Simeone, como buen argentino, habla florido, pero el fútbol de su equipo no se presta a preliminares. El Atlético de Madrid no corteja a los rivales, les entra directo, como si ambos hubieran hecho match en Tinder. Si se puede marcar sin amasar la pelota, mejor. Dos zarpazos, dos goles. No es que desprecie la posesión, no se equivoquen, es que la valora como algo cualitativo no cuantitativo. Y no hay mejor representación de eso que Lino.
El brasileño, con algunos titubeos en pretemporada, se ha asentado en el once del Cholo por méritos propios. Es un búfalo en defensa y en ataque pero, cuando frena, tiene buen pie y eso es un tesoro que casi aprovecha Griezmann en los primeros compases del partido en el Sadar, como hiciera Morata en el derbi del pasado domingo.
Lo haría poco después, tras un centro del brasileño que no llegaba a rematar Morata. El francés recogía un rechace de Aitor, que está horrible en la jugada, y remataba, casi sin ángulo y en semifallo al fondo de la red. Lo dicho, ni un ramo de flores.
El francés está de dulce. De hecho, se sitúa en el top 5 de jugadores en Europa que participa en más goles para su equipo. El que volvía por sus fueros era Morata. Los de los fallos y los fueras de juego, y su versión se alejaba mucho de la mostrada ante el Real Madrid el domingo.
No así Saúl, al que Simeone alabó en la previa, y con razón. El canterano se ha olvidado las ínfulas de estrella que le llevaron a Londres para retornar a casa con la «humildad» que destacaba el técnico argentino. Eso y el trabajo le han llevado a ser imprescindible en un centro del campo rojiblanco plagado de bajas.
Pese a todo, y pese a las críticas de supuestos expertos e incluso de colegas, el Cholo sí que aprecia las variantes que usan otros compañeros, mejor considerados por este gremio y más rimbombantes en su juego. Hermoso, como Stones en el Manchester City, se sitúa en ataque como doble pivote junto a Koke para ayudar a sacar el balón. Y eso, ayuda mucho a un centro del campo poco poblado si tenemos en cuenta que sólo lo ocupan tres centrocampistas naturales. Si además salva varias de Osasuna con cortes providenciales en defensa. De 10.
La escuela de Simeone
Otro de la escuela de Simeone es Arrasate. El entrenador de Osasuna, que afronta su sexta temporada en el banquillo rojillo, no ha conseguido dar con la tecla este año. El equipo tiene personalidad y arrojo, pero le falta acierto. Tuvieron dos en la primera parte, ambas con juego directo.
La primera habían sido tres pases hasta que el balón le llegaba a Budimir que, cuando veía a Oblak se le hacía de noche. La segunda sería una jugada individual de Mojica cuyo obús al palo corto casi desmonta la portería. Más allá de esas dos, destacar al Chimy quien, como siempre, abrigaba malas intenciones pero no disponía de acompañamiento para atracar la portería rojiblanca.
No obstante, suyo sería el fallo que hubiera podido dar el empate a Osasuna tras una gran jugada colectiva. El argentino, solo y sin oposición en el área atlética, remató fuera por perfilar mal el cuerpo ante el pase atrás de Areso. Recién comenzaba la segunda parte. Hubiera sido un buen golpe psicológico. Y si no que le pregunten al Madrid. Dos goles en los primeros cinco minutos de cada parte. Una losa.
Matar o morir
Pese al fallo, Osasuna decidió salir a pecho descubierto los últimos 45 minutos del choque. Asedieron la portería de Oblak sin que el conjunto del Cholo pudiera traspasar la línea del medio con la pelota en los pies. El técnico argentino decidió sacar a Azpilicueta por Molina para apuntalar la trinchera frente al portero.
El esloveno, quizás aturdido aún por el golpe que se dio con Budimir, estuvo a punto de liar un sainete al perder un balón fuera de su sitio que tuvo que salvar Hermoso in extremis. Luego se redimiría con un remate seco de Torró. El Atlético le necesitaba al 100% porque el acoso de Osasuna fue creciendo con los minutos.
Polémica
Tanto que se pegó un buen susto en el 75 tras un córner al corazón del área que remataría David García sin oposición. Munuera veía una falta en ataque, cuanto menos extraña, y anulaba el gol para frustración de Arrasate que terminaría expulsado.
Encima el Atlético, cinco minutos después, culminaba un contragolpe entre los dos jugadores que luchan por suplir a Carrasco. Pase de Lino y gol de Riquelme. El Atlético te invita a salir, pero cuando tiene lo que quiere, te manda para casa con la ropa en una bolsa. Ya de postre, varias caricias entre Morata y Chimy que les valieron a ambos una cartulina roja, pero eso ya es otra historia.
El Atlético consigue así su undécima victoria seguida en Liga ante Osasuna. Una racha impresionante que le acerca a las primeras posiciones tras sus seis puntos seguidos.