“Iban tres o cuatro velocidades por encima de los demás”. Carlos Sastre no se refiere al duelo que están llevando a cabo dos monstruos del ciclismo como Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar en este Tour de Francia, que podría, aunque haya quedado sentenciado tras la pájara del esloveno en Courchevel. El exciclista madrileño habla de memoria para EL MUNDO de aquella ronda gala de 2007, donde un 22 de julio hace justo 16 años, despegó un tal Alberto Contador.
“Él ya era conocido, no en vano venía de ganar la París Niza, pero en los Alpes ya se vio que podía ser uno de los grandes“, explica al otro lado de la línea telefónica Michael Rasmussen, exciclista y comentarista de la televisión danesa y, en aquel Tour, el gran rival de Contador para llevarse el triunfo final.
Rasmussen-Contador era el dúo de pistoleros de aquella ronda gala. Una ronda que, al contrario que la de este año, pasó antes por los Alpes que por los Pirineos. La segunda etapa alpina fue la que encumbró a Michael Rasmussen al maillot amarillo y, con él, llegaba a Mazamet con Contador a la zaga.
Decimocuarta etapa
La etapa de Mazamet-Plateau de Beille, la número 14, era una de las fechas señaladas en aquel Tour. Eran 197 kilómetros con dos puertos de categoría especial: El Port de Pailheres y el Plateau de Beille. “Ya llevábamos 13 jornadas en las piernas y depende de cómo lo lleve cada uno, pero las fuerzas estaban justas“, explica Sastre, a la postre, cuarto en aquel Tour.
Port de Pailheres fue el primer filtro de una etapa de gran presencia española, como aquel Tour que contaba con 41 corredores de nuestro país. Este puerto redujo la escapada de 28 a seis ciclistas, de los que cinco eran españoles. “Después de la fuga de los españoles, Rabobank empezó a controlar la carrera”, rememora Rasmussen.
Los favoritos esperaban pacientes, su momento iba a llegar. “Me sentía muy bien, muy confiado”, revela el líder en aquel momento y dice de Alberto que “sabía que éramos los más fuertes”. Sastre también se sentía preparado porque “llegaba en la mejor condición física posible”.
Los favoritos pasaron Aix-les-Thermes y, en las faldas de Plateau de Beille, alcanzaron a todos los fugados menos a Toni Colom, que iba lanzado a la cima a dos minutos de ellos. “Plateau de Beille era la subida más dura, me recordaba mucho a los Lagos de Covadonga, así entre pinos”, recuerda Sastre. 15 kilómetros de ascensión con una pendiente media de un 8%, pero con rampas de un 11%. “Era nuestra primera gran batalla”, apostilla Rasmussen.
Poco a poco, se fueron quedando todos los favoritos entre los que estaban Alejandro Valverde y Óscar Pereiro. “Se subió muy deprisa”, cuenta el ex ciclista madrileño. Y entonces, el hachazo de Contador a cinco kilómetros del final. “No sabía cómo estaba de fuerte hasta que le dejé atacar e irse”, afirma Rasmussen.
Parecía inalcanzable el de Pinto, pero Rasmussen consiguió adherirse a su rueda. “Me soltaron a algo más de dos kilómetros de la meta”, lamenta Sastre. Ambos dieron caza a Colom, que ya andaba fundido, y comenzaron las hostilidades por la victoria de etapa.
Polémica final
“Yo solo quería huir de Cadel Evans, cuando le dejamos atrás, fuimos a toda velocidad hasta la cima”, rememora el ex ciclista danés. Parecía que el acuerdo era que la etapa fuera para Alberto y Rasmussen se beneficiaría del tiempo ganado en la general. Entonces, el de Rabobank lanzó un ataque sorpresa al de Pinto. “Me dijo Alberto: ‘si tiro, la victoria es mía’, pero no estaba yendo al 100% así que, si no cumple, pues gano yo”, apunta.
Lo intentó, pero no pudo. Alberto, más rápido, le contraatacó y el danés ya sólo pudo ver su rueda trasera cuando Contador pegaba su primer disparo en el Tour. “Me ganó al sprint, pero yo solo quería huir de Evans, sabía que al sprint tenía más posibilidades que yo”, apunta Rasmussen.
