El rey Felipe VI bajó al vestuario local del Arena AufSchalke de Gelsenkirchen, acompañado del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Pedro Rocha, para felicitar a los internacionales españoles tras el triunfo con gran fútbol ante Italia, y aseguró que si siguen así “va a haber una gran alegría”.
El monarca fue felicitando uno a uno a los 26 internacionales españoles y dejó una anécdota al llegar a Lamine Yamal. Felipe VI saludó al jugador del Barcelona y luego regresó para preguntarle su edad. “Cuántos años tienes”, cuestionó. “16”, contestó Yamal, una respuesta que provocó que el Rey se llevara las manos a la cara de estupefacción.
Felipe VI felicita en los vestuarios a la selección tras su victoria ante Italia
Después continuó saludando a los jugadores y bromeó con el portero Unai Simón. “Hoy te han dejado tranquilo”, le comentó Felipe VI.
Ha su llegada al vestuario español el Rey destacó el gran juego desplegado pese a la victoria por la mínima ante Italia. “Muy bien. Hay que ganar a pesar de que sea con un gol en propia meta pero ha habido tantas ocasiones que ha sido espectacular”, dijo.
Antes de marcharse, con la idea de volver si España llega hasta la final del torneo el 14 de julio, el monarca recibió del capitán Álvaro Morata una camiseta de la selección con el dorsal 10 y el nombre Felipe VI en la espalda.
“Me la pondré porque no voy a poder venir hasta que… no puedo decirlo, pero si seguís jugando así va a haber una gran alegría”, aseguró.
Desde el 29 de octubre, Alexia Putellas no ha vuelto a jugar con España. Las lesiones le mantuvieron alejada de la selección en el inicio de la Nations League en febrero. Justo cuando aparecieron unas dudas que, por primera vez desde que se proclamaron campeonas de mundo, obligan al grupo a remar contracorriente. El equipo de Montse Tomé sufrió para remontar y vencer a Bélgica (3-2) y cayó en su primera visita a Wembley contra Inglaterra (1-0). Por eso, los dos duelos consecutivos ante Portugal se antojan vitales para pelear por revalidar el título. España se pondrá a prueba, además, ante el rival con el que echará a andar en la Eurocopa el 2 de julio en Berna.
No tuvo la selección en febrero dos actuaciones brillantes. "Los rivales cada vez compiten mejor", da como explicación la seleccionadora, que sigue sin llamar a Jenni Hermoso y tampoco a Alba Redondo pese a los problemas con el gol que evidenciaron, sobre todo ante Inglaterra. En eso puede ayudar Alexia. Su papel en España no sólo es el de máxima goleadora histórica sin ser delantera, sino que hace que el juego fluya en ataque. De hecho, en su último partido en octubre ante Italia dio una asistencia a Alba Redondo. A estos compromisos llega con sus mejores números en el Barça: 18 goles, 12 en la Liga F que la convierten en Pichichi, y 11 asistencias.
Pide Tomé a sus jugadoras que sean "lo suficientemente serias" como para que no las sorprenda Portugal, que atrapa a sus rivales con variantes tácticas a lo largo del partido. "En el Mundial de Australia y Nueva Zelanda consiguió un buen empate contra Estados Unidos y la mejor palabra que define a Portugal es la competitividad, que se pudo ver contra Inglaterra logrando el empate", advirtió la seleccionadora. En esa tarea de concentración también pesan los galones de la doble Balón de Oro.
Potencial ofensivo
En su aportación a la capacidad ofensiva prefieren no pensar. "No es un tema que se haya hablado ni que preocupe. Es verdad que contra Inglaterra no conseguimos meter un gol, pero es que es una selección muy buena y contra Bélgica metimos tres. Hemos demostrado que tenemos mucho potencial ofensivo, que el gol no depende solo de una jugadora y obviamente queremos hacerlo mejor y meter los máximos goles posibles. Seguimos mejorando y practicando, pero no es un tema que preocupe al grupo", aseguró Mariona.
