Vuelta a España
El belga sufrió una caída al cruzar la meta y embistió a un auxiliar. Terminó sangrando profusamente por una ceja mientras abrazaba a su gente
Esta vez no hubo (“hubieron”, dirían en Cataluña) ni rotondas, ni medianas, ni lluvia, ni oscuridad, ni tachuelas de los bromistas muchachos del CDR, cuatro de los cuales fueron detenidos cuando planeaban estos días verter aceite en la carretera. Actuación policial definida por Oriol Junqueras como “un atentado contra las libertades fundamentales y los derechos humanos”. En efecto, ninguna libertad más fundamental ni derecho más humano que empapar el asfalto en aceite a ver si se rompen la crisma unos cuantos corredores y denunciar de ese modo la represión española contra ese “pequeño país”.
Por unas cosas u otras, la Vuelta empezó en realidad en la tercera etapa. La primera, la contrarreloj por equipos, era demasiado corta, aunque se dieron pequeñas diferencias y Roglic se cayó, si bien sin daño. La segunda, la de Montjuïc, resultó demasiado accidentada. Así que la carrera se quitó el chubasquero, se puso las gafas de sol y se encaminó a subir hasta Andorra, donde algunas gotas sueltas y despistadas no llegaron realmente a amenazar a los corredores.
La Vuelta, sí, empezó en la tercera etapa. Y la tercera etapa acabó como terminó la Vuelta de 2022: con la victoria de Remco Evenepoel, nuevo líder, además. Una escapada de 11 hombres, con Damiano Caruso, Lennard Kämna y Pierre Latour como nombres más sonoros, cuajó en el kilómetro 45. Nunca cobró más de cinco minutos y fue muriendo a sorbos largos y cortos a medida que se acumulaban los kilómetros y se empinaba la ruta. La subida a Ordino, un puerto de 1ª de nueve kms. de longitud, una pendiente máxima del 10% y una media del 7,7%, a cuyo pie se enrosca Andorra la Vella, castigó un poco a la gente, pero sólo ofició de aperitivo del conflicto entre los favoritos.
Primera etapa de montaña
Era la primera etapa de montaña de la Vuelta y no era cuestión de lanzarse a lo loco, pero tampoco de desperdiciar una ocasión pintiparada para coger unos segunditos de bonificación con un gasto mínimo de fuerzas, al final del segundo puerto, donde rendía viaje la carrera, el de Arinsal. Una cima inédita de 8,3 kms., una pendiente máxima del 13% y una media del 7,7%.
Caruso y Kämna, los mejores de la escapada, fueron los últimos en “morir”, acelerada su neutralización por la ambición de Juan Ayuso, que puso a trabajar a Jay Vine y Marc Soler. En el último medio kilómetro, un pequeño grupo con los hombres más destacados de la carrera iba a jugarse la victoria. Los había “rapiditos”: Evenepoel, Roglic, Vingegaard, el propio Ayuso… Pregunta: ¿Quién vencería? Respuesta: Evenepoel. Con cierta suficiencia.
Como es un personaje fascinante, imprevisible dentro de las certezas profesionales que ofrece, nos “obsequió” con una caída, al cruzar la meta y embestir a una auxiliar. El belga sangraba profusamente por una ceja mientras abrazaba a su gente. No tiene nada, pero dio pie a una gran foto.
Tras él, Jonas Vingegaard, Juan Ayuso, Primoz Roglic, Marc Soler,Enric Mas... La general queda encabeza por Evenepoel. Tras él, Mas a 5″. Lenny Martínez, a 11″. Vingegaard, a 31″. Vlasov, a 33″. Roglic es décimo a 37″. La Vuelta empezó al tercer día. Y todo cambió para que todo siga igual según los pronósticos. Puesto arriba o puesto abajo, los reyes preliminares ocupan los lugares previstos. Todo ha empezado a aclararse, aunque nada se haya aclarado aún. Una hermosa paradoja preside la Vuela a España.
En la cuarta etapa, entre Andorra y Tarragona, con dos puertos de 3ª y un perfil mayoritariamente descendente, descansarán los favoritos y tomarán su lugar en el escenario los actores de reparto.