Los médicos que atienden al portero del París Saint-Germain Sergio Rico han decidido sedarle de nuevo tras estar algunos días consciente, y su estado sigue siendo grave, según han informado a EFE fuentes del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde está ingresado desde el pasado 28 de mayo.
El guardameta sevillano “se encuentra de nuevo sedado y permanece en estado grave, ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos”, mientras que “los especialistas de medicina Intensiva continúan vigilantes y a la espera de evolución”.
El meta, de 29 años, lleva 13 días ingresado en el Hospital Virgen del Rocío desde que un caballo le causara graves heridas en la cabeza en la Romería del Rocío
El Real Madrid, campeón de Liga, de Champions, de la Supercopa de España, de la Supercopa de Europa y de la Intercontinental en 2024, ha perdido desde el mes de septiembre 1-0 contra el Lille, 0-4 ante el Barça, 1-3 frente al Milan, 2-0 contra el Liverpool, 2-1 ante el Athletic y 2-5 en el último clásico contra el Barça. Algunas han sido una leve piedra en el camino, un toque de atención, como la de Francia o la de San Mamés, pero las sonrojantes goleadas contra el Barça y la desgracia continental en Anfield y contra los italianos en el Bernabéu han levantado todas las alarmas, con sombras que se repiten en cada encuentro y que preocupan al cuerpo técnico, al vestuario y a la directiva de Chamartín.
La salida de Kroos y la llegada de Mbappé han desestabilizado a un equipo cuya mayor virtud, mencionada por Ancelotti en cada uno de sus éxitos, era el equilibrio. No lo ha hecho por los nombres, sino por los perfiles. El Madrid ha perdido cerebro y ha ganado gol cuando sin cerebro no existe gol. El mercado veraniego era exclusivamente para completar su galaxia con Mbappé y el centro del campo se entregó a Valverde, Tchouaméni y Camavinga. Los cromos eran ideales, pero el puzle de videojuego comenzó a desintegrarse.
Las lesiones de Carvajal y Militao han transformado por completo la plantilla, poniendo a Lucas Vázquez en un foco inesperado y a Tchouaméni en una posición que no domina. Al gallego se le vieron las costuras en aquella semana dramática ante Barça y Milan y el francés cuajó el domingo una de sus peores actuaciones, totalmente superado en la marca, en velocidad y en los duelos individuales.
El 4-2-4 y la parálisis
Al caer Tchouaméni a la posición de central y elegir Ancelotti a Rodrygo por delante de otro centrocampista, el Madrid se rompe, como se pudo ver ante el Barça. El equilibrio que le hizo campeón de Europa en ese 4-4-2 con Bellingham en la punta de un rombo liderado por Kroos ya no existe. Ahora es un 4-2-4 en el que pocas cosas fluyen, especialmente contra los grandes del continente.
En ataque está falto de ideas, paralizado ante equipos que, como el Barça, le dejan sin espacios. No puede dominar el juego como lo hacía con Kroos porque Camavinga y Valverde son todoterrenos imparables, no metrónomos. Y en defensa hace aguas, insistiendo Ancelotti en ese famoso bloque bajo con el que ganó dos Champions. No es otra cosa que cerrarse y buscar la velocidad al contraataque, simple y efectivo, pero imposible con el nivel actual de sus defensa, lastrada por ese Lucas-Tchouaméni del carril derecho y por la poca ayuda de Rodrygo y Vinicius a los laterales.
Y ante los problemas, la búsqueda de soluciones. El cuerpo técnico entendió después de los duelos ante Barça y Milan que Lucas no podía ser titular en partidos grandes y planeó situar ahí a Valverde. Pero perder al uruguayo en el centro del campo era demasiado riesgo. El mercado parece una opción casi obligada para cualquiera, aunque en la dirección de Chamartín se trabaja más por proyecto que por impulso. Los planes por encima de las necesidades puntuales.
Ancelotti y sus futbolistas, tras el 2-5 del domingo en Yeda.EFE
El fichaje de Alexander-Arnold va por buen camino, pero más para verano, cuando sea libre, que ahora en invierno pagando un traspaso al Liverpool. Como el curso pasado, tras las lesiones de Militao y Alaba, la urgencia deportiva no parece que vaya a cambiar el mapa de los despachos. Ni fue así antes ni parece que vaya a ser así ahora salvo que en Anfield rebajen sus pretensiones.
En el conjunto blanco señalan ese plan como la base principal de sus éxitos recientes. Si uno analiza los fichajes del Madrid en el último lustro, no hay urgencias y sí realidades. La respuesta al adiós de Benzema fue la cesión de Joselu (y adelantar a Bellingham) las llegadas hace tiempo que son 'jugadores inversión', como los llaman en Valdebebas, o gangas a coste cero. De Camavinga y Tchouaméni a Alaba o Rüdiger. El próximo sería Arnold.
Plan deportivo
Hay un plan económico y deportivo sobre la mesa que, de momento y condicionado por las lesiones, deja al vestuario con varias sombras complicadas de corregir. Se buscará un centrocampista organizador y con calidad, pero no en invierno ni con prisa, esperando un paso adelante de Valverde y Camavinga. Se buscará un central joven asumiendo la edad de Alaba o Rüdiger y los problemas físicos de Militao, pero tampoco será con urgencia. Tchouaméni y Asencio son, para el club, soluciones de emergencia y se espera a Alaba.