Ese Tour lo acabaría ganando Contador, después de que Rasmussen fuera descalificado por no presentarse a varias pruebas antidopaje. Con 25 años, sus rivales veían que era un ciclista especial. “Cuando ganas la París Niza tan joven ya se sabe que eres bueno, pero es que era extremadamente talentoso en montaña“, le define Rasmussen. Por su parte, Sastre dice que “se veía que era un corredor bueno en crono, pero en montaña marcaba la diferencia. Era un corredor que tenía una gran vuelta“. El de Pinto acabaría ganando siete.
El mejor fisio del mundo moldeó sus manos lavando vasos en el restaurante de su padre. «Yo ayudaba a mi familia en lo que podía. Pasé muchas horas entre platos y mesas». Más de 40 años después, el asador donde creció Marcelino Torrrontegui (Albandi, 1964) sigue ofreciendo fabulosos chuletones txogitxu, cordero a la estaca y entrecot de vaca vieja. Una clientela fiel que acude allí tras disfrutar de las playas del concejo asturiano de Carreño en las que Torron también trabajó de socorrista. «Antes de ser auxiliar de ciclismo me buscaba la vida mientras hacía un módulo de Deportes», afirma el masajista más experto del próximo Tour de Francia, que arranca el sábado en Lille. Será la undécima edición de la Grande Boucle que afronta el asturiano, ahora en el Movistar. También es colaborador del Comité Olímpico Español (COE), la Federación de Fútbol (RFEF) y profesor en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga (UMA).
Este fisio de sonrisa permanente trabajó en el Málaga CF durante 21 temporadas, acudió a ocho Juegos Olímpicos (cinco con la Federación de Ciclismo y tres con el COE), 26 Mundiales de ciclismo, cuatro Juegos del Mediterráneo, 13 Vueltas, 10 Tour y cinco Giros de Italia. Por sus manos han pasado futbolistas, atletas, nadadores, ciclistas, balonmanistas, karatecas, piragüistas, golfistas, esquiadores. La relación de ilustres es extensa: Craviotto, Llaneras, Hierro, Chema Olazábal, Van Nistelrooy, Valverde, Contador, Rominger, Freire, Delgado, Olano, Isco, Joaquín, Frankie Fredericks, Chema Martínez, Cubarsí, Francescoli, Juan Ayuso, Viran Morros, Aguinagalde, Darío Silva, Zulle, Virenque, Rafa Lozano, Garralda, Barrufet, Entrerríos, Hugo González, Jessica Vals, Carmen Weiler...
Tras disfrutar de varios días de descanso, este martes hará las maletas para marcharse a Lille con el Movistar para preparar la salida del Tour.
Torrontegui comenzó en el ciclismo en la Vuelta a España de 1988, en el Clas de José Manuel Fuente. «Recuerdo que la salida fue en Tenerife y que saltamos a Las Palmas. Me incorporé al equipo de El Tarangu gracias a la ayuda de Carlos Muñiz, ciclista y amigo mío de Candás. Aquella Vuelta la ganó Sean Kelly y el primer neoprofesional clasificado fue, precisamente, Muñiz. Yo tenía 23 años y ya me apasionaba el deporte. Esa pasión proviene de mi entorno de juventud, en Candás. Esta localidad está declarada por el COE Villa de Olímpicos, porque es el pueblo de España con más olímpicos por habitante. Allí nacieron, entre otros, Herminio Menéndez, Julio Alberto, López Carril, Enrique Rodríguez Cal o Carlos Prendes», dice mientras pasea por Candás, antes de la sesión de fotos en las instalaciones de Mareo del Sporting de Gijón que ilustra este reportaje.
Torron debutó en el Tour de Francia en 1991, el primero ganado por Miguel Indurain. Desde entonces, el carismático fisioterapeuta y el campeón navarro mantienen una relación cercana. «Somos de la quinta del 64 y hemos coincidido muchas veces, aunque nunca compartimos equipo. Él estaba en el Banesto y yo en el Clas, con Tony Rominger. En la selección español estuvimos juntos, pero nunca le traté. Él tenía su propio masajista, Vicente Iza. Sí traté a Perico Delgado, Óscar Freire o Alberto Contador, pero nunca a Miguel. Estuve con Indurain en los Juegos de Atlanta, cuando ganó el oro en la contrarreloj, y Abraham Olano, la plata. Mi primer Mundial fue el de Stuttgart de 1991, cuando Indurain fue bronce. También estuve en el histórico Mundial de Duitama de 1995, donde logró el oro en la contrarreloj y la plata en la ruta, con Olano primero. En la actualidad, cuando Miguel pasa por Asturias nos vemos. Últimamente bromeamos sobre que ya va siendo hora de que toque sus músculos», explica el técnico, de 61 años.