El equipo está mentalizado en que no pueden dejar pasar un tropiezo más. Necesitan sumar los seis puntos ante Portugal para que el liderato del grupo quede abierto hasta la próxima ventana de junio y quién sabe si el pase a la fase final se lo jugarán en la última jornada el 3 de junio ante Inglaterra. "La clasificación si la miras y solo te fijas en la posición sí es una situación diferente, pero somos un equipo competitivo. Los equipos cada vez compiten mejor y esto hace que tengamos enfrentamientos duros. Ante Inglaterra pudimos empatar o ganar", recordó Tomé.
"Confianza es lo que les transmitimos. Opciones, soluciones y confiar en las capacidades del equipo. Conocemos bien a Portugal, sabemos que es un aliciente para todos los equipos jugar contra nosotras y va a salir muy motivada, advirtió.
Sus jugadoras lo tienen muy claro: "Somos un equipo que bajo presión respondemos y rendimos bien. Por suerte, nos estamos acostumbrando a tener éxito y a ganar y eso implica que las expectativas están altas. Hay que aprender a convivir con ello". La palabras de Mariona son clave porque España está presionada en esta Nations League, pero las expectativas aumentarán el próximo verano en Suiza, donde estarán entre las favoritas para proclamarse campeonas de Europa.
Fiesta pasada por agua en la Via Caracciolo de Nápoles para sellar la etapa maratoniana y más accidentada de este Giro. La capital de Vesubio, en un día lluvioso, coronó al australiano Kaden Groves, el más veloz en un sprint en el que Mads Pedersen quedó sin opciones por una maniobra imprudente del italiano Matteo Moschetti. Un polémico final para una etapa controvertida. El velocista danés conserva la maglia rosa.
La jornada, la más larga de esta edición de la Corsa Rosa (227 kilómetros), tuvo un desarrollo accidentado, con una caída masiva a 71 kilómetros de la meta, en la que se vieron afectados una veintena de corredores, entre ellos el australiano Jai Hindley (ganador del Giro de 2022), gregario de primer nivel de Primoz Roglic, el checo Josef Cerny, ambos abandonaron la carrera. También resultados lastimados, pero continuaron en la carrera, el colombiano Nairo Quintana, el italiano Lorenzo Fortunato, el australiano Jay Vine, el francés Paul Magnier (el más joven de la carrera), el ecuatoriano Richard Carapaz o el español Jonathan Lastra. La dirección del Giro, tras charlar con los corredores, neutralizó durante 20 kilómetros la etapa por razones de seguridad, el traslado en ambulancia de los lesionados y para que los caídos se reincorporasen al pelotón.
A falta de 57 kilómetros, 14 después de la parada, se reanudó la etapa, pero con la advertencia de que no se contarían los tiempos para la general, los puntos y las bonificaciones. Una decisión adoptada por el director Mauro Vegni para minimizar los riesgos de caídas en el resbaladizo asfalto del Nápoles. Sólo se peleó por la victoria de etapa.
El pelotón emprendió la marcha con con el propósito de cazar a los fugados Taco Van der Hoorn (Intermaché) y Enzo Paleni (Groupama), que habían saltado mucho antes de la caída masiva y que llegaron a contar con una renta del más de dos minutos, pero que fueron neutralizados a falta de 2,5 kilómetros debido al empuje de los equipo Visma, de Van Aert y Olav Kooij, y del Alpecin, de Groves. Una labor que resultó muy rentable para el velocista australiano, que ya se anotó otra victoria en la edición de 2023.
Una jornada accidentada previa a una cita trascendente para el desarrollo de la prueba. Este viernes se producirá la primera gran criba del Giro, con una etapa con cuatro puertos y final en alto. El pelotón se fracturará en un recorrido de dientes de sierra y sinuoso por la cordillera de los Apeninos. Antes del ecuador de la jornada se afrontará una corta y dura subida a Monte Urano, con pendientes del 14 %. La clausura, en Tagliacozzo, con cerca de 12 kilómetros de subida, con un desnivel medio del 5,5% y tramos del 13%. Los últimos 200 metros presentan un firme adoquinado. Roglic está dispuesto a recuperar la maglia rosa. Juan Ayuso, a la expectativa de las maniobras del esloveno.