Se considera que hay piezas suficientes y que es deber de Ancelotti y de los futbolistas a nivel individual hacerlas funcionar. El lateral, conscientes de que Lucas está sólo y que Valverde es mediocentro, podría ser el foco de interés para un parche, pero siempre, como lo que fue Joselu, a coste mínimo.
En la última Asamblea, el Madrid anunció una cifra de negocio de 1.073 millones, 150 más que en 2023, un saldo en tesorería de 83 (40 millones menos), un presupuesto de gasto de plantilla de 482 millones (20 menos que la anterior), una subida en los ingresos de marketing de 90 millones (hasta los 426) y un presupuesto para este curso de 1.127 millones, sin contar los conciertos, pendientes de la pelea legal con los vecinos. Dijo Florentino que no hay que darle "mucha importancia al tema de los ingresos, porque el grueso viene de patrocinadores y estos son espectaculares". Hay dinero, parece, pero también un plan, un carril. Balones a Ancelotti.
Vinicius Júnior aterrizó por fin en el Mundial de clubes con una hora extraordinaria ante el Salzburgo. El brasileño anotó el primero tras un gran pase de Bellingham y regaló el segundo a Valverde con una pisada que recordó a aquel tacón de Guti en Riazor. Gonzalo, que sigue impresionando a todos, sentenció. Disfrutó y siguió evolucionando futbolísticamente el Madrid, que cuajó sus mejores minutos del torneo y ya está en octavos, donde se medirá a la Juventus (martes, 21:00 hora española).
Fue una noche de cambios en Filadelfia. Xabi Alonso mantuvo el bloque que goleó al Pachuca y sólo introdujo un cambio en la alineación: Rüdiger en lugar del sancionado Asencio. Pero el vasco modificó el esquema. Situó a Tchouaméni entre el alemán y Huijsen y jugó con tres centrales tanto en ataque como en defensa. Un sistema que permitió más espacios en el centro del campo para Valverde, Güler y Bellingham, con Vinicius y Gonzalo en la punta del ataque y Fran García y Alexander-Arnold abiertos en banda.
Después de ocho entrenamientos en Estados Unidos con la plantilla al completo a las órdenes de Xabi Alonso, salvo el enfermo Mbappé, el Madrid fluyó con balón, tuvo ritmo en su dominio sobre el rival, presionó cuando perdió la pelota y disfrutó sobre el césped del Lincoln Field, casa de los Philadelphia Eagles, últimos campeones de la NFL.
La posesión madridista construyó ocasiones con el paso de los minutos, teniendo paciencia con balón, moviéndose sin él, atrayendo rivales y generando espacios a la espalda de la defensa. La primera oportunidad clara llegó en el 19, cuando Vinicius se quedó sólo ante Zawieschitzky tras un pase de Bellingham, pero definió centrado. No sería la última palabra el brasileño. En la jugada siguiente, Güler encontró a Fran con un pase picado y nadie acertó a rematar en el área.
Alonso insistía en la necesidad de presionar y de tener un equipo "muy junto", y funcionó hasta que duró el físico de su plantilla. Pasada la media hora, el Madrid bajó una marcha y el Salzburgo acumuló más balón y peligro sobre el área de Courtois, hasta que llegó el gol.
Cinco minutos de Vinicius, 0-2
Bellingham se inventó un pase vertical de 30 metros, raso, hacia la carrera de Vinicius, el brasileño se plantó en el área, recortó hacia su izquierda y definió de zurda al palo del portero. Su primer tanto en un torneo que estaba siendo irregular para él, pero que cambió tras la noche de Filadelfia.
Cinco minutos después, el brasileño volvió a recibir al espacio tras desviar un defensa el pase de Güler, avanzó y pisó la pelota para la llegada de Valverde, que marcó con facilidad ante el guardameta. Fue, con distancias, el tacón de Guti en Riazor.
Bajón madridista
Tras el descanso, el Madrid comenzó a acusar el cansancio y Courtois empezó a aparecer. Los madridistas acumularon errores en la distribución y despistes en la marca y el Salzburgo tuvo sus mejores momentos del duelo. Daghim hizo volar al belga y cinco minutos después envió alto un disparo dentro del área. Más tarde fue Kjaergaard quien definió desviado y en la siguiente Bellingham tuvo que sacar sobre la línea el gol austríaco.
Alonso movió al equipo, dando entrada a Modric, Rodrygo y Jacobo Ramón, que sustituyó a Rüdiger, ya con molestias. Vinicius y Güler, exhaustos, dejaron el campo. El Madrid se recompuso y tuvo opciones a la contra mientras el Salzburgo seguía queriendo el balón. Valverde no acertó a conseguir su doblete, Gonzalo no definió un uno contra uno contra el defensa... Pero en el minuto 84 el canterano mantuvo su idilio con el Mundial. Recibió un pase en largo, se fue en carrera de un defensa y definió con una sobresaliente vaselina ante la salida del portero. El joven atacante ya lleva dos goles y una asistencia y parece haber llegado para quedarse.