En los Juegos Mundiales Universitarios de Chengdu (China) la brasileña Silva Mourao ha conseguido la medalla de oro en la prueba de 100 metros lisos.
Una carrera que no habría trascendido de no ser por la presencia de Nasro Abukar, la participante somalí que tardó el doble que sus competidoras en alcanzar la meta, ya que, según Mohamed Barre Mohamud, ministro de deportes, “no es ni deportista ni corredora”.
Sin embargo, sí que es la sobrina de Khadijo Aden Dahir, la presidenta de la Federación de Atletismo de Somalia, quien la habría incluido en la prueba falsificando documentos en colaboración con la Asociación Deportiva Universitaria del país, una organización “que ni siquiera existe”.
Ante la situación, el Ministerio de Deportes ha decidido destituir a Dahir por cometer actos de “abuso de poder, nepotismo y difamación del nombre de la nación en el ámbito internacional”.
El vídeo de la competición se ha hecho viral en redes sociales, con muchos usuarios destacándolo como un ejemplo de los niveles de corrupción de Somalia, un país que vive en un estado de guerra y caos desde 1991 cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre.
Allí no había nada. En mitad del bosque, sólo le acompañaban los árboles. Si acaso se movía algún pájaro. Pero Manu Vilaseca veía una fiesta. Realmente pensaba que le esperaba una fiesta. Un avituallamiento iluminado y colmado de comida donde sonaba la música y había barullo.
«Era una alucinación. A mucha gente le parece raro, pero no lo es. Siempre que hago una carrera larga ya sé que a partir de la segunda noche estaré confundida. No me puedo fiar de mis ojos. A veces veo serpientes cuando sólo hay raíces o confundo un árbol con un avituallamiento, una casa o incluso una persona querida que está esperando para abrazarme. Es muy curioso porque de alguna manera sé que es mentira. El cerebro crea esas visiones, pero también te advierte de que son mentira. Al final te acercas, lo tocas y te das cuenta que sólo es un árbol. Aunque es peligroso, por supuesto. Hace tres años un corredor brasileño falleció porque cayó de un precipicio por una alucinación», recuerda Vilaseca que es un referente en la super ultra mega distancia.
MOUNT TO COAST
Sus carreras no son maratones, no acaban a los 100 kilómetros, a las 100 millas, ni tan siquiera terminan a los 200 kilómetros. Sólo compite si tiene por delante entre 300 y 400 kilómetros. Brasileña afincada cerca de Barcelona desde hace una década, el año pasado venció en la Cocodona 250, una prueba estadounidense que cruza media Arizona entre desiertos, montañas y hasta reservas indias. Lo hizo en 78 horas, más de tres días corriendo, y lo hizo tan fresca.
Las siestas de tres minutos
«No recuerdo un mal momento de toda la carrera. De hecho disfruté mucho del último amanecer, me pareció precioso», comenta la corredora de la marca Mount to Coast con una técnica propia para no tener que dormir: los descansos de tres minutos. «Cuando tenía mucho sueño, me estiraba en el suelo, cerraba los ojos, respiraba super hondo y me levantaba para seguir adelante», asegura, aunque el cuerpo luego le pasó la factura. «Después me pasé muchos días con sueño y todo me costaba. Por ejemplo, en el vuelo de vuelta no podía leer o ver una película, estaba como desconectada», rememora.
¿Qué le llevó a acabar corriendo 400 kilómetros?
Tenía la sensación de haberlo corrido todo. Había terminado varias de las carreras de montaña más importantes: la UTMB, la Marathon de Sables, la Everest Race, Lavaredo, Monte Fuji... No encontraba la motivación. Pero vi un documental llamado The long way home sobre la Cocodona 250 y me entusiasmó. Incluso mi pareja, Gerard, que también es corredor de ultradistancia, cuando le dije que quería participar me dijo: «¿Te has vuelto loca?».
¿Cómo entrenar para 400 kilómetros?
De una familia de artistas, Vilaseca apenas hizo deporte de niña en Río, sólo se dedicaba a la equitación, pero a los 25 años, ya graduada de Diseño, se apuntó a un gimnasio y le cambió la vida. Hizo amistad con este y con aquella y acabó participando en varios raids de aventura, competiciones por equipos que incluyen deportes como el ciclismo, el remo, la escalada y, por supuesto, la carrera. En 2015, después de ganar varias pruebas de ultradistancia, acabó décima en la UTMB, el Mundial oficioso de la especialidad, se profesionalizó y se instaló en España. Ahora se ha convertido en el emblema de Mount to Coast, una marca recientemente llegada a Europa, con éxito en Estados Unidos por la alta durabilidad de sus zapatillas.
