Se suponía que Mateo Retegui (Buenos Aires, 1999) debía ser olímpico con la selección argentina de hockey hierba. Su padre Carlos había sido internacional y llegó a ser seleccionador del equipo femenino, y su madre, María de la Paz, fue campeona del mundo júnior. Lo llevaba en la sangre. Y lo más importante: tenía el talento para serlo. Pero a Mateo también le gustaba el fútbol. No siempre como primera opción, pero tenía cualidades para los dos deportes. El tiempo ha confirmado parte de las sospechas, porque Retegui es el Capocannoniere de la Serie A con el Atalanta y hoy se mide al Real Madrid. Eso sí, a nivel de selecciones no defiende a su país, sino a Italia, convencido por la Federación y olvidado por su país.
El niño Retegui entró en las categorías inferiores de River Plate, a las que llegó por su deseo infantil, y por el paterno, de triunfar en el mundo del fútbol, pero terminó dejando el club cuando su chip adolescente cambió para centrarse en el hockey hierba. Parecía destinado a labrarse un futuro lejos del balón, pero un día su padre se encontró en la playa con un ojeador de Boca Juniors y su carrera dio un vuelco para siempre. Porque sí, Retegui, que ha terminado cambiando Argentina por Italia, antes había cambiado River por Boca. Así es la vida.
Después de haber jugado al hockey durante dos años, su reinicio futbolístico, y en plena adolescencia, en Boca no fue fácil. Incluso lo quiso dejar de nuevo. «Vino a despedirse, y mientras su madre esperaba en el coche, le dije que era un cobarde», contó a ESPN, Diego Mazzilli, uno de los responsables de la cantera xeneize. Aquella frase le volvió a cambiar el chip.
Retegui, que era centrocampista, pasó a ser delantero centro. Marcó goles y aunque no debutó con el primer equipo, llamó la atención de otros clubes. A los 20 años, se fue cedido a Estudiantes, luego a Talleres y con 22 le fichó el mexicano Tigre. Ahí explotó. 19 goles en 26 partidos y la llamada de la Federación Italiana y de Roberto Mancini para olvidarse de Argentina y representar al país transalpino.
Un delantero argentino, jugador del Tigre mexicano, que casi deja el fútbol por el hockey hierba y que nunca había jugado en Europa, convertido en delantero estrella de la selección italiana de fútbol. La historia es de película. Y la razón, los abuelos maternos de Mateo, naturales de Canicattì, un pueblo de Sicilia.
Así que mientras su hermana Micaela saboreaba la medalla de plata conseguida un par de años antes en el torneo de hockey hierba de los Juegos Olímpicos de Tokio, Mateo aceptaba el reto italiano de Mancini. «Me recuerda a Batitstuta cuando era joven», dijo el técnico en su momento. Casi nada.
Retegui debutó con Italia el 23 de marzo. Lo hizo en el estadio del Naápoles y contra Inglaterra, por si fuera poco. Y marcó el único gol de su selección a los diez minutos de saltar al césped. Demostró lo que Italia necesitaba: gol y hambre.
En verano de 2023, el Genoa puso sobre la mesa del Tigre 15 millones de euros y Retegui cruzó el charco. Su evolución futbolística ha sido constante y contundente. Marcó siete goles en su primera campaña en la Serie A y Spalletti le llamó para la Eurocopa, convirtiéndose en el primer canterano de Boca Juniors en disputar el torneo europeo.
En Alemania, Retegui fue suplente en tres partidos, incluido el que le enfrentó a España, y titular en uno. No marcó, pero mostró virtudes. Tantas que el Atalanta se decidió a pagar 22 millones de euros por él tras la grave lesión de su delantero titular, Scamacca, que también era clave en la selección.
Bajo las órdenes de Gasperini, Retegui se ha convertido en el mejor goleador del campeonato italiano. Suma 12 goles en 15 partidos de Liga y dos tantos en los cinco disputados en Champions. El Atalanta es líder en Italia y en Europa y ya nadie se acuerda de Scamacca. Con la selección, ha marcado dos goles en los cuatro encuentros celebrados en los parones de este curso y apunta a titular en el futuro a corto y medio plazo. A sus 25 años, Retegui busca subir un nuevo escalón en el fútbol mundial. De River al hockey hierba, del hockey hierba a Boca, de Boca a Tigre, de Tigre a Europa… Y veremos.