Vuelta a España
20ª etapa
El líder llega de la mano con Vingegaard y Roglic para felicidad completa del Jumbo, que cerrará el curso con victoria en las tres grandes rondas.
Wout Poels, Sepp Kuss y Juan Ayuso. Esos fueron los hombres del día. Coexistían tres carreras en una sola: la concerniente al triunfo de etapa, la referida a la general definitiva y la que incumbía al terceto de españoles, inmediatamente posterior al del Jumbo.
Eso de ser el primer español en la carrera más importante de España no es asunto baladí de cara al aficionado y al interés deportivo de la propia prueba entre nosotros. Por otro lado, a la Vuelta también le conviene, por razones publicitarias y comerciales, económicas, en suma, que los españoles descuellen lo máximo posible. En esta edición su protagonismo ha sido de orden secundario, pero no desprovisto en absoluto de interés. Desde el desfallecimiento de Evenepoel, la carrera se convirtió en una cuestión de bloques: el Jumbo y los españoles. El Jumbo, al copo. Los españoles, a la greña.
Poels, pues, ganó la etapa y Kuss está a un día de ganar oficialmente la Vuelta, aunque ya la ganó el jueves en la Cruz de Linares. El equipo había decidido que su hombre fuese el estadounidense. Los amarillos estaban en posición sin oposición de elegir el orden de las fichas. Parece justo que Kuss fuese la primera. Ayudó a Vingegaard a llevarse el Tour, y a Roglic a ganar el Giro. Ahora ellos lo han ayudado a hacerse con la Vuelta. Ya tiene mérito, por otra parte, que alguien que ha corrido las tres grandes rondas se apunte una de ellas. Los compañeros le han hecho un favor, pero no un regalo. Kuss no ha sido precisamente un comparsa en la carrera.
LA ETAPA MÁS LARGA
Una etapa, la penúltima y serrana, inclasificable. ¿Muy dura? ¿No tanto? Sólo puertos de tercera, sí, pero 10. E infinidad de tachuelas, que podrán ser catalogadas de cuarta. Y 208 kilómetros, la etapa más larga de la Vuelta. Y, además, al final de la tercera semana.
Escaramuzas desde el principio: ataques, contraataques, avances, retrocesos; el pelotón buscando construirse, destruirse, reconstruirse, formarse, deformarse, apiñarse, estirarse… Y, en la primera subida, el Portazgo, fragua a fuego rápido la multitudinaria escapada del día: 31 hombres de distinto pero reconocido pedigrí: Rui Costa, Carthy, Kämna, Martínez, Bardet, Thomas, García Cortina, Poels, Soler, Pelayo, Van Eervelt, etc. Y, atención, de nuevo Evenepoel, esta vez con tres camaradas del Soudal: Cattaneo, Verbaeke y Knox.
La táctica estaba clara y encaminada al triunfo de Remco. Y así pareció ocurrir desde la subida a Robledondo, el sexto puerto de la jornada. Los tres escuderos de Evenepoel, por delante para facilitarle al belga el asalto final. Cuando, después de muchos kilómetros, Knox cedió, Evenepoel no saltó. Tampoco cuando, en los siguientes kilómetros y los restantes puertos, reventó Verbaeke. ¿Por qué tardaba tanto Remco en volar solo?
El precedente del KAS
El que demarró fue Poels, 35 años. Se le unieron Van Eetvelt, Soler y Pelayo Sánchez. Luego, con algo de retraso (¡hummm!), Evenepoel. De nuevo, en el repecho final, unos 400 metros, volvió a arreciar el ventarrón Poels. Evenepoel no reaccionó en el acto. Cuando lo hizo, desesperado, desencadenado, sólo le dio para perder la etapa por unos centímetros. El ramillete de ilustres llegó a una minutada, con los españoles juntos y los del Jumbo cogidos de la mano. El Jumbo, un hecho insólito, se ha llevado esta temporada las tres grandes rondas y, además, la Vuelta con un triplete. Aquí sólo existía el precedente del KAS, en 1966, con Francisco Gabica, Eusebio Vélez y Carlos Echeverría. Eso sí, todos españoles.
Queda una etapa. Pero los periodistas han escrito y dicho: “Carrera vista para sentencia“. No, hombre, no. ¡Sentenciada!