Carlos Alcaraz, número 2 de la clasificación mundial, no se permitió ni un despiste en su estreno en el cuadro del Masters 1.000 de Shanghai y derrotó con celeridad al chino Juncheng Shang, 51 ATP, por 6-2 y 6-2 en una hora y cuarto sobre la cancha.
Tres días después de ganar la final del Abierto de China al número uno, el italiano Jannik Sinner, el jugador español mantuvo la línea de excelencia. Pasó como un ciclón sobre Shang, de 19 años y reciente ganador del torneo de Chengdú y que se vio desbordado por el tenis total de Alcaraz: seguro con el servicio, impecable en la red, demoledor con el resto, no hubo resquicio que dejase abierto al tenista local.
Es la segunda temporada que Alcaraz participa en Shanghái. En 2023 llegó hasta los octavos de final, donde la paró el búlgaro Grigor Dimitrov.
Su rival en dieciseisavos de final será otro jugador chino, Yibing Wu, que disputa por invitación este penúltimo Masters 1.000 del año y que ocupa el puesto 560 del ránking. En la anterior ronda se deshizo del chileno Nicolás Jarry, 29 del mundo.
Sinner es el primer cabeza de serie del torneo, seguido del alemán Alexander Zverev y de Alcaraz.
Carlos Alcaraz aún era una revelación, un adolescente prometedor, cuando ganó a Novak Djokovic en el primer enfrentamiento entre ambos, en semifinales del Masters 1000 de Madrid de 2022. Acababa de cumplir 18 años y le faltaban unos meses para celebrar su primer Grand Slam. Fue sólo una presentación en el Olimpo que pronto le daría entrada, pero ya entonces el serbio quiso apadrinarle; él ya sabía de su potencial. «Lo conocí en Internet cuando tenía unos 12 años y ya estaba ganando torneos», anunció el vencedor de 24 Grand Slam y así empezó la relación entre ambos.
Desde entonces, cada vez que se encuentran fuera de la pista, mantienen una larga charla y el afecto es mutuo. En el pasado Wimbledon, por ejemplo, antes de medirse en la final, coincidieron en un entrenamiento y Alcaraz llegó a fotografiarse con los hijos de Djokovic, Stefan y Tara, que lo idolatran. En el último Masters 1000 de Shanghai las cámaras grabaron su conversación y cómo el serbio llamaba «titancito» al español con cariño.
La sintonía entre ambos es curiosa, pero no tanto como su histórica rivalidad. Pese a la exagerada diferencia de edad, 16 años casi exactos -los dos nacieron en mayo-, en sólo tres años han construido una historia que ya contienen imágenes de dos finales de Grand Slam, una de Juegos Olímpicos, otra de Masters 1000 así como varias semifinales importantes. De hecho su partido de este martes en el Open de Australia (probablemente en turno nocturno, es decir, a las 09.00 o las 11.00 horas en España) será el primero de cuartos de final; nunca antes se toparon tan pronto.
La polémica de Djokovic
Será su octavo enfrentamiento, con cuatro victorias a favor de Djokovic y tres a favor de Alcaraz. El serbio sostiene el mal recuerdo de los dos trofeos de Wimbledon concedidos al español, especialmente el último, cuando fue inferior. Y Alcaraz tiene en carne viva la derrota olímpica en París que no sólo le dejó sin un oro, también le desmontó anímicamente para lo que quedaba de temporada.
«Espero una gran batalla, como la mayoría de partidos en los que nos hemos enfrentado. Diría que sólo dos veces la batalla ha sido desigual: el año pasado en Wimbledon él dominó la pista y yo tuve un buen partido en las semifinales de las ATP Finals de 2023. En el resto, siempre ha habido intercambios tan intensos como los que tenía con Nadal», valoró este domingo Djokovic después de cerrar su pase y mantener en Melbourne su progresión ascendente. Como es habitual en él, en los primeros partidos, ante Nishesh Basavareddy y Jaime Faria sufrió ciertos apuros, pero en los dos últimos, ante Tomas Machac y Jiri Lehecka -este domingo ganó 6-3, 6-4 y 7-6(4)-, su dominio ha sido indiscutible.