En la primera jornada ganaron al Ulsan y en la segunda compitieron de tú a tú con el Dortmund (3-4), dos tardes que les han convertido en una de las revelaciones del Mundial. El Mamelodi Sundowns de Sudáfrica se juega hoy el pase a octavos contra el Fluminense, pero quizás eso sea lo de menos. Su historia, más allá de victorias y derrotas, merece la pena. Han recuperado las vuvuzelas del Mundial 2010 y tienen un estilo que en su país denominan shoeshine and piano, una especie de tiki-taka sudafricano con el que han impresionado.
«Lo avisé y no mentía. Son potentes y fuertes, juegan un estilo ofensivo, son buenos técnicamente y son muy educados en lo futbolísticos. Pueden competir con cualquiera», comentó Niko Kovac, técnico del Dortmund, tras el triunfo ante los africanos.
El Mamelodi ha impresionado a los espectadores del torneo con un juego vistoso en el que mezclan jugadores nacionales con la calidad del brasileño Lucas Ribeiro, su gran estrella. En el banquillo, Miguel Cardoso, ex técnico, entre otros, del Celta. Ganaron la Superliga africana de 2023, organizada por FIFA, acumulan siete Ligas seguidas en su país y vencieron en la Champions africana de 2017. Un éxito que no sería posible sin dos personas: Patrice Motsepe y Screamer Tshabalaba.
«Nos gritaba: ¡"Piano", muchachos!»
Por orden cronológico, Tshabalaba fue el primer culpable del cambio histórico sufrido por los Sundowns. Había sido futbolista en la antigua liga del país y luego pasó a los banquillos, firmando en 1986 con el Mamelodi, pero su aprendizaje se dio en Italia. A mediados de la década de los 80 realizó un viaje por el norte del país transalpino y visitó las instalaciones y los entrenamientos de la Juventus, el Inter o el Milan. Escuchó, aprendió y volvió a Sudáfrica con una libreta y un estilo: shoeshine and piano. Traducido directamente sería algo así como "brillo en los zapatos y piano", pero tiene sus explicaciones.
En esos entrenamientos en Italia, Tshabalaba no paraba de escuchar la palabra "piano", "despacio" en italiano. Eso cambió la percepción que tenía del fútbol, más alocado en su país, y al regresar convenció a sus jugadores para salir tocando desde atrás y jugar con pases cortos. «Nos gritaba: ¡"Piano", muchachos! Al principio pensábamos que se refería al instrumento musical, pero luego nos dimos cuenta que era para que pasáramos el balón con ritmo», explica Go Mabusela, ex capitán del equipo, en unas declaraciones recogidas por FIFA.
El cambio de Tshabalaba convirtió al Mamelodi en campeón de liga por primera vez y dio paso a unos años exitosos, potenciados en lo económico años después por Patrice Motsepe, un empresario que ahora es uno de los hombres más ricos de África, con una fortuna que supera los 3.000 millones de dólares, pero que empezó en Soweto, uno de los suburbios más famosos de Johannesburgo durante el apartheid.
Thapelo Morena, tras errar una ocasión ante el Dortmund.AFP
Cuando la segregación terminó, Motsepe comenzó en la industria minera, hizo dinero y diez años después, en 2003, compró el Mamelodi. Era un enamorado de Cruyff, así que el shoeshine and piano mezcló bien con su idea. Con el dinero de las minas sudafricanas, llenas de oro, platino y diamantes, fichó como entrenadores a Stoichkov, Cappa o Neskeens pensando que necesitaba estrellas en el banquillo para triunfar, pero el tiempo ha dado la razón al estilo de Tshabalaba.
Motsepe ha terminado como presidente de la Confederación Africana de Fútbol y su hijo se ha hecho cargo del equipo. The Brazilians, como se les conoce por su camiseta amarilla y verde, quieren darle la vuelta a la realidad del fútbol africano, dominado por los equipos del norte de África. «No vamos a cambiar nuestra manera de jugar porque los rivales puedan parecer más fuertes. Debemos ser fieles a nuestra identidad», avisaba antes del Mundial su portero, Ronwen Williams. Así ha sido.