La boxeadora intersexual Imane Khelif gana otro combate y rompe a llorar ante las cámaras de todo el mundo: “Es una víctima de una persecución”

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“¡Llévatela, llévatela!¡Llévatela ya!”, gritaba la ex mediofondista Hassiba Boulmerka, mejor deportista de la historia de Argelia y ahora secretaria general del Comité Olímpico de su país, cuando la boxeadora Imane Khelif pasaba por la zona mixta del Arena París Nord y su entrenador la paraba para que hablase con algunos medios. Unos 200 periodistas de todo el mundo se agolpaban frente a ella y ella sólo lloraba y lloraba y lloraba. Desde que bajó del cuadrilátero, sólo lloró.

“Me siento bien. Es la primera medalla para una boxeadora de Argelia. Quiero dar las gracias a todo el mundo, especialmente a los árabes”, proclamaba a la BBC, el único medio en inglés al que atendió, después de vencer a la húngara Anna Luca Hamori en cuartos de final de los Juegos de París en un combate que dominó de principio a fin. Como había hecho su anterior rival, la italiana Angela Carini, Hamori también criticó a Khelif en redes sociales durante la previa -“voy a competir contra un hombre”-, pero luego peleó contra ella los tres rounds completos. En el primero, de hecho, conectó varios buenos golpes, aunque los jueces le dieron el triunfo por unanimidad a la argelina.

“Es una mujer al 100%, está autorizada para competir, el deporte debe unir al pueblo y no dividirlo. Yo fui la primera campeona olímpica de la historia de Argelia [en los 1.500 metros de los Juegos de Barcelona 1992] y quiero que ella sea mi sucesora”, proclamaba Boulmerka, un símbolo nacional, Premio Príncipe de Asturias de los Deportes de 1995, en breve conversación con EL MUNDO.

MOHD RASFANAFP

“Ha venido mucha gente hoy aquí, toda Argelia está con Imane”, aseveraba sobre una realidad: el país se ha volcado con la boxeadora. Ante la polémica planetaria por su intersexualidad y las críticas recibidas desde medio mundo, toda la delegación de Argelia y parte de delegaciones de otros países, como Palestina, se volcaron para convertir el pabellón sede del boxeo en una caldera. Si hubo abucheos, se los llevó Hamori, su adversaria. Khelif sólo se llevó ovaciones, al entrar y al salir, y un cántico que la arropó durante todo su combate: “¡Imane, Imane, Imane!”.

Su rival: “No puedo decir una mala palabra de ella”

“Nuestro trabajo es defenderla. Tiene que estar centrada en la competición. Por eso nos ha dejado su teléfono y está fuera de todo lo que estamos leyendo en las redes sociales”, aseguraba a este periódico Bachir Mokhtari, jefe de prensa del Comité Olímpico de Argelia y profesor de castellano en sus ratos libres, que añadía: “Es una mujer y tiene que competir como mujer. Es víctima de una persecución de la Federación Internacional, la están utilizando en su lucha contra el Comité Olímpico Internacional, pero todo esto la está haciendo más fuerte”.

Minutos después del torbellino mediático que arrastró a Khelif, su rival, Hamori, atendió a la prensa y, lejos de lo dicho en la previa, se mostró más comedida: “No puedo decir una mala palabra sobre ella. Los últimos días han sido difíciles para todos. La respeto. He tenido una opción de ganarla, lo he dado todo y el combate ha acabado así. La situación se volvió rara, espero que sea diferente en el futuro. Este combate no ha arruinado mis Juegos”.

kpd