Julián Calero, el jefe de la revolución del Burgos: “Como no sigues la doctrina, te llaman ‘antifútbol'”

Julián Calero, el jefe de la revolución del Burgos: "Como no sigues la doctrina, te llaman 'antifútbol'"

Entrevista

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El conjunto burgalés lidera la Segunda División con el segundo presupuesto más bajo de la categoría y con sólo tres goles encajados. Estuvo en el 11-M, superó un tumor y ahora disfruta del fútbol. Charla de todo con EL MUNDO.

Julián Calero, entrenador del BurgosBurgos CF.

Para Julián Calero (Madrid, 1970) el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes, como dicen los clásicos. Su vida cambió el 11 de marzo de 2004, cuando atendió como policía municipal a las víctimas de los atentados de Atocha, y se volvió a transformar hace seis años, cuando le diagnosticaron un tumor que hoy, por suerte, es historia. Ahora, mientras relativiza el día a día, entrena al líder de la Segunda División, un Burgos que tiene el segundo presupuesto más bajo de la categoría, que es el equipo menos goleado de Europa y que pasa por encima de lo que muchos definen como “jugar bien al fútbol“. De todo charla con EL MUNDO.

Se ha hecho viral su defensa sobre lo que es ‘jugar bien al fútbol’.
Creo que hay un error gravísimo. Un error que viene de años atrás, desde que España y el Barcelona jugaban tan bien al fútbol en ataque. Se ha entendido que todo el que no hiciera eso no jugaba bien al fútbol y ése es el gran error. Hay muchas formas de jugar y no es lo mismo jugar bien al fútbol en España, que en Italia, que en Inglaterra, que en Alemania… Cada país tiene su forma de interpretarlo y nadie está en poder de la razón absoluta.
¿Le molesta que tachen al Burgos de equipo defensivo?
Es que la gente que dice eso no nos ha visto. Somos un equipo que en defensa es poderoso, pero no somos un equipo que sólo se dedique a eso. Somos ofensivos, intentamos hacer ataques rápidos, no especulamos con nada… Pero como no sigues la doctrina que últimamente se ha generado entorno a lo que es jugar bien, pues te dicen que no juegas bien. Y te llaman ‘antifútbol’, que es más gracioso. ¿’Antifútbol’? Nosotros no perdemos tiempo, no especulamos, no manejamos ese ‘otro fútbol’ más rácano, que también existe y hay que saber jugarlo y hay equipos que viven de eso, pero nosotros no. Equipos que pierden tiempo, que están pensando en cómo perjudicar al rival… Te cae el estereotipo y ya está. La gente del fútbol valora lo que estamos haciendo.
¿Hay envidia por verles liderando la Segunda División?
Sí… Esto es muy español. Si tú eres gracioso no tienes problema, pero no seas gracioso y tengas resultados, porque te metes en un terreno fangoso. Se supone que hay equipos que tienen que estar arriba y al Burgos no le toca, y como no le toca pues al principio era bonito, la gente decía “qué bien el Burgos”, y ahora es: “Oye, esto no me cuadra, a ver cómo los bajamos de ahí”. Nosotros no variamos ni un centímetro lo que hacemos por las opiniones de nadie. Que digan lo que quieran que seguiremos con nuestra identidad, y a mucha honra.
¿Hay demagogia con eso de “jugar bien al fútbol”?
La hay porque el fútbol tiene cuatro fases en juego (ataque, defensa, transición ofensiva y transición defensiva) y momentos de balón parado. Y en general se piensa que si tú haces bien la fase de ataque estás jugando bien al fútbol, y no es cierto. Jugar bien es mucho más complicado que sólo el ataque. ¿Cuántos jugadores muy buenos en el barrio eran buenos con la pelota y malos jugando al fútbol? El hecho de dominar una fase del juego no es jugar bien. El objetivo es ganar, y todo lo que no te lleve a ganar tienes que revisarlo.
A usted, que pasó por la cantera del Madrid y por la selección, ¿le recuerda esto al debate sobre los estilos del Barça de Guardiola, el Madrid de Mourinho y la España campeona?
Sí, pero ya no sólo a Mourinho y Guardiola. Son modas que se generan como consecuencia de un éxito. En el Mundial 82, Italia, que defendía fenomenal, era el ejemplo a seguir. ¿Por qué? Era un ejemplo fácil, tangible. Lo difícil era seguir el ejemplo de Brasil, que tenía mucho talento. En la época de Mourinho y Guardiola había debate, pero el Barça por ejemplo tenía un modelo adecuado a sus jugadores y una fase de presión tras pérdida que hizo que Guardiola hiciera la diferencia entre él y Cruyff. No cuando atacaba, sino en qué hacía cuando perdían el balón. No te dejaban respirar, pero la gente sólo se fijaba en el ataque. ¿Se puede jugar bien y bonito? Ese Barça era un ejemplo de eso.
