¿Cómo España resucitó en waterpolo? “El míster es un genio, cada entreno es una cátedra”

¿Cómo España resucitó en waterpolo? "El míster es un genio, cada entreno es una cátedra"

Mundial de Natación

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“David [Martín, el seleccionador] lo cambió todo”, analiza Blai Mallarach, uno de los veteranos del equipo

La selección, en el último Mundial.EFE

“Somos los Guardianes de la Galaxia”, anuncia Blai Mallarach y hay que recordarle que la referencia ya es algo antigua aunque Marvel insista en secuelas. Los Guardianes de la Galaxia son él y Felipe Perrone, de 35 y 37 años, los únicos dos jugadores de la España de waterpolo que han visto el universo arder y siguen vivos. “Unos puretas”, reconoce Mallarach. Hace una década, la selección se quedaba fuera del Mundial, los jugadores se negaban a ser convocados, los entrenadores duraban un suspiro en el puesto. Ahora es la vigente campeona que estos días en el Mundial de Fukuoka busca revalidar su título.

¿Qué ha pasado?
Es culpa de David Martín, el míster. Cuando llegó en 2016 lo cambió todo. Antes la mayoría de entrenadores que tuvimos se basaban en el físico y nos costaba competir. Ahora David nos enseña a jugar a waterpolo, se centra en lo táctico y eso nos diferencia. Cada entrenamiento es una cátedra, sabe muchísimo y, sobre todo, es muy pedagógico. En el waterpolo, igual que en el fútbol o el baloncesto, está todo inventado, pero es muy difícil que todo un equipo sepa lo que hay que hacer. Él lo consigue.

Los elogios de Mallarach los comparten todos los estamentos del waterpolo español: Martín ha hecho el milagro. Después del oro olímpico de los Juegos de Atlanta 1996, de Manel Estiarte, Jesús Rollán y compañía, España desapareció de los podios y ahora ha vuelto a lo grande. En los dos últimos Mundiales y los tres últimos Europeos ha conseguido medalla. Parece fácil, pero no lo es. En todo el país, hay 10.000 hombres que juegan a waterpolo, menos que a rugby, hockey hierba o hockey patines. Competir así contra Italia, Serbia, Croacia o Hungría tiene mérito.

“No nos engañemos, la estructura sigue siendo la misma. El waterpolo es un deporte muy minoritario en España. Tenemos el empuje de un club, el Barceloneta, que siempre juega Champions, y buenos entrenadores en categorías inferiores. Pero que la selección española gane depende de que haya un buen seleccionador que haga subir a toda una generación. Año a año. Con mucho trabajo. Eso es lo que ha pasado ahora”, analiza Mallarach, que ha vivido todo el proceso.

Cuando Martín apareció después de los Juegos de Río, apartó a varios veteranos y entregó el equipo a un montón chavales: Alberto Munárriz, Miguel del Toro, Marc Larumbe, Álvaro Granados y así hasta Unai Aguirre, que el año pasado con 19 años se hizo titular en la portería. Todos estaban o iban a estar por el Barceloneta. Todos creyeron que podían ser campeones del mundo y el año pasado en Budapest lo fueron.

¿Hubo algún momento clave en el proceso?
Muchos, pero sobre todo los Juegos de Tokio. Allí ya teníamos una dinámica positiva, pero no éramos un equipo ganador. Perdimos en semifinales ante Serbia, que era una derrota lógica, y luego no supimos asegurar el bronce. Acabar cuartos en los Juegos fue complicado de aceptar, pero fue un aprendizaje tremendo. Nos ayudó a dar el último pase. Desde entonces hemos ganado el Mundial y hace un par de semanas, la Copa del Mundo, que era un título que nunca había levantado España.

“Ha sido una evolución muy bonita de vivir, más habiendo pasado por años en los que no ganábamos. Estoy muy agradecido a David y por eso siempre que me llame acabaré viniendo aunque después de los Juegos de París ya lo veo complicado. Felipe [Perrone, el capitán] sigue aquí por su calidad y yo supongo que porque los jóvenes son muy buenos, pero no son zurdos”, bromea Mallarach, que el año pasado dejó el Barceloneta y el año próximo jugará en el Sabadell.

La final del último Mundial, ante Italia, decidida en los penaltis, será recordada por los siglos por los seguidores del waterpolo, pero esta España sabe que para pasar a la posteridad, para realmente ascender los altares de Estiarte, Rollán y compañía, necesita culminar en los próximos Juegos de París 2024. “La comparación es continúa. Aquella generación marcó a todo el mundo. Evidentemente sabemos que los Juegos son los Juegos, pero tenemos que estar orgullosos de lo que estamos consiguiendo“, finaliza uno de los pocos veteranos, de “los Guardianes de la Galaxia”, de la selección que, bajo la batuta de David Martín, ha reflotado al waterpolo español.

kpd