Hay bolas que ya están muertas, su trayectoria lleva irremediablemente a segundo bote, cuando Carlos Alcaraz aparece, las rescata, las eleva y las convierte en arte. A veces es incomprensible; en realidad, siempre se entiende. Vuela el español en el Open de Australia más rápido que nunca, más rápido si cabe para alcanzar los cuartos de final por segunda vez consecutiva. Ante Novak Djokovic -que este domingo venció a Jiri Lehecka por 6-3, 6-4 y 7-6(4)- se revivirá el duelo intergeneracional después de las últimas finales de Wimbledon y de los Juegos Olímpicos de París con un condicionante: la actual frescura en las piernas de Alcaraz.
Su tenis alberga todavía ciertas dudas, la adaptación a los cambios realizados en la pretemporada está a medias, pero con esas piernas parece inalcanzable. Ante Jack Draper, en octavos de final, apenas necesitó una hora y media para superarle por 7-6 y 6-1 antes que el británico se retirara extenuado y dolorido.
Era un desenlace previsible, pero había que empujar a Draper al abismo. El británico, amigo de Alcaraz, que ha llegado incluso a compartir su lema -cabeza, corazón y cojones-, había acumulado en las tres rondas previas en Melbourne un desgaste exagerado y apareció en la Rod Laver con las fuerzas justas. Llevaba tres victorias en cinco sets y más del doble de horas de juego que el propio Alcaraz. Pero tampoco quería rendirse desde un inicio. En el primer set, con su habitual juego de saque y derecha tuvo sus oportunidades e hizo temblar a Alcaraz. No en vano ya le había derrotado el año pasado en Queen’s, aunque sobre hierba, una superficie propicia.
“No quería ganar así”
Hubo momentos de peligro. Pese a romper pronto el servicio de Draper, Alcaraz pudo complicarse la jornada, incluso el torneo, después de una discusión con el juez de silla, el irlandés Fergus Murphy, que le llevó a dobles faltas consecutivas y a un break en contra. Para entonces el español ya sumaba demasiados errores no forzados -acabó el set con 21 por 21 ‘winners’- y la distracción podría haber ido más allá; Draper llegó a estar con 5-5 y 0-30 a favor. Pero Alcaraz supo enmendar lo ocurrido, arreglar el marcador y, tan eléctrico como se encuentra, llevarse el set y el partido.
“No es la manera en la que quería ganar. Obviamente estoy contento, pero al mismo tiempo un poco triste por Jack. En la pretemporada ya sufrió una lesión que no le permitió preparar bien la temporada y no hay podido estar al máximo”, comentó Alcaraz, que confesó que v ería el partido de Djokovic mientras recibe tratamiento de su fisioterapeuta, Juanjo Moreno, y dejar entrever que le gustaría medirse con él.”Este joven llamado Novak Djokovic parece que juega bien”, ironizó primero y finalizó: “Hemos jugado unas cuantas veces y siempre ha sido emocionante”.