Àlex Pintado, el sucesor de la tradición en los 1.500 metros: “Sentí alivio cuando se canceló el fútbol por la pandemia”

Àlex Pintado, el sucesor de la tradición en los 1.500 metros: "Sentí alivio cuando se canceló el fútbol por la pandemia"

La mirada arriba: con 18 años ya mide 1,92 metros y parece que serán más, tan fino como es, tanto todavía por crecer. La mirada arriba, como aparece en la foto de la meta de los 1.500 metros del pasado Mundial sub-20, donde logró un bronce histórico, pues sólo Fermín Cacho en 1988 se había colgado una medalla en esa categoría. La mirada arriba: los ojos al cielo que le espera, a las carreras con los mejores atletas del planeta en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos. Apunten su nombre, Àlex Pintado (Terrassa, 2006), el sucesor de la herencia del mediofondo español, porque corre, corre muy rápido y hace algo todavía mejor: piensa.

“Si te digo la verdad, creo que lo he conseguido hasta ahora no sirve de nada. Mi objetivo es entrenar como profesional, competir como profesional, y estas categorías sólo son un entretenimiento en el camino”, proclama y no le falta razón. En efecto, hasta ahora sus logros sólo se pueden considerar avisos, pero qué avisos. Si el año pasado la caída a los infiernos de Mo Katir fue una decepción para el atletismo español, el ascenso de Pintado fue un consuelo.

El desencanto con el fútbol

¿Por qué corres?
Desde pequeño me gustaba, de hecho estuve apuntado a atletismo, pero hacíamos de todo, correr, lanzar, saltar y a mí sólo me gustaba correr. Los días que tenía que saltar me aburría. Así que lo dejé y jugaba a fútbol. Era extremo en el Cercle Sabadellès y era rápido, pero cuando llegó el confinamiento me di cuenta de que realmente no me gustaba. Se cancelaron los partidos por el coronavirus y para mí fue un alivio, no fue una decepción. Descubrí que no era lo mío, que jugaba por jugar y mis padres me dijeron que podía dejarlo, pero que tenía que hacer algún deporte. Y por eso volví al atletismo.

En realidad, Pintado estaba llamado a ser corredor, aunque estuviese muchos años persiguiendo un balón. Su padre, Ricard Pintado, fue un fondista que subió al podio en los 5.000 metros de un Campeonato de España, y su madre Toñi Aznar llegó a ser internacional en los 800 metros de un Iberoamericano. En 2020, en cuanto pisó un tartán, los entrenadores alucinaron con su larguísima zancada. Es más, si no ganó una medalla internacional hasta el año pasado fue porque su cuerpo no le dejó.

En su primera temporada como atleta fue subcampeón de España sub-16, pero en la segunda le empezó a doler y a doler y a doler la rodilla. Había crecido mucho, pero algunas articulaciones todavía no se habían enterado y le apareció un bulto que le martirizaba si corría. Le dijeron que era la enfermedad de Osgood-Schlatter y que la única solución era descansar. “Me lo tomé muy bien. Me explicaron que era una lesión por el crecimiento y que con el tiempo iba a pasar. Estuve casi parado un año, pero no fue un trauma”, recuerda Pintado que desde que se recuperó ya no ha parado.

Telecomunicaciones y New Balance

Desde las pistas de Santa Coloma de Gramenet, a las órdenes de octogenario DomingoLópez -que ya entrenó a su padre-, fue dando pasos hasta esa carrera en el Mundial sub-20 del año pasado en la que sólo le superaron el etíope Abdisa Fayisa, que también compitió en los Juegos Olímpicos de París 2024, y el australiano Cameron Myers, actual plusmarquista mundial sub-18 de los 1.500 metros. Este 2025 su objetivo es el oro en el Europeo sub-20 como ya conquistaron Mateo Cañellas, Reyes Estévez y David Bustos, aunque le gustaría “asomar la cabeza” con los mayores en algún meeting o en el Campeonato de España.

¿Qué hará con los estudios?
He empezado un doble grado de Ingeniería Informática y Telecomunicaciones en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), pero la idea es centrarme en entrenar bien. Nunca he pensado en dejar de estudiar, pero creo que puedo tomarme en serio el atletismo durante unos años y ver hasta dónde llego.

Pintado ha firmado como profesional con New Balance y con ello tiene unos años asegurados, aunque también más presión. Además, la historia dice que Cacho fue campeón olímpico en Barcelona 1992 sólo cuatro años después de ser medallista en un Mundial sub-20 y no hay nadie que no le nombre ese precedente al joven. “Me lo tomo con calma. Realmente sé que es muy difícil competir en unos Juegos Olímpicos o en un Mundial. Sigo trabajando, sigo igual, aunque me digan cosas. Una medalla sub-20 da motivación, pero ya está”, finaliza con una tranquilidad que invita aún más al optimismo. Àlex Pintado, apunten su nombre.

kpd