El Barça sobrevive, en el descuento y de penalti, al ‘hat-trick’ de Borja Iglesias

El Barça sobrevive, en el descuento y de penalti, al 'hat-trick' de Borja Iglesias

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La locura que en el Madrid esperaban que marcara la vuelta de los cuartos ante el Arsenal se adueñó al final de un partido ante el Celta en el que el Barça se complicó muchísimo la vida. Por mucho que se adelantara en el marcador gracias a un nuevo tanto de Ferran Torres, un hat trick de Borja Iglesias, engendrado por toda una retahíla de errores defensivos, obligó al conjunto de Hansi Flick a hacer que Montjuïc se convirtiera en ese manicomio que quería ser el Bernabéu. [4-3: Narración y estadísticas]

Para saber más

Raphinha, con dos tantos, el último tras un penalti en el añadido sobre un Dani Olmo que también vio portería, fue al final determinante para sellar un triunfo que, cómo no, desató el delirio azulgrana, si bien evidencia que aún hay cosas que deben mejorarse. Sobre todo, a la hora de mantenerse resguardado en la zaga, viendo lo que espera en el horizonte.

Sin Lamine Yamal en el césped, el jugador que se mostró más en forma en la delantera azulgrana fue un Ferran Torres que, de nuevo, volvió a ver portería. Se encargó de abrir el marcador tras una acción personal en la que transitó por la frontal del área hasta que encontró el momento oportuno para soltar su disparo. En apenas 12 minutos, los azulgrana mandaban en el marcador frente a un rival especializado en amargarle una y otra vez la vida. Y, tal vez por eso mismo, la alegría no les duró demasiado.

Cuando muchos aficionados aún tenían bien vivo en sus retinas el 1-0, un error en la salida de Szczesny para interceptar un centro de Pablo Durán acabó por dejarle un balón franco a Borja Iglesias que el atacante del Celta envió sin oposición al fondo de la red y que provocó un enfado morrocotudo de Flick en su banquillo. Una botella de agua que salió volando tras un puntapié del habitualmente comedido técnico germano acabó por pagar el pato.

Borja Iglesias celebra uno de sus goles al Barça.ALBERTO ESTEVEZEFE

El arquero polaco, cuya continuidad en el equipo la dio por hecha Deco, antes de que el balón empezara a rodar y que celebró el viernes su 35 cumpleaños, no obstante, tendría ocasión de resarcirse. Primero, aguantando el tipo y evitando el gol tras una acción prácticamente calcada a la del 1-1. Y, después, con una doble intervención tras una llegada cargada de peligro de un Ilaix Moriba que pudo haber cometido falta en su lucha con Cubarsí ya cuando prácticamente moría el primer tiempo.

Antes, eso sí, el conjunto de Flick había amenazado la portería defendida por Guaita, con más ganas que puntería. Hasta que Raphinha, en su enésimo intento de buscar un gol olímpico, obligó al meta valenciano a sacar los puños para alejar el peligro. El intento del brasileño por anotar de falta o un disparo desde la frontal de Ferran, en cambio, no habían encontrado en este caso el camino de los tres palos y el único que lo había logrado hasta ese entonces, también del ex del Leeds, acabó mansamente en manos de Guaita.

El VAR

Tras el descanso, por mucho que el Barça le pusiera ganas, fue el Celta el que golpeó. Hasta en dos ocasiones y aprovechando dos desconexiones defensivas en las que el casi siempre Íñigo Martínez acabó por salir en la foto. En ambas, además, el que sacó petróleo fue un Borja Iglesias que se fue de Montjuïc con un hat trick en el bolsillo.

El gallego marcó el 1-2 poco después de que Pablo Durán diera el primer aviso. Y el 1-3, tras recibir un balón lanzado desde la propia área visitante, cuando los azulgrana, ya con Dani Olmo y Lamine Yamal, buscaban abiertamente el gol. Ambos, además, serían determinantes para que la remontada azulgrana. Olmo, en este caso, se encargó de convertir el 2-3 un par de minutos después de que sus rivales pusieran tierra de por medio. Y Lamine, de poner el balón en el área que Raphinha, todo corazón, acabó por mandar al fondo de la red para sellar el 3-3. El brasileño, en el larguísimo añadido del duelo, se encargaría de marcar el 4-3 al transformar un penalti sobre el propio Olmo que Melero López no dio en primera instancia, pero que acabó señalándolo a instancias del VAR. Un gol que, cómo no, desató la euforia en Montjuïc.

kpd