MOUNT TO COAST
Y es que allí, en Norteamérica, están sus próximos objetivos. «Esto de las carreras de 200 o 250 millas me ha abierto un mundo nuevo. Este año, entre junio y octubre, participaré en tres carreras, la Tahoe 200, la Bigfoot 200 y la Moab 240, que forman la Triple Corona», cuenta la atleta que se dedica a dar clases de fuerza y de yoga en el pueblo de Moià.
De alguna manera ése es su secreto. En lugar de intentar correr las máximas horas posibles, su entrenamiento se basa en estar siempre activa, alternando salidas al trote con sesiones en el gimnasio, series en bicicleta y caminatas larguísimas con sus perros. Todo el día en movimiento; el sofá ni lo toca. «Soy mi propio conejillo de indias. No puedo correr 80 horas cada semana, que es lo que dura una carrera de este tipo, así que me acostumbro a no parar, a exigir al cuerpo un desgaste durante las máximas horas posibles», finaliza.
El Medio Maratón de Valencia vuelve a lucir como el más rápido del mundo en categoría masculina y femenina. El etíope Yomif Kejelcha ha corrido este domingo bajo la lluvia para marcar un tiempo de 57 minutos y 30 segundos, nuevo récord del mundo masculino en una carrera en la que ha mandado desde la salida.
Esta marca es un segundo más rápida que la que logró en 2021 en Lisboa Jacob Kiplimo que, con 57:31 arrebató a Valencia la condición de prueba más rápida en los 21.094 metros. La carrera de Kejelcha ha llevado a la carrera que organiza la SD Correcaminos y patrocina la Fundación Trinidad Alfonso sea la más veloz en categoría masculina y también en la femenina desde que, en 2021, la también etíope Letesenbet Gidey rompiera el crono con una marca de 1:02:52.
Tras Kejelcha cruzaron la meta Daniel Mateiko, que ha hecho un tiempo de 58:17, e Isaia Kipkoech, con 58:21. No fue una carrera fácil porque el ritmo tan alto con que marcaron los favoritos, 2:44 en el primer kilómetro, hizo que las liebres sólo aguantaran cuatro kilómetros y, con el suelo mojado por la lluvia lo complicaba. Sin embargo, los favoritos respondieron y Kejelcha se notó fuerte. Tanto que rompió el grupo en el kilómetro 15 para irse en solitario en busca de la victoria y el récord.
En mujeres, la ganadora ha sido Agnes Ngetich, que ha cruzado la meta con gran crono de 1:03:04 que la convierte en la segunda mejor marca de la historia y la mejor del año. El segundo puesto lo ha ocupado Fotyen Tesfay, con 1:03:21, y el tercero, Lilian Kasait, con 1:03:32.
Ngetich llegaba con opciones de ser nueva plusmarca tras lograr también en Valencia el récord del mundo de los 10 kilómetros, sin embargo, pagó su debut en la distancia y en el tramo final de la carrera se le escapó.
Los récord no se han quedado ahí. Kaoutar Boulaid ha batido el récord de España femenino con un tiempo de 1:08:47, casi un minuto por debajo de la plusmarca anterior que logró también en Valencia Laura Luengo (1:09:41) hace un año. Precisamente, Luengo ha sido la segunda española en cruzar la meta con 1:08:50, también mejorando su tiempo anterior. En tercer lugar ha llegado la debutante Irene Sánchez-Escribano con 1:09:10.
En categoría masculina, Thierry Ndikumwenayo ha sido el primer nacional con un tiempo de 59:42, seguido por Ibrahim Chakir, con 1:01:40, segundo, y Jorge Blanco, con 1:01:45.
La conclusión al éxito de la prueba, pese al mal tiempo, la puso el empresario Juan Roig: "Quien quiera récords del mundo o personales tiene que venir al Medio Maratón o al Maratón de Valencia". Para quien se atreva con el récord del mundo de Maratón, el mecenas de la prueba puso a su disposición, y de su bolsillo, un millón de euros de premio.