Otra historia
Hace seis años abandonó un contrato fijo en su pueblo, Lucena, para labrarse una carrera como bailarín en Madrid. Su objetivo ahora: estar en el debut de su modalidad en los Juegos de París 2024
A los 30 años, Juan de la Torre lo tenía todo resuelto. Un diploma de Derecho por la Universidad de Granada, un contrato fijo en el bufete de su madre, una casa de la familia, planes de futuro con su pareja. Y de repente… “Lo dejé todo. Después de un viaje a Japón de casi un mes, en el que estuve bailando y compitiendo, volví a Lucena, mi pueblo, donde mi madre tenía el bufete, y me vi atrapado para toda la vida. El domingo estaba en batallas de breaking y el lunes, en el bufete. Eran dos mundos muy distintos, muy demandantes, y me costaba compaginar. Desde siempre tenía el runrún de irme a Madrid a labrarme un futuro en el baile y eso hice”, recuerda De la Torre a quien, en realidad, nadie llama por su nombre. No es Juan. Es Xak.
El mejor breaker español, el número 13 del ranking mundial, uno de los bailarines que muy posiblemente participará en el debut olímpico del break dance en los Juegos de París 2024. Que el baile hiphopero comparta Villa Olímpica con el atletismo y la natación merece explicación, pero antes, De la Torre y su llegada a Madrid.
“Las primeras semanas fueron horribles. Me sentía completamente solo, tenía muchas dudas de lo que había hecho, no tenía un duro… Pero de alguna manera estaba contento por seguir mi propio camino. Al principio hacía de todo, todo lo que salía relacionado con el baile. Shows en discotecas, creaciones artísticas, me presenté a un millón de castings. Curré todo lo que pude. Hasta que me salió un trabajo en Red Bull como líder de proyectos de baile y pude estabilizarme, entrenar más, centrarme en las competiciones de breaking”, comenta De la Torre, de 36 años, que el año pasado fue decimocuarto en el Mundial de Seúl y esta temporada busca más.
Desde el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, donde comparte espacio con gimnastas o esgrimistas, entrena para el Europeo de la primera semana de mayo y para meterse en el Preolímpico que le debe llevar a París. Pasos, giros y piruetas cuya complejidad escapa al ojo inexperto. El breaking se disputa a través de ‘batallas’ de dos que los jueces solventan a favor de uno u otro, pero hasta su veredicto es muy difícil saber quién va ganando.
- Estamos en París, final de los Juegos Olímpicos, Xak contra el japonés Shigekix, el número uno del ranking mundial. ¿Cómo puedo saber quién gana?
- Es complicado, hay que admitirlo. Hay valores técnicos, pero también valores de estilo, como la musicalidad, la personalidad, la presencia. Hay que saber mucho para evaluar. Y, de hecho, a veces al público le gusta más lo que hace quien pierde. Por ejemplo, girar sobre la cabeza es más fácil que girar sobre la mano, pero es más vistoso. Sólo el experto sabe qué es más difícil, qué es más original, qué está mejor hecho.
El breaking es una de esas modalidades que el Comité Olímpico Internacional (COI) ha abrazado para intentar rejuvenecer los Juegos y cuyo éxito todavía está por ver. En Tokio 2020 triunfó la escalada, pero fracasó el skate o el surf. En París 2024 le llegará la oportunidad a Xak y sus rivales.
“A veces me dicen que me llega tarde, que ya podía haber estado en Tokio, pero todo llega cuando tiene que llegar”, comenta De la Torre. ¿Y cómo empezó? Fácil, por imitación.
“En el instituto vi a un compañero de instituto haciendo unos pasos y me intrigó. Le pregunté. Entonces no había Youtube y empecé a buscar en foros de internet. Era supercurioso porque había gente que colgaba pequeños clips con sólo un movimiento y yo los copiaba. Luego también conseguí algún VHS de competiciones en Estados Unidos, en Nueva York, de años atrás. Así fui conociendo el mundillo, contactando con gente que bailaba en otros pueblos…”, recuerda el bailarín cuyo sobrenombre no tiene misterio alguno. Fue a jugar a un ciber con sus amigos, entró en una partida, Juan ya estaba cogido y fue probando hasta que le salió Xak. Tan sencillo.
Hoy le presentan así en competiciones de medio mundo, siempre con su estilo, siempre con su gorro de lana. “Los jueces no valoran la estética, pero influye en ti mismo, en cómo te sientes, en el estilo que le das a tu baile. Hay quien cree que el gorro es por superstición, pero es que sudó un montón y necesito algo que no se me caiga. Lo probé todo, gorras, cintas, gorros de pescador y este gorro es lo que mejor se adhiere. Si voy con gorra y se me cae me puede perjudicar en la puntuación”, finaliza De la Torre, Xak, que hace seis años rompió con todo. Cosas del breaking.