Federer y Nadal
Torron fue el hombre de confianza del suizo Rominger, conquistador de tres Vueltas y adversario de Indurain en la carretera y en la pugna por el récord de la hora. «Tony y Miguel fueron rivales y ahora son amigos. Son como Federer y Nadal. Se respetan, tienen una buena relación».
Las manos mágicas del asturiano cuidaron a grandes corredores del Clas, como Olano, Escartín, Mauleón, Ruiz Cabestany, Rominger, Suárez Cueva..., con los que mantiene amistad. «Ellos tienen la costumbre de juntarse todos los años para cenar durante una etapa de la Vuelta. Desde 1988 organizamos partidos de fútbol-playa a los que viene gente como Luis Enrique. Lucho es un gran entrenador y una persona majísima, pata negra, un friki del ciclismo».
Con su paisano Samuel Sánchez comparte complicidades. Las abuelas de ambos eran primas. «A Samu le conozco desde chaval, cuando venía a veranear a Albandi. Yo le vaticiné que sería campeón olímpico. En 2007, un año antes de la carrera en ruta de los Juegos de Pekín, fuimos a ver el recorrido y le dije que el trazado le venía a huevo para ganar. Aquel equipo, con Sastre, Freire, Valverde, Contador y Samu fue fabuloso», recuerda.
JORGE PETEIRO
Las manos prodigiosas de Marcelino han cuidado a miles de deportistas. El que más le impactó, por su elasticidad y fortaleza, fue el canadiense Mark McKoy, campeón olímpico de 110 vallas en Barcelona'92. Entre los ciclistas destaca el motor de clasicómanos como Bortolami, Baffi o Museeuw. Los músculos de Freire también le sorprendieron, como las piernas de los futbolistas Salomón Rondón y Julio Baptista. Dice que quien mejor supo sacar provecho a su físico fue Fernando Escartín.
Asegura que el ciclismo actual atraviesa por un momento espléndido y que Tadej Pogacar es un fenómeno: «Le vi el pasado año en el Tour y me sorprendió. El ciclismo de ahora no da tregua. Las etapas son más cortas y todos van a toda hostia, no frena nadie. Los técnicos y auxiliares no tenemos tiempo para tomar un bocadillo. La tecnología ha mejorado mucho el rendimiento de los corredores».
Pocos en el deporte español empatizan tanto como este extrovertido asturiano. «Me dicen que soy el mejor masajista del mundo, pero yo respondo que tengo la suerte de trabajar con gente muy buena. Yo, por mi manera de ser, siempre genero buen rollo y caigo bien a la gente, y eso influye».
La depción del Málaga
Durante sus 37 años en el alto nivel han abundado los éxitos. Las decepciones fueron mínimas, pero dolorosas. Las heridas provocadas por el despido del Málaga ya cicatrizaron, aunque quedaron marcas: «En el Málaga me dejé media vida, medio corazón. Me tuve que marchar por unas diferencias económicas mínimas. Me di cuenta de que no me querían en un sitio donde trabajé más de 20 años. Salí noqueado. Estuve muerto, pero reviví. Después de irme se me abrieron muchas puertas».
En plena pandemia, Torron dice que se reinventó. Estudió podología, se doctoró en Fisioterapia y se incorporó a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga: «Llegué para cubrir una baja, y ahí sigo, impartiendo clases. La docencia es una carrera de fondo. Me gusta, pero al principio me costó, porque yo hablaba con las manos, luego me he ido soltando. Ahora, hasta doy ponencias en el Master de Fisioterapia de la Escuela Universitaria UAX Rafa Nadal o el Máster de Fisioterapia del Real Madrid. Soy como una hormiguita. Cumplo mis sueños. Trabajo con chavales, eso me mantiene joven».
«Tengo la suerte de que la UMA apuesta por la transferencia del conocimiento de sus profesionales, lo que posibilita que pueda colaborar de forma activa con Movistar, con el que tengo un contrato Otri, y al mismo tiempo cumplir con mis obligaciones docentes e investigadoras en la Facultad de Ciencias de la Salud», añade.
