El brasileño se incorporará al equipo azulgrana el verano que viene. Su contrato se prolongará hasta el 30 de junio de 2031 y tendrá una cláusula de rescisión de 500 millones de euros
Vitor Roque, el nuevo fichaje del BarçaFC Barcelona
El Barça ya tiene un nuevo punta brasileño: Vitor Roque. Aunque, en este caso, de acuerdo con lo anunciado por el propio club azulgrana, no se incorporará al equipo barcelonista hasta el verano que viene, firmará un contrato que se prolongará hasta el 30 de junio de 2031 y contará con una cláusula de rescisión cifrada en 500 millones de euros.
Según ha destacado el club que preside Joan Laporta, se trata de un delantero centro que, en función de las necesidades del partido, puede caer también a cualquiera de las dos bandas y que, a pesar de su juventud (cumplió 18 años el pasado 28 de febrero), suma ya cincuenta partidos de liga con el que seguirá siendo su equipo hasta junio de 2024, un Club Athletico Paranaense que apostó por llevárselo de un Cruzeiro con el que se estrenó en la Serie B con tan sólo 16 años hace poco más de un año tras pagar unos 4,4 millones de euros por su traspaso.
La entidad azulgrana, por su parte, le pagará al Paranaense 30 millones de euros fijos, a los que se les sumaría hasta 31 millones de euros más si se cumplen una serie de variables, entre las que se encuentra también la consecución del Balón de Oro o quedar entre los tres primeros clasificados de este galardón. El pago, además, podrá ser realizado a través de varios pagos diferidos a lo largo de las próximas cuatro campañas.
Vitor Roque, por su parte, ya fue una de las sensaciones del último campeonato sudamericano sub 20, en el que se erigió como máximo goleador con un total de seis dianas y ya ha debutado con la selección brasileña absoluta. Su estreno, en este caso, tuvo lugar en el marco de un partido amistoso con Marruecos, el pasado tres de marzo.
Cuando Cristiano Ronaldo pronunció las palabras: "Este capítulo ha terminado", el mundo del fútbol árabe se estremeció. Su posible marcha del Al-Nassr —y, con ella, el fin de la gran operación mediática que impulsa la Saudi Pro League rumbo al Mundial de 2034— parecía poner en jaque el ambicioso proyecto del fútbol saudí. Pero la alarma duró poco. CR7 ha renovado su contrato por dos temporadas más, asegurando su presencia hasta los 42 años y firmando el acuerdo más lucrativo de la historia del deporte: 570 millones de euros.
El delantero portugués, clave dentro y fuera del campo, ha logrado mejorar de forma sustancial las condiciones de su contrato anterior. Su nuevo salario base asciende a 571.000 euros diarios, a lo que se suma un bono de firma de 28,6 millones, que podría elevarse a 44 millones si cumple la totalidad del nuevo vínculo. Además, según The Sun, recibirá un 15% de participación en el club, valorado en 38,6 millones de euros, y primas adicionales por títulos y premios individuales.
A cambio, el Al-Nassr seguirá contando con su principal activo mediático y deportivo. En la última temporada, Ronaldo marcó 35 goles en 41 partidos y se consagró como máximo goleador de la liga por segundo año consecutivo. Acumula ya 99 goles en 111 partidos con el club saudí, y se acerca a una cifra histórica: los 1.000 goles en su carrera profesional, en la que ya suma 938 tantos.
El acuerdo no se limita a lo deportivo. El club le ha puesto a disposición un equipo de 16 empleados a tiempo completo para su vida personal y familiar: tres chóferes, cuatro empleados domésticos, dos chefs, tres jardineros y cuatro agentes de seguridad, con un coste estimado de 1,6 millones de euros. A ello se suman 4,7 millones de euros por el uso de un jet privado, y la promesa de acuerdos de patrocinio con empresas saudíes que podrían alcanzar los 70 millones.
Con tal de mantenerlo, el Al-Nassr ha demostrado estar dispuesto a todo, incluso a cambiar de entrenador con frecuencia. Con la salida de Stefano Pioli, que apunta a la Fiorentina, el club saudí se prepara para nombrar a su quinto técnico desde la llegada de Ronaldo en enero de 2023.
