz. Bicampeón del torneo y poseedor de 22 grandes, los mismos que Nadal, el serbio, no obstante, aún compite como el que más en este tipo de torneos. Perdió en la penúltima ronda del Masters de Madrid, en 2022, el único partido que han jugado con anterioridad y, al igual que Federer en aquella semifinal de 2005 con Nadal, sabe que pesa sobre él una amenaza muy seria.
«Djokovic tiene una presión añadida brutal por el hecho de querer convertirse en el mejor tenista de la historia. Alcaraz va a ganar muchos grandes, pero presión ahora mismo sólo tiene la que él se cree», comenta a este periódico Jordi Arrese, plata olímpica en los Juegos de Barcelona. «Veo un partido más equilibrado de lo que mucha gente piensa. Cualquier detalle puede hacer que la victoria caiga de uno u otro lado».
La ausencia de Nadal, que pretende regresar el próximo año en la que sería su última temporada en activo, flota sobre el torneo desde su inicio y se acentúa a medida que se aproxima su resolución. Los 20 años de Alcaraz y la autoridad con la que domina a sus adversarios, sea cual sea su cualificación, le convierten en el más firme aspirante a tomar su relevo. Opacada por esta semifinal está la que disputarán a continuación Alexander Zverev y Casper Ruud.
Estilos distintos
«Carlos y Novak son muy diferentes. Alcaraz te mete un ritmo infernal desde el primer punto y si no estás preparado para mantenerte cerca en el marcador lo tienes muy difícil. Djokovic te juega más a ritmo. Se adapta a lo que va haciendo su rival y busca el momento para darte el zarpazo. Es el que mejor lectura de juego tiene en el circuito. Va interpretando tus ataques», comenta en conversación telefónica Jorge Aguirre, entrenador de Alejandro Davidovich.
El malagueño, 34º del mundo, exigió a Djokovic tres horas y 35 minutos de un duro partido en la tercera ronda. Las primeras veces que se enfrentó con él le imponía el nombre, pero el otro día no se sintió desbordado. Sólo le faltó un poco de convicción en ciertos momentos. Si hubiera ganado alguno de los dos primeros sets tal vez habría tenido opciones», prosigue Aguirre. El serbio acabó imponiéndose por 7-6 (4), 7-6 (5) y 6-2.
Para Arrese, «Djokovic tiene un tipo de juego que puede crearle problemas a Alcaraz si no está fino con el servicio. Suponemos que ambos van a hacer el partido de su vida, pero no siempre es así».
Alcaraz entrenó el miércoles, rompiendo su costumbre en esta edición del torneo de no hacerlo después del día de partido, y descansó ayer. Djokovic se dejó ver en la pista 5 para una ligera sesión de trabajo.
«Carlos está recién salido del horno. Está jugando mejor que Djokovic y potencia le sobra. Todo el mundo sufre con la velocidad del español, pero si el partido se prolonga y van a un cinco sets, Nole será peligroso», barrunta Arrese.
Después de una gira de tierra muy decepcionante, el jugador de Belgrado ha progresado sustancialmente a la hora de encarar Roland Garros, como cada Grand Slam, un objetivo prioritario. «Tengo la impresión de que se ha ido regulando a lo largo del torneo a la espera del partido frente a Alcaraz, un duelo que será muy interesante y todos deseamos ver», dice Aguirre.
Davidovich también le plantó cara a Alcaraz este año. Perdió en cuartos del Conde de Godó por 7-6 (5) y 6-4. «Alex tiene algunas cosas de Djokovic. También se adapta al ritmo del rival. Le hizo daño a Carlos porque físicamente también es fuerte. El partido fue cerradito. No se sintió desbordado», explica su entrenador.
Pese al pequeño despiste en el último set, Alcaraz realizó otro partido muy brillante contra Stefanos Tsitsipas. «El griego está a años luz de estos jugadores. Para empezar tiene un agujero en el revés que Carlos rentabilizó muy bien. Djokovic tiene un revés magnífico y posee el mejor resto del mundo. Es tan competitivo como Nadal. Cuando llega el momento clave, están a tope», concluye Arrese.