Atlético – Valencia (21.00 h.)
Relanzado desde la salida de Joao Félix, todos destacan el «buen ambiente» del vestuario como la clave. Hoy ante el Valencia busca su triunfo número 12 desde el parón del Mundial
«Veo al equipo mejorado y se siente lo que mejoró. Y el que lo quiera entender que lo entienda». Hace unos días enumeraba Simeone, durante el homenaje a su histórico récord de partidos con el Atlético, sus más de 1.000 ruedas de prensa. Pocas hay sin sus mensajes. Desde hace unas semanas, coincidiendo con el despertar del equipo tras el Mundial, el Cholo no deja de destacar en «buen ambiente» en el vestuario como factor clave. Otro dardo para que lo entienda el que lo quiera entender.
El Atlético afronta el inicio de la primavera lanzado, en su mejor momento de largo de la temporada. Tras el Mundial, incluyendo los partidos de Copa, el balance es tan demoledor (11 victorias, tres empates y sólo dos derrotas, una de ellas en la prórroga) que todavía se hace más doloroso recordar ese comienzo de curso que impide ahora cualquier opción de título. No sólo se dilapidó como nunca Europa, también los rojiblancos lastraron la pelea por una Liga ya inalcanzable pese a que en el último mes sólo el Barcelona haya logrado más puntos.
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No pierde en el campeonato desde el 8 de enero, no encaja más de un gol desde el 29 de octubre en Cádiz… Y el tercer puesto que asienta en Champions y acerca al objetivo de volver a la Supercopa, que hasta hace nada parecía también una utopía, es ya una realidad: la Real, que llegó a sacarle siete puntos, está ahora tres por detrás. Influye la presión, superado ya el duelo del fracaso continental. También la carga de partidos, sólo uno a la semana donde centrar los esfuerzos físicos. Y el paso adelante evidente en el futbolístico, con defensa de cinco, Griezmann como paradigma de esa excelencia de presión alta y conexiones eléctricas en ataque tras recuperación. Pero no sólo son los resultados.
Hace tiempo que los únicos enfados en el Atlético tienen que ver con las ganas de más -como cuando el lunes Memphis Depay y Marcos Llorente fueron sustituidos en Montilivi aún con empate- o con la frustración con las decisiones arbitrales, como en el empate en el reciente derbi en el Bernabéu. Las salidas en el mercado de invierno, especialmente, claro, la de Joao Félix, han puesto punto final a la tensión permanente con el portugués, con sus suplencias y sus aspavientos. Una tensión que se contagiaba, que generaba inseguridad a un colectivo que afrontaba las batallas como un ejército derrotado antes de partir.
“Estamos juntos”
Los pupilos del Cholo repiten el mantra en público del propio entrenador: «Cada vez que el vestuario crece, tiene fuerza y compite internamente, mejoramos». Morata, goleador los dos últimos partidos, pese a que el refuerzo Depay le birló el puesto en el once titular: «Ojalá que sigamos en esta línea. Tenemos muy buen ambiente. Se nota que estamos juntos». Griezmann, tras abrazarse a su entrenador en su golazo al Sevilla: «Estamos muy bien y hay que disfrutar». Oblak: «Veo al equipo fuerte, después del Mundial hemos mejorado muchísimo». Hasta tal punto parece todo haber cambiado tanto que ya ni se menciona la posible salida de Simeone al final de temporada: es un hecho que ya planifica el próximo curso, como indica su lustroso contrato.
Y en esos planes no parece que entre Joao Félix, cuestión por resolver. El portugués sigue mandando recados desde su cesión en Londres, sobre lo cómodo que está con el juego ofensivo del Chelsea, sobre los no cánticos de las tribunas del Metropolitano -«no tenían para mí»- y hasta algunos tan ridículos como que en España no sabían pronunciar su apellido de forma correcta. Ampliado su contrato hasta 2027 o alguien pone más de 100 millones de euros o el 30 de junio debe regresar a las órdenes de Simeone.
Pero antes de eso al Atlético le restan 13 partidos, el primero esta noche en el Cívitas Metropolitano ante el Valencia de Rubén Baraja, previsiblemente con Rodrigo de Paul de vuelta al once inicial. Una noche para ampliar la racha y esperar el resultado del clásico del domingo. Y, entonces, por qué no, esprintar hacia el segundo puesto. En el horizonte, la visita al Camp Nou el próximo 23 de abril como principal escollo de un calendario amable.