Cristiano, por su parte, zanjó los rumores con un mensaje claro en redes sociales: "Empieza un nuevo capítulo. La misma pasión, el mismo sueño. Escribamos la historia juntos".
"No sabemos qué pasará en el futuro, qué pasará de aquí a cinco años. Quiero seguir mi camino, hacer las cosas a mi manera y si me equivoco, pues me equivoco. Mi prioridad es el disfrute. Hay gente que no piensa como yo, piensan que es posible. También hay gente que cree que sí lo es. Hay opiniones distintas y lo comprendo, pero las opiniones que importan son la mía y las de mi equipo. Quiero hacerlo de esta manera y en los próximos años quién sabe, quizá cambio mi manera de ver las cosas".
Después de la épica, la reivindicación. Con su segundo título de Roland Garros descansando a su lado, Carlos Alcaraz defendió en rueda de prensa que seguirá como hasta ahora: rascando al tenis todo el tiempo posible para su familia y para sus amigos. Su tribuna de la Philippe Chatrier era un fiel ejemplo de la unión de su entorno. Allí, una docena de colegas de El Palmar junto a sus padres, sus hermanos, su abuela materna, su tío abuelo o sus primos. Era el rincón más ruidoso del recinto durante el partido y también lo fue después del partido.
Una vez certificó su remontada antológica ante Jannik Sinner, Alcaraz se estiró boca arriba en la tierra batida de París y subió rápido a abrazar a los suyos. El primer abrazo fue para su entrenador, Juan Carlos Ferrero, a quien incluso le saltó encima. Luego el resto de miembros de su equipo. Y finalmente todos los amigos y familiares, los muchísimos amigos y familiares.
La comparación con Nadal
De la ceremonia de entrega de trofeos destacaron un par de imágenes inusuales. La primera, el gesto de Alcaraz metiendo la cabeza dentro de la copa, de pura incredulidad. Y la segunda, su foto con el reloj de duración del encuentro, cinco horas y 29 minutos. Fue un gesto reclamado por los fotógrafos para ilustrar un hito histórico. La final de este domingo entre Sinner y Alcaraz fue la segunda más larga de la historia después de la victoria de Novak Djokovic sobre Rafa Nadal en el Open de Australia de 2012. Aquella vez fueron cinco horas y 53 minutos y el serbio se hizo la misma instantánea señalando el tiempo transcurrido.
Lindsey WassonAP
"Que un partido mío se pueda comparar con esas finales son palabras mayores. Recuerdo aquella final o Wimbledon 2008, que fueron momentos que hicieron historia en el tenis y el deporte en general", comentó Alcaraz, que antes de que se lo dijeran ya sabía el dato más curioso de su quinto Grand Slam, que Nadal lo consiguió con la misma edad, 22 años, un mes y tres días. "Durante el partido he pensado un poquito en Rafa. He vivido grandes remontadas suyas, su espíritu de lucha, de garra, de no darse por vencido. Como en esa final de Wimbledon".
Después de la rueda de prensa, Alcaraz corrió al restaurante reservado para la fiesta y, ya a primerísima hora de la mañana, a coger un avión para volver a casa. Normalmente en los Grand Slam, el ya cinco veces campeón tiene varios compromisos al día siguiente, la sesión de fotos, las entrevistas con los medios, pero esta vez lo suspendió todo para poder ganar un día más de descanso. El próximo viernes viajará a Queen’s para acostumbrarse a la hierba antes de encarar Wimbledon, pero antes, como ya es tradición, se marchará unos días a Ibiza con unos amigos.
"No me voy a poner el partido, no me apetece estar cinco horas y media sentado en el sofá. Ahora es el momento de disfrutar, de dejarme llevar, de descansar. Tengo la suerte de que han venido muchos familiares, muchos amigos y lo pasaremos bien, nos reiremos", aseguró Alcaraz que esta vez no se hará un tatuaje nuevo -ya lleva una Torre Eiffel en un tobillo-, pero sí podría darse algún capricho: "No quiero dar un disgusto a mi padre, pero me estoy aficionado a los relojes y algún relojito chulo quizá me lo compro".