Adiós a Timoner, seis veces campeón del mundo tras moto y un maestro del espectáculo en la pista

Adiós a Timoner, seis veces campeón del mundo tras moto y un maestro del espectáculo en la pista

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El velocista balear, el primer español en vestirse con el maillot arcoíris, enloquecía al público con sus exhibiciones

Guillermo Timoner, el pionero de los ‘pistars’ españoles.EM

Los viejos campeones, como cualquier otro colectivo, sucumben al peso de la edad. Pueden llegar a ser extremadamente longevos, pero no físicamente inmortales. Pocos días después del fallecimiento, a los 95 años de edad, de Bahamontes, nos ha dejado, a los 97, Guillermo (Guillem) Timoner Obrador. Ambos, en un país de estrecheces, en el que hasta los años 60 no se recuperaron los niveles de renta y riqueza anteriores a la Guerra Civil, alegraron la vida de los españoles, centrados deportivamente en el terceto fútbol, ciclismo y boxeo.

Timoner, a diferencia de Bahamontes, no pasó penurias en su infancia y juventud, y, a los 15 años, mintió para obtener la licencia de corredor, cifrada en una edad mínima de 16. Tenía una bicicleta que le había costado 510 pesetas (3,7 euros), conseguidas a base de cebar un cerdo propiedad de la familia, y proceder a venderlo.

También a diferencia de Bahamontes, en unas características que, en el fondo, los hermana en el contraste, Timoner, mallorquín de Felanitx, parecido físicamente a Miguel Poblet, pequeño, robusto, prematuramente calvo y de muslos hipertrofiados, era un corredor de pista. En sus comienzos la alternó con la ruta. Pero rápidamente se apercibió de que lo suyo, por aptitudes, mentalidad y pragmatismo, era el velódromo.

Contaba con la tradición. Las Baleares han sido siempre cuna y biberón de pistards. Por aquel entonces, Miguel Bover, Pedro José Gomila, José Escalas, Miguel Nicolau, Francisco Tortellá, el propio hermano de Guillermo Timoner, Antonio… (todos los nombres “castellanizados” en la época) Más recientemente, Joan Llaneras, etc.

Timoner se benefició de la existencia en Mallorca de dos velódromos: el de Campos, cerca de Felanitx, y el más importante de Tirador, en Palma. De ellos saltó a España y Europa. Su primer título de campeón, el de Baleares, lo logró en 1941. El primero nacional, en 1945. Debutó internacionalmente en 1954 en el Mundial de Wupertal. Acudió a él sin entrenador. Pero, de inmediato, al año siguiente, llegó a la cima en esa su especialidad favorita: el mediofondo tras moto (también fue varias veces campeón de España de persecución y de velocidad).

Conquistó seis títulos mundiales (los mismos que reinados de Bahamontes en la Montaña del Tour). En 1955 (en el legendario velódromo milanés de Vigorelli), 1959 (Amsterdam), 1960 (Leipzig), 1962 (otra vez Milán), 1964 (París) y 1965 (San Sebastián). También fue dos veces subcampeón, en 1956 y 1958. Naturalmente, fue el primer español que vistió un jersey arcoíris. De los títulos de campeón de España ni hablamos. Pero, bueno, sí, fueron 15. El último en 1984, tras reaparecer (se había retirado en 1971) y antes de retirarse definitivamente.

Corrió los Seis Días Ciclistas de Madrid. Fue segundo en 1963, formando pareja con el especialista argentino Jorge Bátiz, y en 1964 en compañía de Tortellá. En la capital era un auténtico ídolo. Sus exhibiciones, en las distintas reuniones celebradas, electrizaban al público. Su sentido del espectáculo era extraordinario. Fingía desfallecer y se retrasaba ostensiblemente. Un murmullo de decepción y alarma recorría las repletas gradas. Y de súbito, milagrosamente, experimentaba una especie de resurrección. A una orden suya, el motorista, ya advertido de la táctica, aceleraba y él, pedaleando con un pasmoso molinillo, se ponía a 75 por hora e iba dejando atrás, como si estuvieran parados, a los adversarios. La gente enloquecía.

Su conocida tienda de deportes en Felanitx era un museo. Timoner fue mucho más que profeta en su tierra. Una calle y el polideportivo municipal llevan su nombre. En sus últimos años padecía alzheimer. No recordaba su gloria, no sabía quién era, no tenía conciencia de quién fue. Nosotros sí.

kpd