Otra historia
Después de 20 años capturando a los mejores en la roca, Ondra, los hermanos Pou, Schubert o Ginés, comenta: “Hay que saber escalar y tiene sus riesgos, por eso no lo hace mucha gente”
El escalador Patxi Usobiaga asciende por una pared y en su mirada se nota que lleva meses intentando ascender esa vía y sus pies le sujetan aunque apenas tocan la roca y sus brazos subrayan el esfuerzo y en los dedos de la mano derecha, justo en los dedos, en pleno agarre, cae un rayo de sol que aligera tantísima tensión. Es una imagen de Javi Pérez López-Triviño, apodado Javi Pec, uno de los pocos fotógrafos especializados en escalada que hay en el mundo.
“Tengo un recuerdo especial de esa foto a Patxi en Oliana, cerca de Lleida, uno de los mejores sitios para escalar en España. Cuando empezó a probar esa vía ya había sido campeón del mundo, justo se lesionó en ese momento y luego, al volver a escalar, se obsesionó con completarla, estaba loco, o la hacía o le daba algo. Necesitaba cerrar el círculo. Estuvimos yendo meses y meses hasta que hizo la vía y la verdad es que me quedó una foto muy chula”, recuerda Pec en charla con EL MUNDO sobre un oficio tan especializado, tan especializado, que casi no tiene competencia. De Adam Ondra a Alberto Ginés, de Chris Sharma a los hermanos Pou, de Jakob Schubert a Jorge Díaz-Rullo, los mejores escaladores han pasado, pasan y pasarán por su objetivo. “Si cuento los que vivimos de esto no creo que llegue a diez en todo el mundo”, admite.
- ¿Cómo se fotografía a alguien que está a muchos metros de altura en una pared imposible?
- Colgándote tú también. Alguna vez se pueden hacer fotos desde el suelo o desde algún saliente cercano, pero lo normal es subir por una vía cercana, una vía lateral, más sencilla y allí colgarte de una cuerda para subir y bajar. Hay que saber escalar y tiene sus riesgos, por eso no lo hace mucha gente.
Cuenta Pec que asciende con una mochila de entre ocho y 10 kilos en la que lleva su cámara Canon y tres objetivos, entre ellos un zoom largo y un gran angular, y que ha sufrido algún que otro accidente. “Una vez se me cayó un objetivo, pero por suerte era uno barato. Al final si estás en el suelo y se te cae un objetivo se estropea igual. En mi caso queda hecho añicos, porque cae desde varios metros de altura, pero el problema es el mismo”, revela el fotógrafo que lleva una bandolera para tener sus herramientas a mano en las alturas y que asegura que nunca ha temido por su vida, si acaso ha tenido que reforzar alguna cuerda casi pelada por sus continuos movimientos entre disparos.
“Me tengo que mantener en forma, pero me gusta mucho la escalada y tengo amigos de más de 60 años que siguen escalando. Creo que me puedo jubilar haciendo esto”, comenta Pec, de 46 años, que empezó vendiendo sus instantáneas a las revistas de escalada y ahora trabaja sobre todo de las marcas que patrocinan a los escaladores y de los eventos y las competiciones que se organizan por todo el planeta.
- ¿Cómo llega uno a especializarse tanto?
- Yo estudié Historia y trabajé de arqueólogo hasta 2010, cuando me hice autónomo. De joven escalaba en Toledo, de donde soy, y empecé a hacer fotos a amigos míos que también escalaban y que se estaban haciendo un nombre. Esas fotos llegaron a las revistas y las marcas y se me fue de las manos. Por ejemplo, Patxi [Usubiaga] me llamó para ir con él a un meeting de La Sportiva y allí conocí a Adam Ondra, uno de los mejores del mundo actualmente, a través de Adam conocí a Chris Sharma y así una rueda.
Pec, adaptado ya al vídeo y a la inmediatez de las redes sociales, más trabajando con famosos como Ondra, que tiene un millón de seguidores en Instagram, todavía tiene que hacer pedagogía entre los escaladores, unos deportistas especiales que se entregan a su conexión con la roca antes que a las obligaciones de su oficio. “Ha pasado siempre, sobre todo con los jóvenes. El escalador quiere escalar, no quiere perder el tiempo haciéndose fotos, pero las marcas les pagan por ello. Muchas veces, por ejemplo, quieren escalar sin camiseta y tengo que pedirles que se la pongan porque ese logo saldrá en un anuncio y de ahí vendrá su nómina. Pese a que cada vez hay más competición, la parte romántica de la escalada siempre está ahí”, resume Pérez, que también hace fotos en rocódromos, muchas fotos en rocódromos, cada vez más, aunque reconoce que no hay nada como el monte.
“La roca pincha, duele, te hace heridas, pero hacer fotos en ella te engancha”, finaliza Pec, uno de los pocos fotógrafos especializados en escalada del mundo.