Kelvin Kiptum, las dos horas y la vuelta del debate sobre las zapatillas mágicas: “Los récords son moneda devaluada”

Kelvin Kiptum, las dos horas y la vuelta del debate sobre las zapatillas mágicas: "Los récords son moneda devaluada"

Los nombres propios de 2023 (VIII)

Actualizado

El 8 de octubre en Chicago, un keniano semidesconocido de 23 años destrozó el récord del mundo de maratón de Eliud Kipchoge y reabrió la polémica. En sus pies, la tecnología que ha cambiado el atletismo.

Kiptum, tras batir el récord del mundo en Chicago.AFP

Ya está. Pasará Año Nuevo y, a partir de ese momento, en cualquier maratón sólo habrá sorpresa, historia escrita y gestos de admiración si alguien rompe oficialmente la barrera de las dos horas. Cualquier otro resultado en los 42 kilómetros y 195 metros, incluso un nuevo récord del mundo, estará bien, sí, pero psé. Ya está. De ahora en adelante, el asombro queda reservado a lo imposible. El atletismo está a unos pocos segundos de su última frontera gracias a la aparición de un nuevo fenómeno, Kelvin Kiptum, keniano de 24 años capaz de correr en 2:00:35, pero sobre todo al desarrollo de las zapatillas en la última década. Cuando Eliud Kipchoge estrenó en 2015 las primeras zapatillas con placa de fibra de carbono de Nike empezó el goteo de marcas increíbles y este 2023 ha llegado la tormenta.

Tanto en categoría masculina como en femenina se han logrado cuatro de los 10 mejores tiempos de la historia, entre ellos los dos récords. La irrupción de la etíope Tigst Assefa en Berlín (2:11:53) ha supuesto un salto superlativo para las mujeres, pero la lucha de los hombres por rebajar las dos horas dispara el interés por lo que viene.

¿Cuándo se saltará ese muro? En la dinámica actual es imposible calcularlo. Con los Juegos Olímpicos de París 2024 en verano es posible que los mejores corredores se centren ahora en colgarse el oro, pero cualquier cosa puede pasar.

Las matemáticas señalan 2027

Desde hace unos años, Simon Agnus, un maratoniano amateur y profesor de Estadística de la Universidad Monash, en Melbourne, intenta adivinar el día en el que un atleta bajará de las dos horas y últimamente ha tenido que actualizar varias veces su modelo para afinar la respuesta. En 2018, cuando Kipchoge ya asombraba con las Alphafly de Nike, Agnus predijo que ocurriría en 2032. Ahora, después del nuevo récord de Kiptum, supone que las dos horas caerán en marzo de 2027, aunque reconoce que «no es descartable que ocurra antes». «Además, si seguimos la línea de Kiptum podemos decir que el límite humano estará en 1:55:40, dos minutos más rápido que la predicción que hice hace cinco años», explica sobre el efecto del nuevo récord del mundo que, por otra parte, el atletismo ha acogido con recelo.

Los dos récords del mundo anteriores con zapatillas de fibra de carbono ya generaron debate, pero su autor, Eliud Kipchoge, servía de escudo. Es el mejor maratoniano de la historia y no había nadie que se le acercase -si acaso Kenenisa Bekele, otra leyenda-. Ahora eso ya no ocurre. Que un joven como Kiptum con sólo tres maratones en sus pies se plantara en Chicago ante la frontera de las dos horas creó controversia. Más incluso el tiempo del etíope Sisay Lemma en Valencia, el sexto mejor de siempre (2:01:48). A sus 32 años redujo en casi dos minutos su mejor marca personal, un hecho inasumible. Tanto que algunas voces dentro del atletismo, como el ex maratoniano británico Tim Hutchings, han pedido que se hagan dos rankings históricos, uno con zapatillas mágicas y otro con zapatillas clásicas.

Sin vuelta atrás

«Una gran señal de grandeza es batir un récord del pasado y eso ahora es una moneda devaluada», argumentaba, aunque se le escapaba un detalle: entre el calzado de competición ya apenas existen modelos sin placa de fibra de carbono y menos sin espumas ultra reactivas. Desde que la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) homologó las nuevas zapatillas con limitaciones laxas -que las media suelas no superen los 40 milímetros de alto- no hay vuelta atrás.

De hecho la propia IAAF ha creado un grupo de expertos para seguir los avances de las marcas con las zapatillas, pero ya tiene poco que hacer. «No somos una organización que quiera estrangular la innovación. Ninguna sociedad ni civilización ha sobrevivido a esa clase de control, pero tenemos la responsabilidad de que haya límites», comentaba hace unos días el presidente del organismo, Sebastian Coe, en conversación con medios internacionales, entre ellos EL MUNDO.

En realidad nadie como él, que fue atleta y embajador de Nike durante décadas, para saber que no se pueden poner diques a la industria del calzado. Las Alphafly 3 de Nike, que llegarán a España este enero y costarán 310 euros, y las Adios Pro Evo 1 de Adidas, que ya están a la venta por 500 son las mejores embajadoras de un deporte huérfano de superestrellas. Jubilado Usain Bolt y a pocos meses de la retirada de Kipchoge, los aficionados hablan más de qué zapatillas mágicas comprar que de resultados. Ya está. El atletismo se asoma a lo imposible.

kpd