Noelia, que le ayuda con el idioma, y sus hermanos Jaime y Sergio novedades en el grupo que le ha acompañado en esta aventura en Londres
Una de las presencias novedosas en el box de Carlos Alcaraz en Wimbledon es la de Noelia, su profesora de inglés, que reside en Londres y ha sido invitada a presenciar algunos de sus partidos. Le enseña desde tiempo atrás y han aprovechado este largo período en la capital británica, adonde llegó hace casi un mes para disputar el torneo de Queen’s, para encontrarse en algunos de los ratos libres del jugador y seguir avanzando en su perfeccionamiento de una lengua en la que se muestra cada vez más desenvuelto.
Valiente e intuitivo, como lo es en la cancha, no tiene problemas en las intervenciones a pie de pista, una vez concluido cada encuentro, ni en las conferencias de prensa, que resuelve con simpatía y la locuacidad necesaria casi siempre sin necesidad de pedir ayuda a la responsable de comunicación que da voz a los distintos periodistas acreditados.
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Otra de las nuevas incorporaciones al grupo que le acompaña es la de su hermano pequeño, Jaime, de 12 años, que habitualmente se sienta al lado de su madre, Verónica. En la final se unió su hermano Sergio, tercero por edad, junto a Antonio Martínez Cascales, mentor de Ferrero a lo largo de toda su carrera y también integrante del equipo técnico. Ya tiene una foto junto a Jannik Sinner, uno de los grandes rivales de Carlos, que se hizo hace unos días en Londres y colgó en su cuenta de Instagram. Álvaro, el mayor de los cuatro hermanos, 24 años, lleva tiempo viajando con Carlos a los torneos y tiene suficiente tenis para ejercer de sparring en algún entrenamiento, tal y como sucedió hace unos días aquí, en Londres. Sergio, el tercero en edad, es quien menos se prodiga públicamente.
Carlos, su padre, le acompaña a todos los torneos, donde también está muy a menudo su madre Verónica. Suelen sumarse también otros integrantes de la familia de mayor edad, vinculados no sólo por la sangre sino por la afición al tenis que recorre a toda la saga.
El líder del grupo
A la cabeza del equipo técnico está desde hace seis años Juan Carlos Ferrero. El que fuera campeón de Roland Garros, finalista del Abierto de Estados Unidos, héroe en la primera de las seis Copas Davis conquistadas por España y número 1 del mundo, entrenó con anterioridad a Alexander Zverev, un tenista de carácter difícil, muy condicionado por la figura de su padre, que también ejerce de técnico, y que también tuvo en su banquillo a David Ferrer y, hasta hace unos meses a Sergi Bruguera.
Ferrero atendió a la propuesta de Albert Molina, agente del jugador desde sus comienzos, y Alcaraz empezó a trabajar a los 15 años en la academia que el ex tenista dirige en Villena. Pronto comenzaron a viajar juntos por todo el mundo, desde los torneos pequeños, con dedicación y paciencia. La materia prima era excelente, pero había trabajo por hacer, ordenar el talento, atemperar la cabeza y construir un físico apropiado para incorporarse a los mayores.
De esta faceta se encargó un equipo dirigido por su preparador físico, Alberto Lledó, en el que se encuentran Juanjo Moreno, el fisioterapeuta y recuperador con el que viaja a cada torneo, y Sergio Hernández. El cambio sustancial en su armadura se produjo en el arranque de 2022, después de seis semanas de pretemporada en Villena. Renunció a disputar torneo alguno antes del Abierto de Australia para aplicarse con minuciosidad a moldear su físico. “El objetivo era orientar las fibras musculares hacia la consecución de mayor fuerza y velocidad”, explicaba Moreno a este periódico una vez culminada la transformación. Alcaraz ya había ganado el verano de 2021 el primero de sus 11 títulos en Umag y se plantó en cuartos del Abierto de Estados Unidos tras dar el gran golpe en tercera ronda superando a Stefanos Tsitsipas. En cuartos, ante Felix Auger-Aliassime, no le alcanzó el físico y se retiró lesionado, ya con un set en contra. Su médico, Juanjo López, también integra la columna vertebral del grupo y viaja con él a todas las competiciones.
De los cuidados del alma se ocupa Isabel Balaguer, figura importante para ayudarle a metabolizar frente al extraordinario impacto emocional de todo aquello a lo que se enfrenta con tan sólo 20 años. Su primera psicóloga fue Josefina Cutillas, quien le atendió cuando era más pequeño.
