En el último Campeonato de España hubo tres mujeres entre las 20 primeras, con Sara Khadem luchando por la victoria absoluta
En España, todos los campeonatos de ajedrez son mixtos, al contrario de lo que ocurre en casi todo el mundo. Luego, se establece una clasificación absoluta y otra femenina. La Federación Internacional (FIDE) parece interesada en seguir ese camino, como ha reconocido a EL MUNDO su presidente, Arkady Dvorkovich, pero lo recorre con prudencia. Un buen ejemplo son los Mundiales de Veteranos que se celebran estos días en Italia, donde hombres y mujeres compiten por separado. Puede ser casualidad, pero la vía española, imperfecta y criticada, ha propiciado las primeras sorpresas.
El pasado fin de semana terminó en Marbella el Campeonato de España en el que Sara Khadem, famosa porque huyó de Irán al negarse a utilizar el velo, peleó casi todo el torneo en las primeras mesas. Acabó en la décima plaza, empatada a puntos con el sexto clasificado, con una sola derrota en nueve partidas. Con la misma puntuación y undécima terminó Marta García, campeona en 2022. No menos destacable fue la actuación de Sabrina Vega, quien solo hizo medio punto menos y derrotó al gran maestro Maksim Chigaev. Fue vigésima de 96 participantes.
Las tres (y alguna más, como Eihartze Buiza) jugaron sin complejos contra muchos de los mejores ajedrecistas de España, que ya no ven como un chollo que les toque enfrentarse a una mujer. Tampoco es la primera vez que una jugadora brilla en el torneo. Olga Alexandrova fue tercera hace unos años -no ganó por exceso de honradez- y la joven María Eizaguerri ha triunfado en varios campeonatos de España en categorías inferiores, no solo en las infantiles. En 2021 se impuso en el nacional sub 18 mixto.
Hay más ejemplos y más recientes: hace unas semanas, Tatiana Grabuzova ganó el oro femenino y terminó cuarta en la clasificación absoluta, empatada a puntos con José Candela (bronce). La jugadora nacida en Moscú cree que una de las diferencias más determinantes entre hombres y mujeres es la energía y el físico, algo que a partir de los cincuenta se atenúa, por lo que en los torneos de veteranos no se siente en desventaja.
Por qué hay diferencia
Ni siquiera ese factor está aceptado de forma universal, como los aspectos sociológicos y culturales. El maestro internacional y entrenador David Martínez, que lleva desde abril trabajando con Sara Khadem, asegura que él no ve ninguna desventaja en el físico. Lo dice con conocimiento, porque ahora es entrenador del equipo español masculino, pero lo ha sido durante años del femenino. «Las mujeres con las que he trabajado tienen fuerza de sobra y están preparadísimas para aguantar una partida de cuatro horas», sostiene. «Aparte, si esa fuera una razón, jugarían mucho mejor las partidas rápidas y eso no ocurre».
Divis, como es conocido en el mundillo, apunta otro factor, que está dejando de ser tabú: «Los casos de acoso sexual, especialmente por redes sociales, no son ni mucho menos una excepción. Todas las jugadoras con las que tengo confianza me han contado episodios muy desagradables. Es algo repugnante, mucho más de lo que se pueda pensar desde fuera. Estoy seguro de que en el mundo hay un millón de acosadores y de que alguno es gran maestro de ajedrez».
Susan Polgar, ex campeona del mundo, también defiende que esto causa numerosos abandonos entre las chicas. No es casualidad que hace unos días naciera la fundación Women in Chess, cuyo principal objetivo es «crear un entorno mas inclusivo y seguro para las mujeres en las competiciones de ajedrez».
Posible reina española
David Martínez cambia de tercio y destaca también la capacidad para competir y el futuro extraordinario que tiene Sara Khadem. «Puede luchar por el número uno mundial femenino. Tiene muchísimo margen para subir 100 puntos Elo y, quitando a Hou Yifan, que apenas juega, y a Judit Polgar, que está retirada, con eso bastaría. Sara no tiene por qué sentirse inferior a nadie. No me conformo con que llegue al top 10 mundial».
Divis también está muy contento por el Campeonato de España que han jugado sus chicas, con las que ha estado en la selección muchos años: «Me he llevado una alegría muy grande. Fue genial verlas. Ha sido un campeonato de España con un nivel femenino altísimo».
¿La fórmula de no separar a hombres y mujeres es la correcta entonces? «Tiene un defecto: la clasificación femenina es un poco más… turbia, porque se decide en partidas contra personas que no tienen nada que ver. La ventaja es que así ellas juegan el absoluto y da gusto ver que se enfrentan contra grandes maestros y lo hacen bien».
«No sabría decir si con esto se estrecha el abismo entre hombres y mujeres, pero sí sé que a Sabrina, Marta y Sara les viene mucho mejor jugar este torneo que un campeonato femenino. La fórmula no es justa al cien por cien», concluye Martínez, aunque justo este año Sara jugó contra Marta y ganó, por lo que ha habido menos polémica. «Quizá habría que pensar otra fórmula, pero no se me ocurre ninguna perfecta. Un femenino por separado sería más justo para todas… y también una mierda».
El entrenador termina recordando una frase de Sabrina Vega: «El ajedrez es uno y no tiene apellido. No es ajedrez femenino. Es ajedrez y, como mucho, hay una categoría femenina. Tengo clarísimo que el campeonato tiene que ser mixto. Es un invento fantástico».