Tenía un billete comprado para llegar a España el sábado, pero Luis Rubiales, al igual que hiciera en la famosa Asamblea del «no voy a dimitir», cambió de idea y cogió con el paso cambiado a jueces, periodistas y colaboradores cercanos. Quizás por es
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A España no sólo la ha encaminado hacia la cuarta Eurocopa de su historia el desparpajo de chavales en el campo, también fueron ellos los que dirigieron los festejos. En el césped hubo lágrimas, abrazos, manteos a De la Fuente y fotos, muchas fotos, pero pareció una celebración contenida hasta que estalló en el vestuario. Música y baile bajo la batuta de, cómo no, de Nico y sobre todo Lamine Yamal. Fue el DJ, contagió a Álvaro Morata en calzoncillos e hizo bailar no sólo a su hermano Williams, MVP de la final, sino a los lesionados Rodri, Pedri, Ferran y hasta Gavi y Navas, que movió su dolorida cadera. No se quedaba atrás tampoco Fermín, otro del clan salvaje.
A sus 17 años, Lamine tuvo un momento de tranquilidad sobre el césped, jugando con su hermano pequeño, pero luego dio rienda suelta al festejo, primero con un sombrero y después con gafas de sol camino del autobús. "Es increíble poder estar aquí. ¿A Cibeles? No, a Madrid". Antes, una foto con la copa y dos checks: "La ESO. Campeón de Europa". La fiesta acababa de comenzar.
Ya había sonado Raphael, la Potra Salvaje y toda la playlist que ha acompañado las previas de los siete partidos y había quien empezaba a desesperarse. "¡Creo que ya me están llamando!". Cucurella no dejaba de apretar el claxon del autobús, rápidamente personalizado con la pegatina de campeones de Europa, mientras Rodri se emocionaba recordando su lesión, su MVP y su primera Eurocopa. "Cuando ha marcado Mikel, me he puesto a correr como un loco y se me ha olvidado la lesión hasta que el médico me ha dicho '¡eh, ojo!'. Estaba muy triste, pero chapeau por estos chavales".
A su lado, Nico Williams casi soltaba una lágrima recordando a su familia. "He hablado con mi hermano a través del móvil de mi madre porque yo no he podido ver el mío todavía. Me ha dicho que me quería y que está muy orgulloso, que el nombre de los Williams está en el cima del fútbol mundial", y casi se rompe al hablar de su madre: "Mis padres lo han pasado muy mal, especialmente mi madre. Esto es para ellos".
La fiesta en la zona mixta la puso Álvaro Morata, capitán y convertido en DJ de la selección por un ratito. Con un altavoz gigante en la mano con la bandera de España, el grupo caminó con por el pasillo de medios con una cerveza en la mano y al ritmo de una versión tecno del Viva España de Manolo Escobar. "Esto es tremendo", admitía Le Normand. "Algo único", reconocía Navas. "Dentro de nueve meses va a haber un boom de natalidad", vacilaba Cucurella. El lateral, uno de los hombres de esta Eurocopa que aún ayer escuchó pitos, tendrá que pensar si se tiñe la melena de rojo, como prometió. Antes pagó otro peaje: en la cena de los campeones, ya en el hotel con las familias, Morata le hizo subirse a la mesa, agarrar el micrófono y cantar la canción que le dedican en Inglaterra. "Cucurella se come una paella, se bebe una Estrella. Tiembla Haaland, que viene Cucurella", interpretó entre el júbilo de sus compañeros.
También tuvo tiempo el lateral del Chelsea para enviarle un recadito a Gary Neville en sus redes sociales. El comentarista de Sky Sport había dudado de él. "Pienso que Cucurella es una de las razones por las que España no puede llegar a la final", dijo. "Llegamos a la final. Gracias por tu apoyo", le contestó el catalán son sorna.
