La llamada entre Alcaraz y Morata, un talismán para la selección: “Lo hicimos en el primer partido y les da suerte”

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“¿Quién ha marcado? Calla, calla, mejor no me lo digas”, reclamaba Carlos Alcaraz este martes. La rueda de prensa después de su victoria en cuartos de final de Wimbledon ante Tommy Paul fue rara, muy rara, quizá la más rara de su carrera. Los medios internacionales le hacían preguntas, L’Equipe, The Athletic, y él miraba a los periodistas españoles que estaban viendo en sus ordenadores las semifinales de la Eurocopa entre España y Francia. Si había calma entre los redactores, el número tres del mundo contestaba tranquilo, pero si se levantaba un murmullo, intentaba adivinar lo ocurrido.

Durante una de sus primeras respuestas marcó Kolo Muani y justo en la última empató Lamine Yamal. Cuando Dani Olmo culminaba la remontada, él ya salía de las instalaciones del Grand Slam londinense. “Tengo que confesar que en el último set de mi partido, cuando ya sentía que estaba dominando, he pensado en acabar más rápido para poder ir a ver el fútbol”, reconocía Alcaraz, radiante, pletórico. Todo va bien.

En el All England Club triunfa, camino a su segundo título consecutivo, con Daniil Medvedev como penúltimo obstáculo el próximo viernes en semifinales y en Alemania sus amigos hacen lo propio. Porque Alcaraz tiene una relación cercana con varios componentes de la selección, como Pedri o Ferran Torres, con quienes se le ha visto de fiesta, y es amigo íntimo de ÁlvaroMorata.

La llamada talismán

Estos días, de hecho, ambos están en constante comunicación, hasta el punto que este martes Morata envió a Alcaraz por Whatsapp una foto viendo su partido de cuartos de final ante Tommy Paul antes de saltar a calentar al césped del Allianz Arena. “Esta mañana he llamado a Álvaro para desearle suerte. Lo hice antes del debut de España de la Eurocopa, funcionó y ahora hablamos siempre los días de partido”, explicaba Alcaraz, que siempre ha confesado que no es exageradamente futbolero y que se hizo del Real Madrid para incordiar a varios de sus familiares, muy culés.

Más allá del fútbol, Alcaraz, con ciertas prisas, valoró lo conseguido sobre la pista, sus sextas semifinales de un Gran Slam, dos de US Open, dos de Roland Garros y ahora ya dos de Wimbledon. “Tener tantas semifinales creo que pesa a mis rivales. Saben que tienen que hacer grandes cosas para poder ganarme en un Grand Slam”, comentaba el español que se medirá al mismo rival que tuvo el año pasado en el penúltimo partido antes de celebrar su primer título en Londres.

Entonces el encuentro fue un visto y no visto, un triunfo en tres sets. Esta vez, Alcaraz vuelve a ser favorito: “La mayor parte de los partidos sí que dependen de mí y eso es bastante bueno. Tanto para bien como para mal dependen de mí. Daniil es como una pared, llega a todas las bolas”.

kpd