JORGE PETEIRO
A sus 61 años, Torron quiere ser agradecido: «Cuando te vas haciendo mayor te acuerdas de la gente que te ayudó. Yo estoy muy complacido con Eusebio Unzúe. Un día necesité salir de casa y él estaba allí. Siempre tuve la fortuna de contar con la comprensión del Málaga, que me permitía ir a los Mundiales y a los Juegos Olímpicos. También estoy muy agradecido a Alejandro Blanco por la oportunidad de trabajar en el COE. Él me rescató de la crisis que tenía, lo pasé mal. Yo sé bien lo que supone estar en primera línea y de ponto el teléfono deje de sonar».
Hijo futbolista e hija nadadora
La genética y el entorno profesional indicaron, inevitablemente, el camino a seguir. La actividad deportiva domina el entorno familiar de Torrontegui. Los hijos del fisio asturiano se han criado entre balones, raquetas y bicis, por eso no extraña que Samuel y Carlota se hayan decantado por el deporte. Los tres, siempre mimados por Susana, la filóloga inglesa, la madre, la compañera, la que sostiene todo el edificio.
Samuel, que tiene 20 años, sobresale en las categorías inferiores del Sporting de Gijón, en el equipo C. El fútbol le atrapó desde niño. Comenzó en el Málaga y allí estuvo durante nueve temporadas, en las que coincidió con Dean Huijsen, el nuevo central de la selección española y del Real Madrid. «Estuvieron juntos en alevines, cadetes e infantiles. Son buenos amigos. Yo mantengo contacto con los padres de Huijsen, unos holandeses muy majos que abrieron negocio en Málaga», dice Marcelino, un padre encantado con los goles y el desempeño de su hijo: «Samuel juega de delantero, es bueno, pero a mí lo que gusta es su madurez. Entrena, juega, se cuida y estudia segundo de Ingeniería Mecánica. No es raro verle a las 12 de la noche con libros o estirando», recalca el fisio del Comité Olímpico Español.
El Almería quiso ficharle, pero él prefirió seguir en el Sporting. En su trayectoria ha mostrado sus excelentes dotes de goleador, con buen manejo de ambas piernas y juego de espalda. «Tiene futuro, pero es un poco pupas, siempre le pasa algo», dice el progenitor.
Carlota apostó por la natación, triunfando en los campeonatos autonómicos y nacionales. Se formó en el Club Natación Inacua de Málaga y en 2021 fichó por el CN Santa Olaya de Oviedo. En 2021, con 18 años, se proclamó campeona de España de 200 mariposa, lo que le sirvió para obtener plaza para el Europeo de Budapest, torneo en el que logró colarse en las semifinales, terminando en el puesto 14 del top-16.
Torrontegui destaca que Carlota, de 22 años y estudiante de Derecho, tiene mucha fuerza de voluntad: «Durante muchos años se levantaba a las cinco y media de la mañana para entrenar en el CETD de Málaga. Creo que venirnos a Asturias frenó su progresión. Uno de mis sueños era compartir unos Juegos Olímpicos con ella».
Alejandro Valverde (Las Lumbreras, 45 años) hace dos años que se retiró del ciclismo, pero sigue tan fino como un profesional, corre pruebas de gravel y ejerce como embajador del equipo Movistar. El miércoler, en la sede del CSD, fue presentado como nuevo seleccionador español masculino y gran estandarte de la Federación Española, presidida por José Vicioso. También fue presentado el resto del organigrama deportivo: Félix García Casas (director técnico), Jose Luis de Santos (director técnico adjunto), Javier Alonso (seleccionador de trial), Javier Ruiz de Larrinaga (ciclocrós), Juan Peralta y Javier Zahonero (pista), Pierre-Henri Sauze (BMX), Eleuterio Anguita (ruta junior) y Pascual Orengo (ruta sub'23), Gema Pascual (seleccionadora de carretera féminas), Anna Villa (seleccionadora masculina y femenina de BTT) y Begoña Luis (paralímpicos). Todos acapararon protagonismo, pero ninguno como Valverde, que estrena cargo saltándose todos los plazos, privilegio de un mundialista con un palmarés incomparable.
Ha sido nombrado seleccionador de élite sin haber ejercido, ni siquiera, como director de equipo ¿Cómo puede convencer a los que dudan sobre sus capacidades técnicas?
