Villarreal 4 – Espanyol 2
El francés firmó un doblete en el triunfo del conjunto amarillo, que se reactiva en la pelea por la Champions, ante un rival que se complica aún más la permanencia
A falta de delanteros, Capoue. El centrocampista francés se vistió de ‘9’ para erigirse en protagonista de la goleada que reactiva al Villarreal en la lucha por la Champions. Una clara victoria ante el Espanyol (4-2) que pareció peligrar por momentos pese a la clara superioridad del equipo de Setién ante un Espanyol que vivió de las concesiones que siguen haciendo los amarillos en defensa pero que acabó siendo desbordado por el caudal de fútbol que tienen los castellonenses arriba, aunque les falten piezas importantes en ataque.
Los goles esperados, el famoso xG de las estadísticas que se utiliza para evaluar la probabilidad de anotar que tiene un futbolista en cada posibilidad de gol, indicaba al descanso que el Villarreal debería haber marcado un gol y medio. El equipo de Setién había tirado 17 veces, seis de ellas entre los tres palos, y había hecho méritos suficientes para haberse puesto por delante en el marcador. Pero quien lo hizo fue el Espanyol, en el segundo de sus dos disparos a puerta, ambos al borde del descanso, al que llegó con un xG de 0,39. El fútbol desafiando una vez más a la lógica.
Nada nuevo, en todo caso, para un Villarreal que acostumbra a sufrir sus mayores chascos cuando más domina a su rival. La primera parte ante el Espanyol fue un buen muestrario de las principales carencias de un equipo que necesita generar mucho para marcar (cuando lo consigue) y a quien los rivales logran hacer daño sin hacer, a veces, nada del otro mundo.
No lo había hecho, desde luego, el equipo de Luis García, cuyas urgencias por puntuar y salir del descenso no se reflejaban en el césped, donde dominaba y jugaba a su antojo un Villarreal al que el regreso de Lo Celso le ha hecho mucho bien. Genera muchísimo el argentino en la zona de tres cuartos, desde donde ve como pocos los desmarques de sus compañeros, como uno de Capoue, cuyo disparo despejó un Pacheco providencial para su equipo. El portero salvó (prácticamente se encontró) un tiro de Lo Celso tras un rondo del Villarreal en el área catalana. También un par de intentos de Chukwueze y otro de Yeremy.
Lo intentaban los de Setién de todas las maneras pero sin la finura requerida en la definición y con poca aportación en el área de Jackson, el único delantero que le queda sano al técnico cántabro. Tampoco había aparecido prácticamente el Espanyol en ataque, pero un par de llegadas consecutivas al filo del descanso le bastaron para alcanzar lo que no había podido su rival. Mandi se lanzó para tapar un peligroso disparo de Braithwaite tras un despeje defectuoso de Reina. Y en el posterior saque de esquina, Puado cazó un balón suelto en el área castellonense y golpeó duro al primer palo. Reviso el VAR la jugada por la posición dudosa de algunos jugadores pericos pero acabó validando el gol.
El fútbol, como decíamos no tiene lógica, y sin hacer nada diferente a lo visto en la primera parte, el Villarreal le dio la vuelta al partido en apenas diez minutos, los que transcurrieron desde el magistral golpeo de Capoue al penalti con suspense de Parejo. El francés pasó de barroquismos y cazó un balón en la frontal que envió a la red con un imponente derechazo. No estuvo tan fino Parejo al ejecutar un penalti por unas manos de Montes que el árbitro tuvo que confirmar revisando el vídeo. Pacheco despejó el tiro del madrileño pero el balón rebotó en el poste y se le quedó en bandeja para rematar la faena.
El Espanyol no daba señales de vida pero se encontró con un regalo de Pau que no pudo desaprovechar. El central resbaló y dejó un dos contra uno para Braithwaite y Joselu, que batió a Reina. Fue todo un mazazo para un equipo que parecía dejar escapar otra oportunidad de acercarse a la Champions pero apareció justo a tiempo Jackson para devolver la esperanza. El senegalés recibió con campo por delante y bailó con Montes antes de sorprender a Pacheco con un tiro raso. Capoue puso la guinda en el descuento y cerró la goleada que él mismo había abierto para demostrar que el fútbol, a veces, sí es una ciencia exacta.
