Por primera vez en la historia, España estará en los Juegos Olímpicos en la modalidad de baloncesto 3×3, que se estrenó hace tres años en Tokio. Será en París y será gracias a la selección femenina, que ha logrado su billete este fin de semana en el Preolímpico de Debrecen (Hungría). Lo consiguieron de la forma más increíble posible. Ganando la semifinal a Canadá (19-18) con una ‘imposible’ canasta sobre la bocina y de espaldas de Gracia Alonso de Armiño.
La jugadora bilbaína, ex del Canoe, del Estudiantes, del Araski y del Zaragoza, entre otros, no perdió la fe a pesar de su propio fallo y de que el reloj apremiaba. Se lanzó a por el rebote ofensivo y, consciente de que la bocina iba a sonar con el final del partido, lanzó de forma acrobática como último recurso. Para sorpresa de las canadienses -que luego lograron su pase ganando a Hungría por el tercer puesto- y alegría total de las españolas, el balón entró.
España, equipo que forman Vega Gimeno, Sandra Ygueravide, Gracia Alonso y Juana Camilión, ha firmado un Preolímpico perfecto, con cinco victorias (Mongolia, Japón, Egipto, Polonia y Canadá) hasta meterse en la final, ya con el billete a París conseguido.
La que no pudo lograr su objetivo fue la selección masculina. En el partido clave de cuartos, el equipo integrado por Javier Beirán, Carlos Martínez, Unai Mendikote y Fallou Niang, fue arrasado por Lituania (21-9).
Baloncesto
Copa del Mundo
LUCAS SÁEZ-BRAVO
Enviado especial
@LucasSaezBravo
Yakarta
Actualizado Viernes,
25
agosto
2023
-
00:29Con un USA Team de novatos, pero como favorito en...
La temporada en que la NBA perdió la virgulilla que nos hacía presumir, la primera de muchas con el castellano arrinconado, con apenas dos españoles de partida cuando hace nada llegaron a ser hasta 10, toca a su fin con sabor agridulce. El adiós confirmado de Ricky Rubio a los Cavaliers fue después buena nueva para el Barça, la Euroliga, la ACB, la selección y el propio baloncesto. Pero sólo Santi Aldama mantuvo el honor y el tipo, pese a la tristeza de los Grizzlies. Usman Garuba, a sus 22 años, se ha tenido que conformar con apenas haber tenido la experiencia de debutar con los Warriors.
La luz es Aldama, aunque lo colectivo en Memphis, arruinado por las lesiones, sea un drama. El equipo que el año pasado disputó los playoffs del Oeste por tercera vez consecutiva (cayó con los Lakers en primera ronda), que se reforzó con Marcus Smart y que recuperó por el camino al sancionado Ja Morant, hace tiempo que perdió cualquier expectativa, con sus estrellas pasando más o menos tiempo por la enfermería. El español fue de los que mantuvo el tipo, dando un pasito más en su evolución para confirmar el que es su mantra: «Cada año intento mejorar algo».
Si el curso pasado, su segundo en la NBA, el canario se hizo fijo en la rotación, el presente ha visto cómo sus prestaciones y su importancia, tantas veces obligada por la necesidad, crecían para Taylor Jenkins. A falta de unos días de competición -se ha ausentado en 14 encuentros por diferentes problemas físicos-, va a disputar más de la mitad de los partido como titular (35 de momento, cuando el año pasado fueron sólo 20), con un incremento de más de cinco minutos de juego en una imparable sucesión: 11,3 como rookie, 21,8 como sophomore y 26,5 en la presente. Aldama ha lanzado más (cinco triples por noche, manteniendo el 35% de acierto), ha anotado más (10,7) ha reboteado más (5,8), ha asistido más (2,3) y ha taponado más (0,9). «Lo siguiente será mejorar la manera en la que ayudo al equipo a ganar partidos y seguir creciendo», admitía en una entrevista en EL MUNDO durante el pasado Mundial.
Aldama y Cam Reddish.KAREN PULFER FOCHTEFE
Mejora en lo global y en lo puntual, jugando más al tres y teniéndose que emparejar con aleros más pequeños. Porque tuvo noches de esas para el recuerdo. La última hace apenas unos días contra los Warriors (27 puntos, seis triples, nueve rebotes...). Y la primera en noviembre ante los Celtics, cuando estableció su tope de puntos, 28). Destellos para el futuro -y hasta rifirrafes con el badboy de la NBA, Draymond Green-, pues ahora se fragua otra renovación. Santi termina contrato en 2025 (dará un salto salarial a casi seis millones de dólares).
De la consolidación de Aldama a las incógnitas con Usman Garuba, al que ya le costó encontrar su lugar en la presente NBA después de una temporada pasada que no supuso el salto esperado con los Rockets. Su contrato dual con los Warriors (559.782 dólares de salario), a priori esperanzador por las palabras siempre amables que tuvo Steve Kerr hacia su figura, se ha traducido en tres apariciones testimoniales, la que más no llegó a cuatro minutos y ni siquiera llegó a anotar.
