Medios locales aseguran que ha muerto a causa de un episodio epiléptico que sufrió de madrugada.
El jugador de baloncesto venezolano Garly Sojo, que participó este año en el Mundial celebrado en Asia, ha muerto este viernes en Caracas con solo 24 años, según informan las autoridades deportivas del país caribeño.
La Federación Venezolana de Baloncesto (FVB) confirmó la noticia a través de X (antes Twitter), donde recordó que el joven, que ganó medalla de plata en los Juegos Panamericanos Santiago 2023, formaba parte de la selección nacional.
“Garly nos acompañó en el Preolímpico 2021, en los clasificatorios al Mundial, en la Copa del Mundo 2023 y en los Juegos Panamericanos Santiago 2023”, dice el comunicado de la FVB, en el que se describe a Sojo como un “extraordinario ser humano con gran proyección en el baloncesto”.
Asimismo, la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) lamentó la muerte del joven, a quien consideraba un “prometedor alero” que cerró su participación en el Mundial -disputado en Filipinas, Japón e Indonesia- con un promedio de 12.4 puntos.
Por su parte, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, publicó un mensaje de “solidaridad y apoyo a los familiares, amigos y habitantes” de Caricuao, la barriada caraqueña en la que residía y falleció el deportista, conocido en el país como “La perla”.
Varios clubes de fútbol, equipos de béisbol, federaciones deportivas y basquetbolistas han publicado mensajes de condolencias en las redes sociales, muchos de los cuales coinciden en lo “inesperado” del suceso.
Aunque las autoridades no han explicado la causa de la muerte, medios locales aseguran que ha muerto a causa de un episodio epiléptico que sufrió de madrugada.
El dominio de McLaren en el Mundial ya no admite matices y sólo la fortaleza mental mantiene a Max Verstappen en el liderato. Se venía apuntando desde antes del verano y volvió a confirmarse ayer en Singapur, con el categórico triunfo de Lando Norris y con el tercer puesto de Oscar Piastri, que partía desde la quinta posición. Se trata de la decimocuarta carrera consecutiva en la que un piloto de Zak Brown sube al podio. Un récord para la escudería de Woking, que sólo había establecido una secuencia similar durante la primera etapa de Lewis Hamilton, allá por 2007 y 2008. Sin embargo, la hegemonía de los coches papaya se antoja insuficiente para arrebatar el título al vigente campeón.
Con seis carreras por delante, incluidas tres sprint races, a Verstappen ya le valdría con acabar segundo en cada una de ellas para revalidar su corona. Un argumento de peso para el holandés, cuya última victoria se remite al pasado 23 de junio en Montmeló. Aunque la verdadera razón para el optimismo en Red Bull pasa por la capacidad de Mad Max para mantener la calma en situaciones tan críticas como las de este fin de semana. Aun sin opciones de seguir el rastro de Norris, con un ritmo promedio cuatro décimas más lento por vuelta, aferró 18 jugosos puntos.
No conviene olvidar que Marina Bay sigue siendo la única pista del Mundial en la que el tricampeón jamás ha logrado la victoria. A semejante dificultad ha debido añadir otra polémica extradeportiva, a propósito de una sanción por su lenguaje malsonante, con la que tuvo que lidiar desde el jueves. "Me encuentro en una etapa de mi carrera en la que no quiero estar lidiando con este tipo de tonterías. Es realmente agotador. Estas cosas también van a decidir mi futuro en la F1", subrayó ayer durante su rueda de prensa.
Hamilton, en tierra de nadie
Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA, deberá ahora decidir si mantiene el castigo, estipulado en unas jornadas de trabajos comunitarios, o exonera al buque insignia de la F1. El único piloto capaz de lidiar con la caída en picado de Red Bull y mantener el tipo ante McLaren, Ferrari y Mercedes. Su regularidad, de hecho, contrasta con los titubeos de sus perseguidores.
Ayer mismo, Norris rozó la catástrofe contra los muros con un par de fallos cuando lideraba con 25 segundos de margen, mientras Lewis Hamilton se perdía en tierra de nadie por culpa de la estrategia de Mercedes con los neumáticos blandos. El sábado, Charles Leclerc ya se había despeñado en la parrilla tras un problema con las mantas de sus neumáticos y una mala trazada en la curva 2.
Aun sin contar con unos rivales a su altura, Verstappen aún deberá apretar los dientes en los dos tripletes con los que se cierra el calendario: Austin - México - Brasil y Las Vegas - Qatar - Abu Dhabi. Un epílogo a la altura del campeonato más igualado en casi medio siglo. Porque desde 1977 -cuando lo lograron Ferrari, Lotus, McLaren y Wolf- la F1 no registraba cuatro equipos con al menos dos triunfos. Además, Max podría convertirse en tetracampeón mientras Red Bull termina tercero en el Mundial de Constructores. La ventaja actual (34 puntos ante Ferrari) se antoja insuficiente visto el pobre rendimiento de Sergio Pérez.
"Ahora disponemos de tres semanas hasta la próxima carrera y esperamos que todos los equipos, incluido el nuestro, lleven algo nuevo a Austin", adelantó ayer Fred Vasseur, jefe de la Scuderia. Cualquier actualización aerodinámica (como ese alerón trasero de McLaren que parecía ejercer de mini-DRS en Bakú) o cualquier paso adelante para facilitar el agarre y el equilibrio sobre el asfalto, podría decantar la suerte del campeonato.
Por tanto, a diferencia de las vacaciones de verano -cuando sólo se permite el trabajo a los departamentos legales de márketing y de finanzas- las 10 escuderías se emplearán a fondo en sus fábricas. Por contra, los ingenieros y mecánicos que habitualmente viajan a las carreras sí podrán disponer de unos días de descanso. No hay cuerpo que resista un Mundial de 24 carreras y sus pertinentes 194.000 kilómetros en el asiento de un avión.