Paula Badosa, número 10 del mundo y campeona de Indian Wells en 2021, anunció este jueves su retirada de esta edición del Masters 1.000 del desierto californiano por una lesión en la espalda.
“Siento mucho retirarme de uno de mis torneos favoritos. Intenté jugar hasta el último minuto”, explicó la española en un comunicado. “Estoy realmente triste y espero estar de vuelta el próximo año!”, añadió.
Badosa llegó entre algodones a Indian Wells después de haberse tenido que retirar en Mérida la semana pasada por esos problemas físicos en la espalda.
La alemana Eva Lys (n.78) ocupará el lugar de la catalana en el cuadro y se enfrentará en la segunda ronda de Indian Wells con la estadounidense Caroline Dolehide (n.73).
La jugadora catalana de 27 años, que debía debutar el viernes frente a la estadounidense Caroline Dolehide, protagonizó el año pasado una espectacular resurrección deportiva después de que sus problemas de espalda la hundieran más allá del top-100 mundial.
En este principio de año firmó una gran actuación en el Abierto de Australia, donde cayó en semifinales ante Aryna Sabalenka. A finales de febrero, sin embargo, Badosa volvió a sufrir unos problemas de espalda que la llevaron a retirarse de su último partido en el WTA 500 de Mérida.
El Fenerbahçe ha sacado este domingo al campo de juego a su equipo de sub-19 para disputar la final de la Supercopa turca ante el Galatasaray, en protesta contra lo que considera un permanente maltrato por parte de los árbitros y de la Federación de Turquía (TFF), y los jugadores han abandonado el campo tras un minuto de juego.
El vicepresidente del club, que está segundo en la Superliga turca tras el Galatasaray, ya había anunciado a principios de esta semana esa medida y adelantado que los jugadores abandonarían el campo antes del final de los 90 minutos, lo que supondría que el equipo perdería automáticamente por 0 a 3 y su rival se llevaría el título.
El encuentro ha comenzado a las 20.30 (18.30 GMT) y tras sólo 50 segundos el Galatasaray ha marcado un gol por medio del argentino Mauro Icardi.
Inmediatamente, los jugadores del Fenerbahçe han abandonado el terreno de juego y el árbitro ha recogido el balón y abandonado también el campo, dando el partido por concluido.
El Galatasaray de Estambul ganó la Superliga turca en la temporada de 2022-2023 y el Fenerbahçe se hizo con la Copa.
Los jugadores del Galatasaray celebran el título de la Supercopa.Huseyin YavuzAP
Tras concluir el encuentro, los jugadores del Galatasaray han permanecido en el campo y se han dividido en dos equipos para continuar jugando ante el público en el estadio, que mostraba ya tan solo un cuarto del aforo lleno con seguidores del campeón de Liga.
Los medios turcos ya habían informado de que el primer equipo del Fenerbahçe ni siquiera se había desplazado a Sanliurfa, donde se disputaba la final. De hecho, el Fenerbahçe no participó en la rueda de prensa de ayer, habitual antes de los partidos.
El club turco ha protestado así contra lo que considera un permanente maltrato por parte de la TFF y de los árbitros.
Además, quiere denunciar el rechazo por parte de la Federación a su petición de que la final se pospusiera para poder tener más tiempo para preparar el partido de la Conference League de la UEFA del jueves que viene.
La TFF impuso esta semana una sanción de seis partidos en casa sin espectadores, amén de multas económicas, al Trabzonspor, por la agresión de numerosos hinchas suyos a los jugadores del Fenerbahçe tras el partido del 17 de marzo pasado.
El Fenerbahçe denunció que esa agresión fue un intento planificado de sabotear su éxito en la Superliga, en la que va segundo a dos puntos del Galatasaray.
La Supercopa iba a celebrarse el pasado 29 de diciembre en Riad, la capital de Arabia Saudí, pero fue suspendida al nos ser autorizados los jugadores a salir al campo con camisetas con el rostro de Mustafá Kemal Atatürk, el fundador de la Turquía moderna, con el mensaje "Paz en casa, Paz en el Mundo".
