Baloncesto
Los blancos, pese a que sólo se reforzaron con el base, impresionan en el arranque, con 96 puntos de promedio en ACB y 28 asistencias del argentino en los tres últimos partidos.
«No nos debe confundir nuestra buena dinámica» avisa cada vez que tiene ocasión Chus Mateo, consciente de que no siempre los primeros pasos marcan el camino, aunque, cómo negar la evidencia. Transcurrido un mes de temporada, no hay nadie como su Real Madrid en toda Europa. Aunque los titulares del mercado veraniego los acapararan otros.
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Del Real Madrid que, exhausto, acabó cediendo en la final de la Liga Endesa ante el Barcelona al que había desplumado en la Final Four de Kaunas para después alzar la Euroliga, salieron cuatro piezas que habían sido más o menos importantes en el pasado reciente. Nigel Williams-Goss, Adam Hanga, Anthony Randolph y Petr Cornelie hicieron las maletas y a cambio sólo regresó Facundo Campazzo. Y, sin embargo, el amanecer blanco está resultando arrollador: son nueve victorias de carrerilla, un título (la Supercopa ACB en Murcia), dos triunfos ante el Barça y, como guinda a sumar, la remontada NBA ante los Mavericks de Luka Doncic. El curso pasado, el del debut de Mateo, había comenzado con bastantes más dudas. En las tres primeras jornadas de Euroliga había caído ya en dos partidos y en las siete primeras de ACB, en otros dos.
No sólo eso. A pesar de que, aparentemente, la plantilla es más escuálida, el ritmo de juego de los de Chus Mateo es especialmente frenético, a ritmo de récord. En los últimos tres partidos ha superado los 100 puntos. 127 a Dallas con tiempo y reglas NBA, nada menos que 103 en la exhibición en Estambul ante el Anadolu Efes en Euroliga y 106 este domingo al UCAM Murcia, incluyendo un demoledor tercer cuarto con 39 puntos. En Liga Endesa, donde sólo el Real Madrid queda invicto, ya le hicieron 101 al Zaragoza en la primera jornada y 93 en Girona y 94 en Manresa: promedia 96 (el segundo, el Unicaja, no llega a 90). «Somos un equipo que corre y jugamos muchas posesiones. Es arriesgado, porque podemos perder más balones», reconoce el técnico que, de nuevo, baja el suflé: «No podemos pensar que estamos haciendo algo extraordinario».
Las claves de un arranque a confirmar -el calendario no perdona; esta semana doble duelo Euroliga y el próximo jueves 26 el tercer clásico del curso, de nuevo en el Palacio-, tienen que ver con la continuidad del proyecto. Mientras otros experimentan y adaptan los refuerzos, los blancos prolongan todo lo que vienen haciendo durante años, incluso antes de la llegada de Chus Mateo como primer entrenador en sustitución (polémica) de Pablo Laso. Los resultados y el juego también tienen que ver con la valentía de dar paso a los canteranos, pues ante las bajas de Gaby Deck y, sobre todo, de Edy Tavares, irrumpió un chico de 16 años (Ismaila Diagne) sin complejos. La idea es que él, Eli Ndiaye y Hugo González vayan teniendo el protagonismo que se ganen.
Pero, si realmente hay una explicación al buen paso blanco, se encuentra en la capacidad y el hambre con el que ha regresado al Madrid Campazzo. Ni un día de readaptación necesitó. El base argentino, que no pudo triunfar en su aventura NBA y que antes de volver a vestir de blanco tuvo un paso por el Estrella Roja el curso pasado, ha sido como una inyección de ímpetu al equipo. Desde su temprano MVP en la Supercopa a los tres partidos de la semana pasada, 49 puntos y 28 asistencias (en ACB promedia 7,4 pases de canasta) en los triunfos ante Mavericks, Efes y Murcia.
El Facu implica a sus compañeros y conecta especialmente con los interiores, Vincent Poirier y el ya recuperado Tavares. Gerschon Yabusele brilló ante Mavericks (18 puntos) y fue el MVP de la jornada Euroliga tras su dominio en Estambul (22 puntos y 39 de valoración). También fue nombrado mejor jugador de septiembre en la Liga Endesa Dzanan Musa. Hasta Fabien Causeur, siempre a la sombra, parece entonado.
El Zalgiris hoy (20.45 horas, Movistar) y el Armani Milan de Niko Mirotic el jueves, ambos en el WiZink, pondrán a prueba la racha del Madrid. «Nos da confianza en lo que haces y en cómo juegas. Las dinámicas siempre son buenas y hay que aprovecharlas. Insisto siempre en lo mismo, las temporadas son difíciles, largas y duras y la capacidad de un equipo se ve en momentos complicados», advierte Mateo.
