La estadounidense no consigue igualar el récord de triunfos de la mítica esquiadora y debe esperar a este domingo para alcanzar su hazaña
En medio de la lógica y creciente expectación, Mikaela Shiffrin no pudo igualar, en el eslalon gigante de Kranjska Gora (Eslovenia), el récord femenino de victorias en la Copa del Mundo, en poder de Lindsey Vonn con 82. Este domingo, en el segundo gigante de ese enclave cargado de tradición, tiene la oportunidad de resarcirse y proseguir su acelerado camino hacia la Historia.
Mikaela no falló, si entendemos fallar como ocupar una posición excesivamente trasera o, incluso, no acabar la prueba. Simplemente no venció. Quizás le lastró algo la presión que esa nerviosa, excitante expectación comporta. O quizás, simplemente, nadie puede ganar siempre. Ni siquiera ella, aunque tendamos a creerlo. Aunque (casi) lo demuestre.
Mikaela se quedó lejos de la hazaña con un sexto puesto compartido con Coralie Frasse-Sombet (un honor para la ya treintañera francesa). Quinta en la primera manga a 34 centésimas de la líder, la canadiense Valérie Grenier, la rubia maravilla de Aspen se aprestó al asalto. Una situación poco usual. Lo más frecuente en ella es que, tras imponerse en la primera manga, afronte la segunda con una miaja de prudencia, con un propósito de control más que de asalto. A redondear más que a conquistar.
Esta vez no, y le pudo algo la ansiedad. Sin llegar a hacerlo mal, porque eso es prácticamente imposible, ni tampoco cometer errores, no esquió con toda su fluidez habitual y fue decimoctava en la segunda manga. Puede que, también, se encuentre un poco cansada, algo tensa. El caso es que nunca pareció en disposición real de enjugar esas centésimas de diferencia. Y ni siquiera pudo ocupar un lugar en el podio, a cuyo primer escalón se encaramó finalmente Valérie Grenier, también mejor tiempo parcial en la segunda manga. Es la primera vez que Grenier, de 26 años, se sube al cajón en la Copa del Mundo. Un éxito inopinado para ella y balsámico para el esquí canadiense, que no pasa por su mejor momento.
Petra Vlhová sigue maldita. Esta temporada no cesa de pisar los podios, pero nunca su parte más elevada. Acaba cariacontecida las pruebas. Adopta una ambigua expresión de circunstancias. Sonríe levemente por obligación, pero se la ve frustrada. Sexta en la primera manga, realizó una magnífica segunda. Pero no fue suficiente. E, incluso, bronce, vio cómo Marta Bassino la adelantaba para colocarse detrás de Grenier en los lugares de honor.
Shiffrin está luchando contra sus rivales, contra la alargada sombra de Vonn y contra el clima. En el resto de Europa, como en España, no hace frío. Hay poca nieve y alguna de la que hay está blanda. Se han suspendido algunas pruebas, la última, el día 5, el segundo eslalon de Zagreb, luego de que Mikaela ganase, el 4, el primero. El exceso de viento también aconsejó, en esta ocasión, que se cancelara la prueba. No todas de las suspendidas pueden ser recolocadas en otras fechas.
Al tiempo que Mikaela no lograba su propósito, en Adelboden (Suiza), en otro eslalon gigante, el ídolo local, el Shiffrin masculino, Marco Odermatt se imponía al noruego Henrik Kristoffersen y al otro suizo, Loïc Meillard.