El capitán de la Real, autor de un gol y una asistencia frente a Chipre, abandonó el viernes la concentración de España.
Oyarzabal, durante el partido del jueves en Chipre.AFP
Mikel Oyarzabal, sustituido el jueves en la primera mitad del partido de España en Limasol, sufre una lesión en el bíceps femoral de su muslo izquierdo, según ha confirmado este sábado la Real Sociedad.
El delantero, autor de un gol y una asistencia en victoria de la selección de Luis de la Fuente sobre Chipre (1-3), fue sustituido en el minuto 40 por Rodrigo Riquelme tras sentir un pinchazo en la cara posterior del muslo, al lanzarse a tratar de rematar un centro de Joselu.
Los pronósticos más optimistas apuntan a que la baja se limitaría a dos y tres semanas, aunque también podría permanecer parado durante un mes, por lo que, en el peor de los casos, se perdería entre cinco y seis partidos. De este modo, su horizonte más plausible apunta al duelo de Champions ante el Inter, donde presumiblemente su equipo se jugará el liderato del Grupo D.
Sin más detalles
El comunicado del club donostiarra explica que Oyarzabal ha comenzado el tratamiento mediante fisioterapia y que el regreso a la actividad será progresivo, siempre en función de las características de la lesión y la evolución de los síntomas.
El atacante abandonó el viernes la concentración de La Roja, que ya se encuentra en Valladolid, donde el domingo disputa ante Georgia la última jornada de clasificación para la Eurocopa 2024. Tras el 3-3 de Escocia en Tiflis, España sólo necesita un punto en el José Zorrilla para concretar su primer puesto en el Grupo A.
Se trata del primer contratiempo en un año para Oyarzabal, que hasta ahora venía formando un temible frente de ataque junto a Ander Barrenetxea y Takefusa Kubo. En marzo de 2022, el capitán txuri urdin sufrió una rotura del ligamento cruzado de su rodilla izquierda que le apartó de los terrenos de juego durante 280 días y le hizo perderse 45 partidos con su club y nueve con España, incluido el Mundial de Qatar.
Unos días atrás, Jim Walmsley, estrella de las carreras por montaña, algo así como el Kilian Jornet estadounidense, miraba al lado mientras disputaba la UTMB, la prueba más importante del mundo, y alucinaba: «¿Qué haces tú por aquí?». A mitad del recorrido alrededor del Montblanc, completados unos 80 de los 176 kilómetros totales, se encontraba en el grupo de cabeza junto a él al francés Vincent Bouillard, con el que Walmsley llevaba años trabajando.
Para el diseño de las mejores zapatillas de Hoka, el corredor yankee, imagen de la marca, había dado su opinión sobre varios modelos a los ingenieros y entre ellos estaba Bouillard. Pero en plena carrera, éste no quería ayudar a Walmsley con el calzado, estudiar sus pisadas para próximos prototipos, tampoco animarle: Bouillard realmente quería ganarle. Y lo hizo. Pese a su empleo a jornada completa como diseñador de zapatillas en Hoka, el francés triunfó en la meca del trail running para sorpresa de todos, especialmente de los atletas profesionales patrocinados por la empresa.
«Quizá para ellos era raro, sí, pero yo no pensaba mucho en ello. En una carrera de ultra distancia, que dura unas 20 horas, te debes centrar mucho en ti mismo y en la gestión de tu propio esfuerzo. En los primeros kilómetros recuerdo que estaba feliz como un niño, disfrutando de poder correr con los mejores y hablando con ellos. Muchos de los corredores de Hoka, como Jim, son amigos míos y yo pensaba: 'Wow, soy capaz de correr junto a ellos'. Pero a medida que fue pasando la prueba me concentré mucho en mantener el ritmo y en hacer las cosas bien», explica Bouillard a EL MUNDO.
Probador del calzado que diseña
Con su triunfo cogió el relevo de dos leyendas francesas como François D'Haene y Xavier Thevenard y se quedó a unos minutos del récord de la prueba del propio Walmsley. Sólo le perjudicó un control de material algo accidentado en uno de los últimos avituallamientos y una pequeña caída al final del descenso de La Flégère, a la entrada de Chamonix. «Me hice un poco de daño, pero ya me quedaba muy poco. En ese momento lo más importante era disfrutar de la entrada a meta», comenta el corredor y diseñador de zapatillas o diseñador de zapatillas y corredor. Más o menos una cosa llevó a la otra.
De Annecy, mediofondista desde la infancia, mientras estudiaba Ingeniería en la Universidad de Lyon llegó a competir en los 800 metros de algunos meetings franceses, pero cuando se graduó dejó de soñar en un futuro como profesional. El tartán estaba olvidado; trabaja investigando sobre polímeros. Pero para mantenerse en forma empezó a correr por la montaña, consiguió una beca para trabajar en Hoka, una cosa llevó a la otra y encontró su sitio, su equilibrio, su vida.
