Es fan absoluto de Harry Potter. Hasta el punto de que en su piel -entre otras muchas cosas, incluido el rostro de Julio César y el Coliseo romano- lleva tatuado al elfo Dobby y una pócima de Hogwarts que da suerte a quien la bebe. Entrena al boxeo en sus ratos libres. Y acaba de ser nombrado presidente de un equipo en la Gipsy League de Palma, una liga de la comunidad gitana que emula a la Kings League de Gerard Piqué.
Pablo Maffeo (Sant Joan Despí, 1997) vive con la intensidad de una continua galopada por la banda. Hijo de padre italiano y madre argentina, no sabe lo que es despertar indiferencia. Héroe para unos, villano para otros. Sin medias tintas.
Que se lo pregunten si no al vestuario del Real Madrid y a Vinicius Jr., su némesis en el terreno de juego, duelista en un pique por fascículos protagonizado por dos tipos explosivos, jugadores de banda larga y mecha corta. Con los de Ancelotti tuvo aquel sonado episodio en la Supercopa de Arabia, con su desplome en un lance con el brasileño y la colleja final que le dio Bellingham, detonante de una gran tangana. Al inglés, por cierto, volvió a atizarle la semana pasada: “A mí me cae mejor Vinicus que Bellingham porque es como yo, es caliente y viene de frente. El otro va por detrás. Es como en la vida real, si yo no te caigo bien, perfecto, pero me vienes de frente”. De hecho, se explayó en esto
“Si vas de señorito, del niño que tiene frío y le pongo la chaquetita, pero luego por detrás insultas o te metes con los compañeros, pues eres un falso. Vente de cara. Si tú a mí también me caes mal, si ya lo sabe, pero no vengas de buenas. Entonces, si me tengo que quedar con uno de los dos, me quedo con Vinicius, que se como es”, afirmó.
Declaraciones polémicas
Días antes se había publicado una entrevista en la que el jugador del Mallorca bromeaba en un contexto distendido, cuando le preguntaron qué pasaría si en un mundo «de ficción» boxeara con Vini: «le noquearía en 10 segundos», replicó sin dudar. Era una chanza, pero se armó un intenso revuelo.
Maffeo es así. Como en el campo, donde derrocha ímpetu, no se corta cuando va al choque dialéctico. Todo eso le ha valido el sambenito de jugador indomable. «Es buen chico y tiene fondo noble aunque sea visceral, emocional, imprevisible, bromista», explican quienes le han tratado en la isla, donde vive desde 2021.
Él mismo recuerda que cuando llamó a su madre para decirle que Scaloni lo había convocado con la selección argentina en 2023, ella pensó que era uno de los vaciles de su hijo.
Lateral derecho de exuberante fortaleza física, contundente al corte y con capacidad de llegada, el jugador catalán fue uno de los chicos que probó fortuna en la Premier. Se formó en la cantera del Espanyol. Allí llegó con sólo 6 años y debutó con el filial perico en 2013, casualmente en un partido contra un equipo mallorquín (el Constancia, de Inca).
Los ojeadores del Manchester City le echaron las redes. Y ese mismo año se mudó al club citizen. Tenía solo 16 años y aquella decisión fue un punto de inflexión en su vida. Allí vivía con una familia inglesa y conoció los rigores ocultos del futbolista, «los sacrificios que hay que hacer», según él mismo explicó en una entrevista al club.
Maffeo conduciendo el balón frente a Vinicius en la Supercopa de España.GETTY
En el City entrenó principalmente con el filial, a las órdenes del mítico mediocentro francés Patrick Vieira, al que considera uno de los entrenadores más influyentes de su carrera. Llegó a debutar con el primer equipo en un partido de Champions contra el Steaua de Bucarest, en la primera temporada de Pep Guardiola. Pero al final de aquel curso fue cedido al Girona, club en el que militó en cuatro temporadas distintas, con un paréntesis en Stuttgart, donde no tuvo una estancia fácil.
Su llegada a Mallorca procedente del Huesca en 2021 descorchó su mejor versión. Ese año cuajó una temporada formidable. Su energía contagiaba a la grada bermellona, agradecida siempre con el esfuerzo.
La albiceleste
Fue un poco después cuando lo convocó Scaloni. No llegó a debutar pero cumplió un sueño. El seleccionador argentino vive en Mallorca y suele visitar Son Moix. La semana pasada estaba en el campo, lo que ha disparado los rumores sobre una posible segunda llamada al lateral mallorquinista. «Está en el radar, no descartamos nada», se ha limitado a decir el parco entrenador de la albiceleste que, sin embargo, le lanzó un recado: «él puede dar más y explotar sus condiciones».
En la isla ha marcado 4 goles y ha dado 10 asistencias, sus mejores números, lastrados por las lesiones y a veces empañados por el ruido de esas polémicas, que dividen a una parte de la grada.
Padre de una niña, con otro hermano futbolista y muy unido a su clan familiar, Maffeo tiene escrito a tinta en el pecho el lema romano Veni Vidi Vici (vine, vi, vencí), filosofía pugilística, propia de un gladiador. Con 27 años, su fútbol, las lesiones y su capacidad de canalizar su enérgico carácter medirán hasta dónde llega la visión de esa victoria.