Premier League
14ª jornada
El Aston Villa, con goles de Bailey, Digne y Ramsey, se impone con rotundidad a unos ‘red devils’ que enlazaban 10 partidos sin derrota (3-1).
Unai Emery resucitó al Aston Villa y frenó en seco la reacción de un Manchester United improductivo, que no había salido derrotado desde que fue vapuleado por el City y, en un mal día, apenas sintió opciones de sacar nada positivo de Villa Park (3-1).
Los villanos lanzaron un contudente mensaje a sus rivales en la Premier League. Intenso, con colmillo, acertado en la definición, vertical, el equipo de Birmingham se mostró superior en todo al conjunto de Erik ten Hag, víctima de su endeblez defensiva, la baja del sancionado Bruno Fernandes y la impotencia de David de Gea, que recibió tres goles en cuatro disparos a su portería.
Cuando parecía que el técnico neerlandés daba con la tecla, con una sola derrota en 10 partidos entre Premier y Europa League, su equipo se desplomó en Villa Park. El impulso anímico que representó el estreno en el banquillo de Emery propició una salida en tromba del Aston Villa, que a los siete minutos ya mandaba en el marcador.
Cristiano, contra sí mismo
La pizarra del guipuzcoano comenzó a funcionar bajo un 4-4-2 calcado al del Villarreal, con el carril izquierdo para las incorporaciones de Lucas Digne y la movilidad de dos puntas que enloquecieron a los centrales del United. La movilidad de Ollie Watkins sacó de zona a Victor Lindelöf y al espacio apareció Leon Bailey, con velocidad y acierto en su zurdazo cruzado. Tan ajustado al poste que ni el pie de De Gea en su estirada pudo evitar el gol.
En uno de los clásicos del fútbol británico, el United añoró referentes. Con Cristiano Ronaldo en una guerra contra sí mismo, siempre al borde del fuera de juego, con poca participación y sin finura en el remate. Con Donny van de Beek desaparecido en la construcción y Rashford intrascendente.
Solo el espíritu de lucha de Casemiro y la efervescencia del más joven, Alejandro Garnacho, que lo intentó siempre, parecían dar un atisbo de esperanza a un equipo que a los 11 minutos ya perdía 2-0 tras una falta perfecta de Digne. Zurdazo de interior con efecto para aumentar la impotencia de De Gea.
Con la grada encendida viendo a su equipo reforzado en la moral, Emiliano Buendía acarició el tercero buscando una escuadra desde la frontal ante la pasividad defensiva de un adversario que tardó más de media hora en dejar un síntoma de reacción. Desde el criterio de Christian Eriksen y el descaro de Garnacho, que recortó eléctrico y lanzó un disparo que sacó Dibu Martínez.
Fue un espejismo, pero al minuto siguiente Cristiano marró su única ocasión, sin marca del rival, cabeceando abajo sin poder superar al portero argentino, que repelió el balón con los pies. La reacción tuvo su premio al borde del descanso, con el factor fortuna de lado de Luke Shaw, en un grave error de Jacob Ramsey en un mal despeje que resolvió con un zurdazo a la nada que acabó en la red tras rebotar en el jugador del Aston Villa.
Velocidad al contragolpe
Le dejó una espina a Ramsey que se sacaría en el segundo acto cuando de nuevo el equipo de Emery salió a comerse el césped. Tras un zurdazo de Bailey como aviso, en la única parada de De Gea, llegó el tanto de la sentencia. El plan de Emery se cumplía. El premio a su planteamiento tras dar el balón al rival y castigarlo con velocidad al contragolpe dio rápido sus frutos.
De un mal despeje de cabeza de Lindelöf nació una acción letal, con Watkins rompiendo por la izquierda, atrayendo rivales y dando un pase atrás que Ramsey convirtió en oro. Colocó el cuerpo y con el interior puso el balón en una escuadra para sacar a los villanos de la zona de peligro. Porque ya nada logró el United pese a domar el balón, perdonando Diogo Dalot su ocasión más clara, pero sin la convicción de ir a por el rival en ningún momento ni poner en apuros la primera alegría de Emery.