Yo vengo con una ilusión tremenda. Quiero devolver al ciclismo algo de lo mucho que me ha dado. Lo que puedo ofrecer es mi experiencia en los Mundiales, tengo siete medallas; un oro, dos platas y cuatro bronces, más que nadie.
Ha tardado varios meses en hacer oficial su nombramiento ¿Hubo problemas para negociar con Movistar?
No hubo problemas, lo que pasaba es que había que compaginar el cargo con mis actividades en Movistar. Desde el principio estaba cantado que firmaría como seleccionador.
El puesto de seleccionador no compensa económicamente a ex corredores de élite como usted.
No compensa. Yo he aceptado este puesto porque me gusta el reto y porque puedo contar con una gran generación de corredores. A nivel mundial hay un gran ciclista, Tadej Pogacar, que es muy superior al resto, pero también hay sitio para otros.
¿Usted destacó como ciclista valiente, ofensivo. Esa filosofía la aplicará como seleccionador?
Siempre me gustó estar adelante, pero no hay que atacar por atacar, hay que actuar con cabeza y saber moverse. Mi rol consistirá en formar un buen grupo, que los corredores se lleven bien.
El bloque como gran apuesta.
Lo importante en la selección es formar un grupo compacto, que todos vayan en la misma dirección, que vengan con las ideas claras. Yo gané muchas veces, pero también trabajé para que vencieran Óscar Freire, Purito Rodríguez o Samuel Sánchez. La unión hace la fuerza.
¿Juan Ayuso será el líder de la selección?
Ayuso es muy bueno. Ha comenzado la temporada muy fuerte, ganando carreras en Italia. Su gran rival lo tiene en su propio equipo, Pogacar. Tenemos una gran hornada de corredores que van a demostrar la valía del ciclismo español, ahí están Ayuso, Pablo Torres, Enric Mas, Ivan Romeo, Roger Adriá, Javier Romo, Adriá Pericas...
Juan Ayuso, ganador de la Tirreno-AdriáticoR. BettiniEFE
Hay chavales con gran futuro, pero parece complicado igualar aquella época dorada con usted, Contador, Freire o Purito. Nadie como usted es capaz ganar en todos los escenarios.
Hay gente con mucho nivel y todo irá llegando, ya vamos recuperando los buenos momentos. No es cuestión de comparar, cada uno tiene sus características. Muchos dicen que aún no podemos ganar un Tour de Francia, pero el ciclismo no es sólo lograr un Tour, hay otras carreras muy bonitas.
Se estrenará en el Mundial de Ruanda, siempre que la guerra que asola a ese país no lo impida. ¿Ha visto el recorrido del campeonato?
El Mundial del Ruanda es muy exigente, más duro que el de Innsbruck, en el que gané la medalla de oro. He visto el recorrido por vídeo y tengo previsto ir a Kigali para verlo in situ, grabarlo y rodar con la bici. Nos beneficia tener el mismo huso horario, nos desplazaremos allí lo más tarde posible. Nosotros tenemos gente que se amolda bien a ese trazado, contamos con opciones, que se consigan medallas ya es otra cosa. Quiero hacer una concentración con los corredores antes de afrontar el campeonato, a ver si es posible.
¿Ya tiene pensado quién ejercerá de capitán de ruta, que actúe como director, porque en el Mundial no hay pinganillos?
Yo puedo planificar cualquier estrategia, dar instrucciones, pero luego son los ciclistas los que toman las decisiones. Tiene que haber un líder que sepa leer la carrera. Todavía queda mucho para el Mundial, ya veremos. Cuando yo estaba tenía a Imanol Erviti como capitán, ahora también hay gente válida para esa función, como Enric Mas o Mikel Landa. A mí me gusta mucho Iván Romeo, es muy inteligente, dentro y fuera de la carretera. Ya le he dicho a Eusebio Unzué que me recuerda a Miguel Indurain. Tengo mucha confianza en él, siempre quiero tenerlo a mi lado, sube y contrarrelojea muy bien, de un año para otro ha crecido mucho y sabe leer muy bien las carreras.
¿De qué seleccionador guarda mejor recuerdo?
Me entendí fenomenalmente con Javier Mínguez y Pascual Momparler. Con José Luis de Santos también mantuve buena relación, y con Paco Antequera empezó todo. No tengo nada que reprochar a nadie, al contrario, estoy muy agradecido a todos.