Pese al olvido -no le ha ayudado la irrupción del rookie Trayce Jackson-Davis-, no todo es pesimismo en el de Azuqueca de Henares, que está brillando en el filial de los Warriors en la NBDL. Y eso no pasa desapercibido para Kerr, que hace poco más de un mes le seguía elogiando: «Está trabajando mucho en su cuerpo, tratando de mejorar y estar en la mejor forma posible. Creo que tiene futuro con nosotros».
Garuba, con la camiseta de los Warriors.Cary Edmondson
Los Santa Cruz Warriors afrontaron anoche los playoffs de la Liga de Desarrollo (cuartos de final contra Salt Lake City Stars, a partido único). La ventana abierta para un título en un curso en el que, en los 21 encuentros disputados, promedió un doble-doble (13,6 puntos y 10,9 rebotes), además de 1,2 tapones y un lustroso acierto del 40,6% en triples. Que esos números valgan un contrato NBA el próximo curso es su esperanza; en Europa tendría las puertas abiertas.
Ambos, en cualquier caso, estarán pronto de vuelta en España, con una misión, ahora sí, de absoluta relevancia: el verano olímpico con la selección. A las órdenes de Scariolo, como pilares clave del equipo, afrontarán el Preolímpico de Valencia (del 1 al 7 de julio) y, si lo ganan, los Juegos de París que serían el debut olímpico de Aldama y los segundos para Garuba tras Tokio.
Como si siempre avanzara con el viento a favor, como si el Tour de Francia fuera para él una fiesta permanente. Atrás ya, casi enterrados en el olvido, los desvelos de 2022 y 2023, Tadej Pogacar sólo disfruta. O gana o deja ganar. Camino de Carcassonne, calma antes de la calma del día de descanso y todo lo que vendrá después (Mont Ventoux, Alpes...), el líder se dio el gustazo de comprobar cómo se imponía uno de sus más fieles pretorianos. Tim Wellens, vaya lujo de gregario, aprovechó la jornada de permiso y se llevó un triunfo de poderío. [Narración y clasificaciones]
Hizo la fuga de la fuga, un clasicómano de quilates, experiencia de años y años en el pelotón para no dejar pasar la oportunidad de una vida, su quinto triunfo parcial en una grande, dos en el Giro y dos en la Vuelta (ambas en 2020). Pero no hay nada como el Tour, donde se estrenó en solitario. Y eso que los que acompañaban a Wellens eran tigres como Storer, Campenaerts o Simmons, petrificados todos cuando antes del descenso infinito hacia la medieval Carcassonne el belga se anticipó con uno de esos ataques de no mirar atrás. Llegó con minuto y medio de ventaja.
Campenaerts, otro belga, fue segundo, anticipándose a los perseguidores. Y Carlos Rodríguez e Iván Romeo, que se dio el gustazo de remontar junto a Van Aert, llegaron en el segundo grupo.
Es la victoria 65 ya del UAE Emirates en lo que va de año. Inmisericordes en busca del récord del HTC Columbia de 2009, 85 con los velocistas Greipel y Cavendish.
Tras la tortura del tríptico pirenaico y justo antes del alivio de la jornada de descanso en Montpellier, el Tour afrontaba una nerviosa etapa desde Murat. Que pronto cumplió las expectativas, las de tipos hambrientos en busca de las pocas migajas que deja Tadej Pogacar. En los primeros kilómetros llanos, mientras se sucedían los ataques como si de un avispero agitado se tratara, una caída aumentó más la locura.
Porque en ella estuvo implicado Florian Lipowitz, el joven alemán, ex biatleta, que ha puesto todas sus cartas en el podio de París. Y también se quedó cortado Jonas Vingegaard, entre otros. Pogacar intentó calmar los ánimos, pero Van der Poel quería rock and roll.
Carlos Rodríguez, comandando la escapada del día camino de Carcassonne.CHRISTOPHE PETIT TESSONEFE
Los rezagados lograron volver y de nuevo el tiroteo. Que no iba a cesar hasta que llegaran las tres cotas del día, especialmente la última, el muro de Pas du Sant, tres kilómetros por encima del 10% de desnivel, seguidos de un falso llano tortuoso de asfalto roto. Todo eso a 50 kilómetros de meta.
Troceados en pequeños grupúsculos, hasta 30 escapados lograron sobrevivir a las dos primeras subidas. Y un grupo de siete que luego fue de nueve se anticipó a la jugada. Entre ellos, siempre atentísimo, valiente, con más ganas que fuerza, Carlos Rodríguez. Ellos iban a ser los elegidos, incluso tras volver a saltar por los aires en el muro con el ataque de Storer. Y el latigazo de Wellens antes del larguísimo descenso. Siempre el granadino sufría y perdía comba y finalmente se le marchó la oportunidad. Al menos, la etapa le sirvió para pellizcar terreno en la general, donde asaltó el noveno puesto de Ben Healy, que puso a tirar al Education First cuando la ventaja con el pelotón superó los seis minutos.