Fútbol femenino
La UEFA anunció la réplica del torneo masculino en 2022, pero sus consecuencias son distintas
Un torneo que no llega en el mejor momento y que tiene mucha más trascendencia de la que aparenta. A España la Nations League, una competición UEFA de estreno, se le ha atravesado en el camino cuando aún hay más rescoldos de la implosión que generó el beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso que del propio campeonato del Mundo. España estrenará la estrella en el pecho con nueva seleccionadora, cambio de presidente federativo y tras un ejercicio de reivindicación de las jugadoras que derivó en la firma de un pacto, con la medicación del CSD, que garantiza cambios. Ha caído Rubiales, Jorge Vilda y hasta Andreu Camps, pero ahora toca que el balón ruede.
Para saber más
España necesita aparcar todo lo que no sea fútbol para ofrecer una versión similar a la que le llevó a ser campeona mundial. Es la única vía para estar en los Juegos Olímpicos de París y allanar el camino de clasificación a la Eurocopa 2025 que se celebrará en Suiza.
La UEFA decidió hace un año que las tres plazas europeas para la disputa olímpica no se obtendrían vía Mundial, sino que estarían ligadas a este nuevo torneo, réplica del masculino pero más trascendente. Con Francia como anfitriona, sólo las dos selecciones finalistas podrán disputar los juegos.
La competición se divide en tres ligas según el coeficiente obtenido durante la clasificación para el Mundial, en el que España acabó quinta del ranking. Los 16 mejores equipos del continente se encuadran en la Liga A, la que dará acceso a la fase final de la competición y a luchar por la plaza olímpica. Como en el caso del torneo masculino, hay cuatro grupos en los que se distribuyen. España está en el A4 junto a Suecia, Italia y Suiza. En el A1 se medirán Inglaterra, Países Bajos, Bélgica y Escocia; en el A2 Francia, Noruega, Austria y Portugal; y en el A3 Alemania, Dinamarca, Islandia y Gales.
Estas liguillas se disputarán en cuatro ventanas que arrancaron ayer y acabarán en una última jornada unificada el 5 de diciembre. Sólo el primer clasificado de cada grupo podrá disputar el playoff por el título y el billete para París, que se decidirá entre el 21 y el 28 de febrero en sede única aún no definida.
La dificultad para España es importante. El cambio de criterio de la UEFA, que antes premiaba a las campeonas del Mundo, ha perjudicado al equipo de Montse Tomé. Necesita deshacerse de Suecia, con quien ya se cruzó en el Mundial, y debe empezar a hacerlo este viernes en el estadio Ullevi de Gotemburgo sin haber tenido casi tiempo de pensar en fútbol. Después llegará el martes el duelo ante Suiza en Córdoba. El próximo mes le esperan dos desplazamientos: a Salerno para enfrentarse a Italia el 27 de octubre y a Zúrich para medirse a las helvéticas cuatro días después.
Plaza directa
La selección necesita ser primera en su grupo y meterse en la final del torneo para ser olímpica, algo que los chicos consiguieron siendo subcampeones de Europa Sub 20 el pasado mes de junio. Valdría también el tercer puesto si Francia, que tiene plaza directa como país anfitrión, fuera finalista. Esperar cualquier carambola es jugar con fuego y España no se lo puede permitir.
A la posibilidad de ser olímpicas se une que las ocho mejores selecciones, es decir las dos primeras cada grupo de la Liga A, tendrán plaza directa para la Eurocopa y se evitarían tener que jugar una clasificación previa que arrancaría en la primavera de 2024 y concluiría en otoño.
España iba a vivir este torneo con la bendita presión de lucirse como campeona, pero en este momento supone una presión extra que las internacionales, todavía en medio de una tormenta, tendrán que gestionar. De hecho, parece que ese puede ser su mayor reto.