Pero claro, ¿Guardiola jugaría a eso con otro tipo de plantilla?¿En el caso de Julián Calero, la ideología está por encima de los jugadores?
Hay dos vertientes de entrenadores. Una que muere con su idea pase lo que pase, y otra, en la que me incluyo, que es adaptarse a lo que se tenga. Si muero con mi idea como capitán del barco, mato al resto de la tripulación y hundo el barco. Y yo lo que quiero es evitar que el barco se hunda. Yo tengo un modelo desarrollado e intentamos jugar de una manera, pero si tengo unas características… Si a ti te gusta la ensalada (el fútbol) y a mí también, a ti te puede gustar con más sal y vinagre y a mí con más aceite y ajo, pero sigue siendo ensalada, sigue siendo fútbol. No hundas tu barco por tu cabezonería.
Estuvo con Lopetegui en el Oporto y con Hierro en el Mundial de Rusia, ¿cómo le influyó eso?
Muchísimo. Tanto con Lopetegui como con Hierro, que me regaló un Mundial que no me tocaba, o con Luis Milla, o Míchel, te aportan conocimientos que vas reciclando hacia tu forma de entender el juego. No se puede ser una burda copia de nadie. Estar con ellos ha sido impagable.
¿Ha evolucionado el fútbol español desde la conquista del Mundial y las Eurocopas?
Ha evolucionado como el fútbol en sí. Desde hace 15 años ha habido una evolución tremenda y tiene que ver con ciertos éxitos de ciertos equipos. Creo que ahora mismo hay ejemplos como el Liverpool, Manchester City… Inglaterra ahora mismo es el sumun del fútbol porque el poderío económico que tienen les ha hecho llevarse a los mejores entrenadores. Allí entrena un porcentaje alto de los mejores técnicos, Klopp, Guardiola, Conte… Lo mejor de cada país. El fútbol español evolucionó porque fuimos políglotas, venían entrenadores de todas partes del mundo y hemos sido un crisol de estilos. Cogimos uno por el perfil de nuestros futbolistas, pero ahora ha variado y ha evolucionado con Luis Enrique.
¿Qué referentes tiene usted?
No tengo uno claro. En cuanto al fútbol de ataque, Guardiola ha sido el referente. Pero en cuanto a fútbol dinámico, es el Liverpool de Klopp. Y a nivel convencimiento, los últimos ocho años de Simeone me parecen un espectáculo de equipo. Ha sido un referente para mí. Trato de coger lo mejor de cada uno y fusilar alguna cosa de vez en cuando.
¿Hay mucha psicología en su forma de entrenar?
Hay mucho fútbol, nuestro despacho huele a fútbol. Con los jugadores hay mucho de modelo de juego y trabajamos una parte psicológica en cuanto a la motivación. Tenemos sesiones individuales con ellos de relaciones personales. Cómo está, si necesita algo… Todo eso es importante. Decía un amigo que tienes que ser cariñoso individualmente e inflexible en grupo. Ésa es nuestra máxima.
¿Cómo lleva las críticas y la presión?
Mira, tuve un tumor cuando salí del Oviedo, hace seis años. Fue un susto grande, pero estoy recuperado, no me ha matado ni parece que me vaya a matar. Pero te hace relativizar. Mi filosofía ha cambiado, no quiero redes, no quiero ruido… Me tomo bien la crítica siempre que me dejen dar mi opinión, porque nadie está en posesión de la verdad absoluta.
¿La enfermedad le ha hecho cambiar?
Sí, soy mucho más pragmático. Yo le dedico muchas horas al trabajo y a veces me he dado cuenta que no es bueno. Esta semana hemos hecho una barbacoa con el cuerpo técnico porque también hay que disfrutar. Los malos momentos llegan solos, no hay que buscarlos, van a llegar, pero los buenos hay que buscarlos y trabajarlos.
Y lo ha encontrado.
Estoy escribiendo un libro en el que me libero de algunas cosas. Yo fui policía municipal, estuve el 11-M en la estación de Atocha y tengo que liberarme de esa carga. Fueron cinco horas que marcaron mi vida. Nos metimos dentro de los andenes y a partir de ahí hay una historia de supervivencia. Es como una película de terror mal hecha, una barbaridad.
Cómo no le va a influir algo así.
Te influye en toda tu vida y hacen que tomes todo en una perspectiva adecuada. El fútbol es un juego, es lo más importante de lo menos importante.

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