Hace tres años a España le zarandeó una medalla de oro de un chico que escalaba felinamente. Se llamaba Alberto Ginés y parecía, efectivamente, un chico normal de 18 años. Lo que ocurre es que, de repente, era campeón olímpico. «Había cumplido ya el sueño de mi vida. ¿Y ahora qué hago?», cuenta a EL MUNDO sobre los peajes de un éxito tan inesperado y precoz en una disciplina que se estrenaba en los Juegos. En París, tras clasificarse en el último
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Fue como si el Real Madrid llevara toda la temporada o toda la vida aguardando este día. Una noche de Berlín para el recuerdo ya, un ejercicio de excelencia tan elevado que sólo un fracaso el domingo en la final contra Panathinaikos (20.00 h.) podría empañarlo. Pero en el Uber Arena no hubo mañana para los de Chus Mateo, sólo una batalla que afrontar con los ojos inyectados en pasión. Buscará hurgar en su propia historia y volver a levantar dos Euroligas consecutivas, como en el 68, tras despedazar al Olympiacos, ese querido enemigo otra vez frustrado por el blanco. [87-76: Narración y estadísticas]
Pugnará por su duodécima Copa de Europa, la cuarta de las últimas 10, por la segunda de Chus Mateo, la cuarta de Rudy, Chacho y Llull y tantos otros hitos. Por agrandar una leyenda que se explica en movimiento y en hambre. Y también en resistencia cuando el rival, a la desesperada, intentó sin suerte la remontada en la segunda mitad.
Porque se puede definir gráficamente la perfección en el baloncesto en los 10 minutos con los que amaneció el Real Madrid en el Uber Arena. Habla de la mentalidad de un equipo nacido para estas cumbres. Llegados a la hora de la verdad, el colmillo, la determinación, el coraje. Ese extraño cosquilleo llamado miedo en el rival. Todo eso es parte del ADN y no se entrena.
Las finales se ganan, dice el tópico. Cuando se quiso dar cuenta, el Olympiacos, el fiero colectivo que defiende mejor que nadie en Europa, el que ganó el quinto en el Palau, el que dejó al Barça en menos de 60 puntos en los dos últimos partidos de la serie de cuartos, estaba tiritando en el Uber Arena, pese a lo rojo de la mitad de las tribunas. Le llovían los triples, cinco casi seguidos entre Hezonja y Musa, Campazzo repartía asistencias como un tahúr y Tavares dominaba las pinturas, la propia y la ajena, como en sus mejores días. Resultó un torbellino. Más madera con la aparición de Yabusele, que había dejado su sitio en el quinteto a Eli Ndiaye para cumplir con las tradiciones, como lo fue el canterano en los dos partidos de la pasada Final Four.
La segunda unidad no bajó la guardia y la distancia se disparó con dos triples del Chacho mediado el segundo cuarto. Chus Mateo recurrió a Causeur, en el ostracismo últimamente, siempre con el corazón a punto en estas citas el veterano francés. Mientras, el factor psicológico Llull aguardaba en el banquillo. Por si había conato de remontada, pues en la memoria lejana aparecía un primer cuarto casi calcado, el de la final de Londres 2013 (27-10 entonces), la única de las cuatro que Olympiacos ha ganado al Madrid.
Apareció el capitán y llegó una máxima de frotarse los ojos (54-29). Era el acierto (9 de 13 en triples), pero, principalmente, eran las ganas, la energía de dominar de manera apabullante el rebote: el Madrid le dejó apenas seis en toda la primera parte al Olympiacos, sólo uno en todo el segundo acto. Sólo un triple de McKissic, el único potable en los griegos, sobre la bocina, dio algo en lo que creer a sus desesperados aficionados, que un rato habían visto cómo el eterno rival regresaba a toda una final continental.
Apareció el alma del Pireo, porque los de Giorgios Bartzokas son mucho más de lo que habían demostrado. Ahora sólo quedaba morir matando, jugar sin red. Entre el segundo y el tercer acto, un parcial de 2-14 que les arrimó para despertar a sus incondicionales. Un empujón más (66-56) con Williams-Goss y, sobre todo, Alec Peters, que anotó 14 puntos en ese tramo, donde el Madrid ya no dominaba el rebote y donde Musa y sus puntos fáciles y Llull y sus canastas de guerrero suponían casi toda la resistencia.
