LaLiga Santander
Athletic 0 Atlético 1
Un gol de Griezmann detiene al Athletic e impulsa a los de Simeone, que acumulan tres triunfos consecutivos en Liga. Brillaron Morata y Reinildo.
En mitad de la tormenta Joao Félix y de la sequía ante el Brujas que le ha dejado tiritando en Champions, el Atlético se ha repuesto al escozor de la derrota en el derbi con tres victorias revitalizadoras en Liga. A la espera del Clásico, en San Mamés se sacudió todos sus males. Recobró su identidad, un triunfo de quilates y solidez ante un Athletic que acudía al alza. [0-1: Narración y estadísticas]
Se podría hablar de nombres propios, de la celestial exhibición defensiva de Reinildo -secó a Nico Williams y en el tramo final salvó hasta tres goles-, de la omnipresencia y el equilibrio de Kondogbia y del colmillo de Álvaro Morata, en una de sus mejores noches desde que viste de rojiblanco. Se podría escribir del gol 100 con el Atlético de Griezmann o del paradón final de un Grbic que tuvo que sustituir al lesionado Oblak, pero la nueva victoria de Simeone sobre Ernesto Valverde fue la de un equipo que no se rompe pese a las marejadas y el ruido que le azotan.
Que se crece en escenario fieros, como el Pizjuán o San Mamés. Que se levanta a palos morales como el del Brujas. Que responde cuando toca sufrir, porque el Athletic, pese a no encontrar demasiadas vías por las que herir ofensivamente, apretó hasta el final, en esa agonía de 10 minutos de añadido en la que cada balón colgado era un infarto.
Gol anulado
Tras los 90 minutos de acoso sin premio y con desilusión del miércoles en Champions, el Atlético se encontró con un panorama completamente opuesto. Un rival que le empujaba, que insistía subido a su ola de buenos resultados en este comienzo de proyecto 3.0 de Valverde y al son del rugir de San Mamés. Pero en ese ímpetu contrario, pese a que Iñaki Williams no inauguró de milagro el marcador con un cabezazo completamente sólo en el corazón del área -iba a ser la única ocasión clara local hasta los minutos finales-, el equipo del Cholo se encontró indudablemente más cómodo.
En dos zarpazos a la contra le bajó los humos al Athletic e hizo suya la noche. Es más, en un pase largo de Molina, Morata firmó un golazo de ese delantero voraz que es a veces. Le ganó la pugna a Yeray, se plantó ante Unai Simón y no dudó, con un fantástico recorte y definiendo con la izquierda. Sólo el VAR lo arruinó después, pues el ligero e involuntario contacto de Morata fue interpretado como falta.
Teniendo en cuenta la falta de contundencia colchonera que le puede costar la Champions, el mazazo no repercutió en su concentración. El resto de la primera parte, de ritmo altísimo, fue un querer y no poder local, sin mayores apuros para Oblak. Cada balón era una pelea durísima, pero sin rasguños en las áreas. El rey era Kondogbia.
Lesión de Oblak
A la vuelta, se tardó más en poner una brida en la portería que en llegar el gol del Atlético. Morata, eléctrico toda la noche, firmó otra acción magistral, chocando con el central, ganando la acción a Íñigo Martínez y poniendo un pase atrás de gol perfecto a Griezmann. Con la derecha, con la calma de los maestros, volvió a torturar el francés al Athletic, su gol número 13 a los de Bilbao, su rival preferido.
Ya con todo en contra tampoco logró el equipo del Txingurri revelarse. Se encontraba con un muro enfrente y solo los cambios y el apretón de orgullo final pudieron llevarle al empate. Con Oblak camino de vestuarios por un golpe en el hombro, el suplente Grbic se vistió de héroe con una estirada al remate de Íñigo Martínez. Antes también había vuelto a jugar Joao, quien tras la polémica poco pudo aportar, pues se tiró cojeando los 20 minutos que estuvo sobre el césped. Y aún habría otro hueco para la polémica cuando el nefasto Figueroa Vázquez (siete amarillas, todas visitantes) señaló con ganas un penalti, luego rectificado por el VAR, por manos de Reinildo cuando claramente el balón le golpeó en el rostro.