Era el momento de las risas, aunque a Oyarzabal, autor de un gol para la historia, le costó desatarse. "Lo primero que pensé al marcar fue en si había sido fuera de juego, porque era muy justo. Luego ya sólo escuchaba gritos", bromeaba. Alguno eran de Álex Remiro, el único jugador que no ha disputado un minuto en esta Eurocopa, pero que predijo el gol de su compañero en la Real. "En la merienda me dijo que hoy marcaba", confesó el vasco. No fue el único. "Le dije 'cómo te huele el pie a gol, niño', y he acertado. Igual me tengo que dedicar a eso", bromeaba Morata.
No salió el capitán con un balón bajo el brazo, pero sí Ferran, Pedri y Fabián. "Nos los vamos a llevar todos", decía el andaluz entre los gritos de Viva España del canario, enfundado en su bandera. A todos les costó anoche hacerse fotos en el césped con sus amigos y familiares. La seguridad del estadio impedía que bajaran al césped y Laporte o Dani Olmo tuvieron que acercarse a negociar.
Lamine juega con su hermano pequeño.F. VOGELEFE
Lo consiguieron Zubimendi, cuyos familiares llevaban la camiseta de la Real Sociedad, los de Ferran y los hijos de Morata, que lloraron de emoción tanto como su padre antes de comenzar a jugar con un balón en el césped ajenos al jolgorio en el que Lamine se había puesto un sombrero con los colores de la bandera y Luis de la Fuente volaba por los aires manteado.
Guardó el seleccionador un discreto segundo plano. Eso sí, se hizo una foto con sus sobrinos y la bandera de La Rioja con el nombre de Haro e hizo una piña con sus seres queridos, como si el partido fuera a comenzar. Quien fue corriendo a abrazarle fue el padre de Lamine, consciente de lo que la apuesta del seleccionador ha supuesto para su hijo. Lo llevaba en la mano: el trofeo de mejor joven. Apareció poco más De la Fuente, por los compromisos federativos y por su perfil. Salió del vestuario casi por la puerta de atrás y con la camiseta de Reyes de Europa en la mano.
La Copa fue del vestuario al autobús en un arcón, pero era imposible que permaneciera guardada. La sacó Morata, que le cantó el 'No puedo vivir sin ti' de Coque Malla y la manosearon todos. Hasta el Rey Felipe la alzó sobre el césped como si fuera un jugador más.
A la celebración sólo le faltó una traca, esa que el delegado Fernando Giner, valenciano, se quedó con ganas de tirar a las puertas del Olímpico.
Girona 0 Real Madrid 3
ABRAHAM P. ROMERO
@AbrahamRomero_
Actualizado Sábado,
30
septiembre
2023
-
21:45El defensa fue expulsado por una durísima falta...
«No sé si es mi último partido en Europa con el Madrid y no quiero saberlo». Carlo Ancelotti conoce bien cómo es el Real Madrid, su entorno y sus despachos. Lo supo en 2014, cuando la Décima le otorgó una temporada más, y en 2015, cuando a pesar de jugar el mejor fútbol de su etapa en Chamartín fue despedido tras caer en semifinales de Champions. Y volvió a ser consciente de lo que es el conjunto blanco en 2021, cuando en una llamada para pedir cesiones para el Everton descubrió que tenía opciones de volver al Bernabéu. «Aquí un empate es una crisis», ha repetido varias veces durante los últimos años. Sabe el tiempo que hace en la Castellana, y a pesar de los éxitos de hace unos meses, la debacle contra el Arsenal pone decenas de nubarrones sobre su cabeza, todos a punto de soltar agua.
El puesto de Ancelotti corre peligro. Es una frase que no sorprenderá a nadie viendo la temporada del equipo en resultados y en sensaciones. Ha ganado dos títulos, la Supercopa de Europa y la Intercontinental, pero la derrota en la final de la Supercopa de Arabia contra el Barça, la irregularidad en Liga y el desastre continental, con una impotencia que explica muchos de los problemas de la plantilla, le han vuelto a poner en el disparadero.