JAMES ROSSEFE
Sus mayores problemas están fuera de las pistas, en las gradas, y son dos. El primero, el público australiano, que le abuchea desde su expulsión del país por negarse a vacunarse del covid y le genera cierto malestar. Y el segundo, un reportero del canal aussie Channel Nine, que se burló de sus fans serbios y le llevó ayer a retirarse de la pista sin conceder entrevistas post-partido. «Sólo pido una disculpa suya», reclamó y está por ver si ésta llega.
Una victoria sin problemas
«Intento no pensar en todo lo que ha conseguido, si pienso en todo lo que ha hecho no podría jugar. Ha ganado 24 Grand Slam, ha estado muchas semanas como número uno. Pienso en que puedo ganarle, saber mis armas. Voy a jugar y creer», valoraba por su parte Alcaraz, inmaculado pese a que aún se está adaptando a los cambios realizados en pretemporada. Este domingo, ante Jack Draper, acumuló demasiados errores con su saque y con su derecha, pero gracias a su velocidad, solventó sus apuros en el primer set y luego el británico se rompió; el marcador se cerró con 7-5, 6-1 y retirada.
Después el español se encerró en la sala de los fisioterapeutas junto al suyo, Juanjo Moreno, para ver el partido de Djokovic y confirmar que viviría otro episodio de la mayor rivalidad intergeneracional que ha dado el tenis. Mientras espera a medirse en una final de Grand Slam a Jannik Sinner, el adversario que le toca, Alcaraz sigue retando a quien le precedió en la cima del tenis. Meses atrás, confesaba que suele pensar en Djokovic en sus entrenamientos, en su tenis y especialmente en su consistencia. Ahora lo volverá a tener delante para seguir ampliando su número de páginas en los libros de historia.
"I love smash! [¡Me encanta rematar!]", firmaba Tomas Machac en la cámara después de su victoria y no hacía falta subrayarlo, ya había quedado claro. En los cuartos de final del Masters 1000 de Shanghai el checo remató, remató, remató y después remató para desesperar a Carlos Alcaraz y dejarle fuera del torneo. La buena racha del español, por los aires.
Ante la potencia de Machac, a Alcaraz le faltaron respuestas y su derrota en dos sets, por 7-6(4) y 7-5, fue justa. Aunque no fue el peor de sus tropiezos. Quedarán los Masters 1000 como una asignatura pendiente del español -este año sólo ha jugado unas semifinales, en Indian Wells- y se perderá la oportunidad de volverle a ver ante Jannik Sinner, pero cualquier análisis será indulgente con su actuación ante Machac.
Al contrario de lo que ocurrió unas semanas atrás en su enfrentamiento en la Copa Davis, este vez Alcaraz puso más tenis, más calma e incluso más coraje, pero el juego de Machac siempre le perjudica. El checo de 23 años, tenista irregular, número 33 del mundo, se entrega siempre a los golpes, a reventar la bola con la mayor violencia posible, y ante él no hay ritmo posible. Si está acertado, exige defensa y a veces ni con esas.
Este jueves en China, Alcaraz jugó mejor, fue mejor, pero nunca llegó a desvestir a su adversario. Si acaso puede hacerse un reproche: su debilidad en los momentos decisivos. Los datos a veces son tramposos, pero otras veces no. El actual número tres del mundo necesitó hasta ocho bolas de break para convertir una mientras a su rival le bastaron cuatro para conseguir dos roturas.
Esa desigualdad fue crucial, como lo fue el tie-break del primer set. Alcaraz había dominado todo el periodo y había obligado a Machac a resistir, pero en la muerte súbita concedió varios errores. El checo, en cambio, entregado al saque y volea (o mejor dicho saque y remate), disfrutó de ese desenlace y se plantó en el segundo set con la confianza de quien se ve ganador. Alcaraz necesitaba de sus fallos para encarar la remontada y esos finalmente no llegaron.
Masters de Madrid
JAVIER MARTÍNEZ
@JavierMartnez5
Madrid
Actualizado Domingo,
7
mayo
2023
-
21:07Ver 50 comentariosVenció por 6-4, 3-6 y 6-3 en un partido...