El Barça, en concierto. El Madrid, en desconcierto. Volvió la música al Bernabéu. La de piano en la cancha y la de viento en la grada. Ancelotti no da en la pizarra con la tecla, ni nadie en el césped con la batuta. El partido se anunciaba como el pulso entre un Barça rodado y un Madrid en rodaje. En un sentido u otro, iba a emitir un veredicto. Y dictó una sentencia, aunque todavía provisional. El Barça aplastó a ese Madrid al que Joan Gaspart c
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