El Madrid había perdido la chispa en pos de la agonía. En su mente se había encendido el botón rojo de la resistencia, de acercarse al final y olvidar el baloncesto, con lo peligroso que eso resulta. El tiempo estaba de su parte pero no las sensaciones (31 puntos en toda la segunda mitad). Williams Goss hacía daño ante sus ex compañeros, como si tuviera cuentas pendientes. Pero cuando se arrimó a ocho (77-69), también las fuerzas abandonaron ya al Olympiacos. Chus Mateo le dio la muleta al Chacho y, con el remate de Musa, bajó los brazos a una noche de perfección y sufrimiento.
Tour de Francia
LUCAS SÁEZ-BRAVO
Enviado especial
@LucasSaezBravo
Laruns
Actualizado Miércoles,
5
julio
2023
-
22:56El esloveno, contrariado también por la caída de su novia...
Megan Gustafson tiene un perro corgi que se llama Pancakes y que tiene su propia cuenta en Instagram. Megan Gustafon nació hace 27 años en un pueblo "de menos de 200 habitantes" en el corazón de Winsconsin y por eso le encanta la parte rural de España. Megan Gustafson, como Lorenzo Brown, es el sostén del baloncesto español, nacionalizada para suplir las carencias estructurales en la pintura de la selección femenina. Promedia 23,5 puntos y 10,5 rebotes en los Juegos Olímpicos y las de Miguel Méndez, que ganaron con su sufrimiento marca de la casa los dos primeros partidos (China y Puerto Rico) en Lille ya están clasificadas para cuartos. Es su primera entrevista, la estadounidense reflexiona en EL MUNDO sobre adaptación al equipo y su aportación al juego.
Vaya emociones fuertes en los dos primeros partidos en los Juegos.
La verdad es que sí. El primer partido, por ejemplo, resultó muy divertido, con todas las compañeras contribuyendo. Te sientes orgullosa por el esfuerzo defensivo, de todos los robos hicimos. Fue como crear el caos para cambiarlo todo contre un rival tan difícil como China, una de las favoritas. Ahora nos centramos en el momento presente, sin subidas ni bajadas. Sólo nos concentramos en el próximo oponente, sin mirar demasiado hacia adelante. El objetivo es estar invictos en nuestro grupo para poder posicionarnos mejor para los playoffs en París. Ese es el plan.
¿Se imaginó alguna vez en unos Juegos?
Está siendo simplemente increíble. Quiero decir, ni siquiera soñaba con algo así porque no pensaba que fuera posible. Realmente estoy muy agradecida por la oportunidad que España me ha dado. Ellos me acogieron y me dieron la bienvenida como una familia y realmente aprecio que todos hayan sido geniales, tan acogedores. Me ayudan, me intentan explicar la cultura o cómo se nombran las jugadas. Me gustaría poder hablar con todas en castellano, estoy aprendiendo (ha solicitado un profesor), porque están siendo muy amables. Y paso momentos muy divertidos con ellas.
¿Cómo recuerda el proceso de nacionalización?
Básicamente comenzó la primavera pasada. La Federación se puso en contacto con mi agente y vimos si podría conseguir el pasaporte. Era una gran oportunidad para mí, porque España era un gran equipo y me motivaba bastante la experiencia. Luego hubo mucho papeleo, con las embajadas, tuve que ir un par de veces durante el verano. Pero funcionó y mereció la pena.
¿Conocía España? ¿Algún viaje en vacaciones o para jugar?
Sólo había estado en un par de ocasiones, jugando en Euroliga. Pero me gustaría tomarme un tiempo y conocer más España, especialmente ahora que tengo el pasaporte. Conocer más la cultura y vivir experiencias, porque creo que es un gran país.
Esta selección ha coleccionado medallas en los últimos años. ¿Sintió que llegaba a un equipo especial?
