Open de Australia
Derrota con firmeza a Jiri Lehecka en tres sets (6-3, 7-6(2) y 6-4) y se medirá con Karen Khachanov. Si gana el torneo, liderará el ránking ATP.
Stefanos Tsitsipas siente el Open de Australia como una segunda casa. Melbourne acoge a casi 200.000 personas de ascendencia griega y en la Rod Laver Arena lo reciben como si fuera uno de ellos. Allí ha dado su mejor nivel de manera más consistente, allí jugará su cuarta semifinal en las últimas cinco ediciones, y allí apura sus opciones de coronarse como número uno del mundo. El heleno derrotó con firmeza al emergente Jiri Lehecka en tres sets (6-3, 7-6(2) y 6-4 en 2 horas, 17 minutos) y se medirá con Karen Khachanov por un puesto en la final.
Sería su primera final en el Open de Australia, porque las tres veces anteriores que llegó a semifinales se quedó a las puertas. Una la perdió contra Rafa Nadal y las dos últimas, ante Daniil Medvedev. Y para romper ese techo se ha puesto en manos de un australiano de raíces helenas, Mark Philippoussis. Todo queda en casa.
Con el australiano ha ganado contundencia con la derecha y solidez al servicio, armas que le sirvieron para contener la pujanza de Lehecka. De cuánto le hizo sudar el checo, más que el resultado hablan las reacciones de Tsitsipas cada vez que salvó un apuro. Los puñetazos al aire y los gritos de rabia, a veces a la grada, que lo alimentaba de vuelta, y a veces a su box. El único que guardaba calma era Philippoussis.
Ocho bolas de ‘break’
Lehecka tuvo hasta ocho bolas de rotura, y las ocho las salvó Tsitsipas, que ha frenado más del 85% de las que ha tenido en contra en Australia. Cinco llegaron de golpe en el cuarto juego del segundo set, que terminó como el resto de ratos de más tensión para el griego. Con gritos, puñetazos, y otro juego en la cartera.
De todos los detalles que dejó Lehecka en el partido más importante de su carrera (el cañón de la derecha, la sutileza en la red), quizá el más significativo fuera su respuesta a esos reveses. El checo, a sus 21 años, mantuvo la determinación en momentos que podrían haberlo roto, y solo tembló en el último juego, con la certeza de la derrota ya delante.
De la misma forma que Tsitsipas tiene un techo en la semifinal del Open de Australia, Jiri Lehecka parece tenerlo en el tenista griego. El checo rompió hace un año llegando a la semifinal del Abierto de Rotterdam, pero el sueño de su primera final ATP se lo quebró Tsitsipas. De igual manera, nunca había pasado de primera ronda en un torneo de Grand Slam y aquí se había plantado en cuartos derrotando a dos cabezas de serie, Cameron Norrie y Auger-Aliassime. Su camino termina en el mismo punto.
Tsitsipas sigue vivo en la lucha por su primer título de Grand Slam, que para él tendría un premio extra: si gana en Melbourne, en ‘casa’, le arrebatará el número uno del mundo a Carlos Alcaraz.