Las noches de hundimiento del Barça tienen un escenario europeo más, Milán, pero en nada se parecerá a cualquier otro naufragio. Esta vez fue un castigo cruel y por momentos injusto para el equipo primaveral y descarado que ha ensamblado Hansi Flick. Se encontraron con el primer gran obstáculo y pelearon con convicción toda la eliminatoria, sin miedo, guiados por un Lamine Yamal en la persecución de un sueño que les arrebató el Inter justo cuando vivían inmersos en un estado de felicidad sostenida. Parecían quedar atrás los breves estallidos que habían alimentado la última década, en la que el Barça no creó memoria y ni recuerdos europeos, a veces por deméritos otras por falta de suerte. Cuando pareció que este equipo, comandando por un juvenil y bajo el gobierno de Pedri, lo tenía todo, los italianos se cobraron primero los errores, después le sobrevivieron y acabaron resistiendo para someter la alegría feroz de esta generación culé en una eliminatoria épica. [Narración y estadísticas (4-3)]
El Barça encontró con la necesidad de masticar un duelo que tardó en saber interpretar, tuvo en su mano y lo vio escapar. No lograba generarle dudas a un rival que echó mano de veteranía, esa misma que hizo de Dimarco buscara intimidar a Lamine a base palitos. Nada que pudiera castigar Marciniak, pero suficiente para desquiciar. Aún así se sostuvo el de Rocafonda para tirar de un Barça que se refugió solo en él para intimidar, sin que eso le permitiera sacar a pasear su don.
En los primeros minutos, ambos equipos buscaron dañarse por los flancos. Si Lamine estaba juguetón, Dumfries anduvo siempre preparado para buscarle las cosquillas a Gerard Martín. Fue la caldera del Giuseppe Meazza la que encendió el partido cuando el Inter encadenó tres saque es de esquina consecutivos e impuso su pizca de locura. Se durmió Olmo en la salida de balón y apareció Dimarco para robar, buscar a Dumfries y que el neerlandés asistiera a Lautaro Martínez para abrir el marcador. El argentino había apurado para llegar al duelo y fue determinante durante muchos minutos.
Cubarsí y el VAR
La ventaja le dibujó al equipo de Inzaghi el escenario que quería. Sin necesidad de arriesgar, entregó el control a los azulgrana, demasiado imprecisos ante Sommer. Ni Ferran ni Lamine, en alianza con un solvente Éric García en funciones de lateral, eligieron bien y Olmo y Raphinha ni aparecían.
Al Inter le bastaba con estirarse a la contra, buscando inquietar en cualquier despeje como la bolea que probó Mkhitaryan o el zurdazo de Çalhanoglu. Se sostenía el Barça en esa mínima desventaja cuando Cubarsí se lanzó a los pies de Lautaro frenando su mano a mano con Szczesny. Se jugó el penalti y el VAR lo cazó. El argentino, a medio gas, había marcado un gol y dejado en bandeja el segundo a Çalhanoglu desde el punto de penalti con la primera parte cumplida. El 2-0 era un mazazo que Flick tendría que buscar enmendarlo en el vestuario.
Aunque solo la habilidad en el fuera de fuego les libró del tercer tanto, al alemán no le hizo falta ni mover el banquillo porque el héroe inesperado lo tenía en el césped. Se activaron Lamine, Pedri y Raphinha, pero fue Gerard Martín el que puso un centro lateral que Eric García enganchó para enviar a la escuadra. Ese gol recordó que no hay desaliento cuando está en juego una final. Tuvo el empate el improvisado lateral en una contra de manual con Gerard y Pedri, pero su disparo lo adivinó Sommer, todo reflejos.
Frattesi festeja el 4-3 del Inter, el martes en el Meazza.AFP
Nada pudo hacer el suizo con otro centro llovido desde la izquierda para el testarazo de Dani Olmo. El Barça había revivido y el Inter temblaba. Tanto que cuando el VAR convirtió en falta al borde del área la entrada de Mkhitaryan a Lamine que Marciniak vio como penalti, todo el estadio resopló de alivio.
La superioridad culé era aplastante y, como no podía ser otro, Lamine tuvo la ocasión de romper el empate con un latigazo desde la frontal del área que salvó la mano de Sommer. Entonces apareció Raphinha. Necesitó probar con la izquierda, que salvara Sommer y recoger el rechazo para ajustar un derechazo a la base del poste para poner rumbo a Munich. Nada parecía poder frenar a este Barça y hasta Lamine estrelló el cuarto en el palo. Sin embargo, el Inter revivió para aguar la fiesta culé. Cuerpeó Dumfries con Gerard y le ganó para poner un centro que Acerbi convirtió en el empate que condenaba a la prórroga.
Con el partido loco, en el tiempo extra los errores se pagaron mucho más caros. El de Araújo dejando escapar a Thuram en el lateral del área para asistir a Frattesi fue determinante. Otra vez el Barça estaba eliminado. Bajo la intensa lluvia de Milán, faltaba el gol de Lamine que, por más que lo buscó de manera incansable, no apareció.