Alcaraz impone su madurez ante Rune y disputará contra Medvedev sus primeras semifinales del torneo

Alcaraz impone su madurez ante Rune y disputará contra Medvedev sus primeras semifinales del torneo

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Firme, con determinación y muy seguro con el servicio, penalizó los errores de su oponente y se impuso por 7-6 (3), 6-4 y 6-4. Es el más joven en alcanzar esta ronda desde Djokovic en 2007

Alcaraz celebra el segundo set ante Rune.Kirsty WigglesworthAP

Cuando el tenis era un juego de niños, Carlitos y Holger ya asomaban la cabeza entre la multitud de muchachos que se afanaban por emular a sus héroes o por construir poco a poco su propia identidad. El tiempo, ya se sabe, transcurre a una velocidad homicida, pero aún atenúa su paso en la mocedad. Alcaraz y Rune se parecen mucho a los de las ya lejanas fotografías rescatadas estos días. Uno ha crecido sin perder la incombustible sonrisa, ordenando y desarrollando sus genuinos argumentos y empezando a cumplir los sueños de entonces. El otro, el danés, se ha hecho algo más travieso, como si fuera ahora, recién abandonada la adolescencia, cuando encontrase el momento de desatar su carácter rebelde, contenido en la infancia robada por horas y horas detrás de una pelota.

Este miércoles, no obstante, y pese a salir derrotado en los cuartos de final de Wimbledon, ofrece una actitud más adulta en la cancha y exige lo mejor su oponente, que no falla. Mucho más serio que en los partidos precedentes, Rune, que salvó dos match points ante Alejandro Davidovich en tercera ronda, sólo tropieza en dos ocasiones en los dos primeros sets. Son demasiadas ante un rival que no consiente un error, que ofrece su actuación más completa en un torneo donde sigue yendo a más.

El primer parcial se le va al danés en el desempate, tras una doble falta con 3-3 y un resto espectacular de revés de Alcaraz sobre primer servicio cuando se aproximaba a la red. El segundo, después de fallar de manera estrepitosa un remate que no llega siquiera a tocar la malla y acaba costándole el único servicio en los dos sets iniciales. Alcaraz vuelve a romper en el quinto juego del tercero. Vence por 7-6 (3), 6-4 y 6-4, en dos horas y 21 minutos y disputará este viernes ante Daniil Medvedev las semifinales de Wimbledon. Es el jugador más joven que alcanza esta ronda del torneo desde Novak Djokovic, que se plantó entre los cuatro mejores en 2007 con 20 años y 47 días. Ël lo hace con 25 fechas más.

Algunos cuerpos de ventaja

El danés trata de estar a la altura del partido. Hace una buena lectura del juego y mueve bien la mano. Ni una queja. Ni un gesto airado. Es su tercera presencia en los cuartos de un grande, tras dos derrotas consecutivas ante Casper Ruud en los dos últimos Roland Garros, pero su rival le saca algunos cuerpos: es campeón del Abierto de Estados Unidos y ya ha pasado por las semifinales en París, por no detenernos en los 11 torneos que contempla su palmarés, el más reciente sobre la hierba de Queen’s. Nunca se equivoca. Tiene mejor selección de golpes y es una roca con el servicio, tras conceder en el primer juego del partido la única opción a su adversario.

Algunas veces el tenis regala este tipo de historias confluyentes. Dos chavales que crecieron mirándose de reojo, establecieron vínculos de amistad y hasta unieron fuerzas para golpear en la misma dirección, convocados ahora en uno de los torneos más importantes del mundo, ya con rango de adultos, para discutir las huellas del acné y confrontar su destino inmediato. Asumido, no sin dolor sostenido, el adiós de Roger Federer, con Rafael Nadal en el taller, en busca de una postrera reconstrucción, y sólo Djokovic sosteniendo con firmeza la bandera de la vieja guardia, la Central del All England Club acoge con renovado entusiasmo un partido llamado a convertirse en uno de los clásicos de los tiempos modernos.

Sobre la danza armoniosa de Alcaraz, sobre el ímpetu desbocado de Rune, reside la promesa de una nueva era, el reverdecer de un porvenir ya encarnado en fulgoroso presente. El futuro ya está aquí. Ellos, junto a Jannik Sinner, que este viernes volverá a medir su fortaleza frente al todavía indiscutible dueño del escenario, en la primera semifinal, lideran una decidida propuesta de cambio. Pero a la cabeza de la revolución se encuentra, sin ningún género de dudas, Carlos Alcaraz. Nadie empuña las armas como él. Nadie se muestra tan inmisericorde con sus víctimas.

kpd