Entrenar a cualquier hora
En su trabajo estudia nuevos materiales para la marca, siempre en contacto con los corredores profesionales, y en su tiempo libre prueba por los caminos los prototipos que diseña. Entre 2017 y 2022, sumó algunas victorias en carreras pequeñas y poco conocidas en Francia y el año pasado empezó a sonar el mundillo al ganar la Kodiak Ultra, una prueba modesta de 100 millas en Estados Unidos. Pero nadie esperaba que fuera a ganar la UTMB, una especie de Mundial de la especialidad. La retirada de muchos de los favoritos, entre ellos el mismo Walmsley o el español Pau Capell, y la maestría de Bouillard llevaron a la campanada.
«Muchos se sorprenden porque he ganado pese a tener un trabajo a jornada completa, pero sólo ha sido una carrera. Tengo mucho respeto por los corredores profesionales porque tienen que rendir mucho más, durante muchos años. Yo simplemente disfruto mucho de correr por la montaña y supongo que ése es el secreto. Saco tiempo para entrenar de dónde puedo, por la mañana, por la tarde y por la noche y, de momento, no tengo hijos así que no tengo muchas obligaciones familiares», resume Bouillard que ahora no quiere cambiar de vida.
Las marcas deportivas ansían fichar a nuevos talentos y Hoka lo tiene fácil, puede ofrecerle un contrato de corredor sin salir de la empresa, pero el francés quiere seguir trabajando como diseñador de zapatillas. «Hablaré con la marca y es posible que redefinamos mi posición, pero yo disfruto de mi trabajo, no quiero dejarlo», finaliza.
La Fiscalía defendió este miércoles ante el Tribunal Supremo la ratificación de la condena por delito de prevaricación al presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Rafael Louzán, cuando estaba al frente de la Diputación Provincial de Pontevedra con el Partido Popular, lo que mantendría el castigo de inhabilitación para el desempeño de un cargo público.
El fiscal Javier Huete sostuvo esta postura en la vista pública celebrada por la Sala Segunda de lo Penal del tribunal encargado de estudiar el recurso de casación que Louzán interpuso contra la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Pontevedra en mayo de 2022, que corroboró la pena por prevaricación emitida a su vez por un juzgado de primera instancia, aunque rebajó de ocho a siete los años de inhabilitación y excluyó el delito de fraude.
La condena viene a cuenta de las irregularidades atribuidas a Louzán y a otras tres personas al otorgar 86.311 euros a una constructora por un sobrecoste en las obras del campo de fútbol de la localidad de Moraña en 2011.
"Implica prevaricación", dice el fiscal
Según el fiscal, "todo el expediente que se genera para autorizar ese pago es prevaricador" y el entonces presidente de la Diputación de Pontevedra y los otros condenados urdieron "un plan alternativo, fuera de control y fuera de la normativa".
El convenio suscrito por la Diputación estipulaba una subvención discrecional de su presidente de 999.561 euros para la ejecución de las obras. Dos años después, la empresa adjudicataria, que había realizado trabajos no contemplados en el proyecto, presentó una certificación con el sobrecoste, que se financió, según el fiscal, a través de un procedimiento administrativo "ficticio" que infringió la ley.
"Buscan e idean un sistema de común acuerdo alternativo al margen del procedimiento para llevar a cabo su estricta voluntad (...) Los que intervienen, sin su colaboración no hubiera sido posible el pago de esas cantidades. Eso implica prevaricación", concluyó el representante del Ministerio Fiscal.
Mónika Godoy, abogada de Louzán, alegó que tanto la legislación de subvenciones como de contratación pública "permitía al presidente de la Diputación hacer el abono por la cuantía pagada" por "una nueva subvención o la aplicación de un contrato directo".
La letrada admitió que "los hechos probados no se atacan", pero sí la interpretación de la conducta, "que no puede integrar el delito de prevaricación".
Louzán podría seguir
La vista pública del recurso de casación se prolongó durante algo menos de media hora y en ella no estuvo presente Louzán al no ser obligatoria su asistencia. A partir de los argumentos de las defensas y de la Fiscalía, el tribunal debe dictar sentencia, sin fecha prevista, aunque la previsión es que sea en corto plazo de tiempo.
El tribunal está presidido por Julián Sánchez Melgar, quien fue fiscal general del Estado en la última etapa del Gobierno de Mariano Rajoy, y el ponente de la resolución es Pablo Llarena, quien fue el juez instructor de la causa del 'procés' contra los líderes independentistas catalanes.
La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, aseguró la semana pasada que si el Supremo ratifica la condena por prevaricación a Louzán, deberá dejar la presidencia de la RFEF, a la que accedió el pasado 16 de diciembre, y se convocarían nuevas elecciones.
Louzán, en cambio, interpreta que aunque no prosperara su recurso, hay margen legal que sustentaría su continuidad en el cargo.