Hay noches en que todo sale mal y, desde el pitido inicial en Stamford Bridge, se dibujó así para el Barça. Fue un equipo irreconocible, sin fe ni fuerzas para enderezar un duelo que nunca tuvo de cara y que, además, le complicó su capitán, Ronald Araújo. Pareció el de Hansi Flick un equipo pequeño, incapaz de encontrar la forma de salir del ahogo al que le sometió el plan de Enzo Maresca. Ni por físico ni por fútbol. [Narración y estadísticas (3-0)]
Se equivocó más de lo que cualquiera puede permitirse ante el Chelsea. Dudó cómo imponer su talento y no encontró la manera de cortocircuitar a un rival eléctrico, comandado por el descaro de Enzo Fernández. No despertaron los azulgrana, ni siquiera a base de los guantazos que le fueron dando desde el primer minuto. Cuatro pasaron cuando respiraron al ver anulado un gol de Fofana porque rozó el balón con el brazo.
Para entonces, los blues ya habían dejado claro que su estrategia era agobiar al rival sin concederse ni un respiro. Pudo romper el guion el Barça cuando Lamine Yamal robó en el borde del área y filtró un balón a Ferran Torres, que logró engañar a Robert Sánchez pero no ajustar su remate. Fue la mejor ocasión y la falló.
Segundo gol anulado
Desde ese momento, el Chelsea se propulsó. Encendido, eléctrico, cargando el juego por la derecha con la velocidad de Malo Gusto y Estevao, con Enzo imperceptible y Pedro Neto amenazante, desarmó al grupo de Flick hasta que marcó. Y eso que antes le volvieron a anular otro gol. Esta vez por fuera de juego de Chalobah en un saque de falta que acabó cazando Enzo, pero el árbitro interpretó que el inglés interfirió sobre Joan Garcia.
Este detalle no iba a frenar a los blues, que volvieron a lanzar a Neto contra la meta culé cada vez que fue posible y buscaron sin cesar a Enzo con centros como el que Alejandro Garnacho sacó ante Jules Koundé. No reaccionaba el Barça, incapaz de mantener la pelota y moverla con criterio para que aparecieran Fermín López o Lamine. Era un equipo desordenado, con Éric García y Frenkie de Jong dejando vivir un partido cómodo a los hombres que Maresca puso en la sala de máquinas. Era como si el Chelsea avanzase en sexta velocidad y el Barça a cámara lenta.
A la media hora, llegó el premio para los ingleses. Merecido.. En un saque de esquina jugado en corto, se multiplicaron hasta lograr una superioridad que permitió a Marc Cucurella colarse hasta la línea de fondo para meter la pelota en el área pequeña, donde Pedro Neto la tocó de tacón y, cuando parecía que Ferran la sacaba bajo la línea, Koundé la volvió a meter. La única respuesta que dio el Barça fue trenzar una jugada que acabó Lamine con un remate manso. No había manera, y aún se complicó más cuando, al filo del descanso, Araújo vio la segunda amarilla por una entrada a Cucurella. La primera se la había enseñado el esloveno Vincic por protestar.
El malentendido entre Koundé y Ferran Torres para el 2-0.
Al regreso del vestuario, el panorama se ennegreció aún más. Lanzó Flick a Marcus Rashford en el lugar de Ferran, sin querer protegerse. Eso provocó que el dominio siguiera siendo local y suyos los goles. Cayó el tercero anulado, porque Garnacho recibió de Enzo en fuera de juego antes de serviar a Andrey Santos. Recién salido al campo, su acierto no engordó el marcador.
Sí que lo hizo el derechazo de Estevao. De un error en el pase de De Jong armaron una contra en la que el brasileño fue retando a rivales, recortó a Pau Cubarsí, aguantó la presión de Balde y armó un disparo casi sin ángulo imposible para Joan Garcia. El Barça iba a necesitar un milagro para la remontada. Todo en su fútbol resultaba gris, así que desde el banquillo, Flick buscó a su Iniesta en Raphinha.
Lejos de despertar, los azulgrana se llevaron el tercer zarpazo. Stamford Bridge tuvo que esperar de nuevo a la revisión del VAR antes de celebrar que Liam Delap había cazado el pase de Enzo desde la izquierda para poner el tercero, el de la goleada. Ni siquiera Raphinha, con un disparo en el 80 que salvó Robert Sánchez, pudo evitar el desastre.