Claro que lo he sentido, desde el primer día. El estilo de juego es realmente divertido. Porque les gusta correr, les gusta ser disruptivos en defensa, el ritmo... son increíbles pasando y creando. Pero también tienes que ser capaz de anotar. Todo el mundo es muy versátil. Pueden hacer de todo en todas las posiciones. Y también siento que encajo muy bien en el sistema. Porque puedo ayudarlas y traer esos centímetros en la pintura. También puedo ser una amenaza desde el exterior. E incluso defensivamente. Está siendo algo muy grande para mí.
La Familia.
Son personas muy divertidas. Muy extrovertidas. Muy ruidosas. Tienen una gran personalidad. Estuve con ellas en noviembre (Ventanas FIBA) por primera vez, aunque estaba lesionada, en plena rehabilitación, pero ya llegué a conocerlas un poco. Y luego el Preolímpico fue mi primer torneo. Remontamos a Hungría cuando íbamos perdiendo de 20 y terminamos ganando de un punto. Recuerdo que le pregunté a una de mis compañeras. '¿Esto es normal?' Y me dijeron, 'Sí, esto es lo más normal'. Y respondí: 'Ok, estoy lista ahora'. Y aquí lo volvimos a hacer ante China, un partido loco. Así que, básicamente, me tengo que acostumbrar al juego loco de España, a los partidos locos.
Cuando Lorenzo Brown fue nacionalizado hubo mucha polémica. Sergio Scariolo llegó a hablar de racismo. ¿Ha sentido algo parecido?
Sí, escuché sobre él y su proceso. De hecho, he podido hablar un poco con él durante estos días. Creo que cualquiera que obtenga un pasaporte, en cualquier país, va a generar comentarios. Pero, al final, estamos aquí para ayudar, para ser parte de una famlia, para representar a España lo mejor que podamos con nuestras habilidades baloncestísticas. Esas son sus intenciones y también las mías. Sólo queremos mejorar a España y ayudarles. Yo creo que él ha hecho un gran trabajo. Yo espero seguir su camino.
Astou Ndour se ha quedado fuera por la norma de que sólo puede acudir una nacionalizada. ¿Qué sintió?
Sí, sé que no es posible por normativa que las dos podamos estar. Coincidimos en Dallas, durante mi segundo año en la WNBA. Ella es muy dulce, la quiero mucho. Es una persona increíble y una gran jugadora. Sé que ella ha estado con la selección nacional durante años. Tengo mucho respeto por ella. Ha tenido una carrera impresionante y la va a seguir teniendo. Sólo le deseo lo mejor.
¿Te sientes líder en la pista?
Creo que sí. Pero creo que todas aquí somos líderes a nuestra manera. Yo soy una especie de parte de eso. Necesitaban a alguien con tamaño que pudiera aportar en la pintura. Así que me siento responsable de traer esa energía. Sólo estoy aquí para aprender. Para ofrecer todo lo que necesiten defensiva y ofensivamente.
La conocemos poco en España. ¿Cómo es Megan fuera de la pista?
Soy una chica bastante tranquila. Me gusta estar con mi familia. Tengo una sobrina. Está a punto de cumplir 10 años. Es muy dulce, su nombre es Bianca. Y también tengo un perro, su nombre es Pankeke. Es un pequeño corgi. Me encantaría que estuviera aquí conmigo, en el Village. Pero está en Las Vegas. Él viene conmigo a todos los equipos en el extranjero o en la WNBA. Es muy especial para mí y solo quiero mostrar su alegría a todos los demás.
Procede de un pueblo muy pequeño, Port Wing, al norte de Wisconsin.
Sí, hay menos de 200 personas. Sí, ahora mismo están allí mis padres, mi hermana, mi cuñado, mi tía y mi sobrina. Están todos siguiéndome atentamente.
¿Qué le gusta de España?
Simplemente, creo que es un país precioso. Los edificios, la arquitectura. Es difícil compararlo con cualquier otra cosa. Me gustan mucho las casas de estilo español, los pueblos y las áreas rurales siempre las he apreciado. Porque yo provengo de ahí. Así que sólo ver el campo español ha sido algo increíble. Me encantaría explorar más. Y también las croquetas, es mi comida española favorita. Son demasiado buenas para mí. Las amo.
Tras ganar el Eurobasket, Garuba se inventó lo de Lorenzo de Albacete. Elija ciudad.
(Ríe) No lo sé, realmente ni lo he pensado. Me pongo con ello para elegir una ciudad.