Le queda la final de la Copa, otro clásico que decidirá su futuro a corto plazo, y la pelea final por la Liga y el Mundial de Clubes, pero en el horizonte algo más lejano el Madrid ya empieza a verse sin él. Por ahí aparece la sombra gigante de Xabi Alonso, heredero lógico del trono. «Acabar mi contrato (vence en 2026) o no para mí no es un problema. No me cambia nada. Si el Madrid decide cambiar, sea mañana, en un mes o en un año, sólo tendré agradecimiento para el club», explicó el miércoles por la noche en la sala de prensa, consciente de que en la grada del Bernabéu estaba un emisario de Brasil para tantearle e incómodo con las preguntas más directas sobre su futuro y su culpa.
El reparto de culpas: de las estrellas al alto mando
Y es que ahí, en la culpa, es donde reside ahora la reflexión de la zona noble del Madrid. Se buscan responsabilidades. Ancelotti se ha llevado el primer dardo y aunque la idea es que siga hasta que acabe el Mundial de Clubes, sería la primera víctima en caso de activar un gabinete de crisis tras la final copera.
La siguiente mirada se dirige al vestuario. Los datos no mienten. El Madrid es el equipo que menos kilómetros ha recorrido de todos los cuartofinalistas de Champions. 208, 17 menos que el siguiente en la lista, el PSG (225), 21 menos que el Arsenal (229) y 35 menos que el Bayern (243), líder. La estadística no es decisiva, porque los alemanes están eliminados y los de Luis Enrique, que corrieron menos que el Villa, en semifinales.
Pero la cifra sí que explica, en parte, las dificultades tácticas del Madrid y la forma física de algunas de sus estrellas. Mbappé (7,9) y Vinicius (8,8) han sido los futbolistas que menos kilómetros han acumulado en la ronda, con Rodrygo (9,4) como cuarto en la lista. Es decir, los tres delanteros ocupan tres de los cuatro últimos puestos. No se han exprimido físicamente o no han podido, provocando una ligera mirada también hacia Antonio Pintus, responsable de la preparación física del equipo.
¿Dónde está el 'fútbol moderno'?
Los blancos, que hace poco eran el gran ejemplo de «fútbol moderno», un estilo físico y vertical que terminaba los partidos pasando por encima de los rivales, no han sido ese equipo. Son una suma de individualidades. Su columna vertebral tiene las virtudes para ello, pero Ancelotti no ha sido capaz de sacarlas en lo que va de curso. Un vistazo a equipos como el Arsenal, el Liverpool o el PSG, que no tienen, ni de lejos, la calidad en su plantilla que tiene el Madrid, invita a pensar en si el equipo se está adaptando bien a los nuevos tiempos que él mismo insinuó hace no tanto.
Sin fichajes en invierno
Y luego está la planificación de la plantilla. El técnico no ha querido mostrar su malestar en público, pero el cuerpo técnico ha destacado durante este año las carencias que tenía la rotación, lastrada todavía más por las lesiones de Militao y Carvajal. El club, con Florentino Pérez al mando también de la parcela deportiva, no quiso gastar en el mercado de invierno, confiando el lateral a Lucas y el centro de la zaga a Asencio mientras espera a Alexander-Arnold, pero el equipo lo notó, especialmente en el carril diestro. En la izquierda, las lesiones de Mendy, la forma de Alaba tras la lesión y el nivel de Fran no han ayudado.
Además, el movimiento de piezas entre Mbappé y Kroos ha desequilibrado el sistema de juego. El Madrid ha perdido un 'cerebro' y aunque en algunas altas esferas del club se mantiene la confianza en Tchouaméni, Camavinga y Valverde, la importancia final de Ceballos pone de manifiesto que se necesita una estrella con creatividad, técnica y orden.