El partido entre Carlos Alcaraz y Alexander Zverev de cuartos de final de Indian Wells tuvo que ser detenido este jueves cuando se llevaban solo 9 minutos de juego debido a la aparición masiva de abejas en la pista.
Con 1-1 en el marcador, el juez de silla ordenó detener el juego porque las abejas hacían imposible jugar e incluso estaban atacando a Alcaraz, quien se tuvo que meter corriendo al vestuario para evitar que le picaran.
El español trató primero de alejarlas con el brazo y la raqueta pero, al ser atacado por algunas de ellas, corrió a resguardarse en el interior de la cancha al igual que Zverev.
Algunos espectadores de la pista central de Indian Wells, situada en una zona desértica del estado de California, también abandonaron sus asientos.
Cientos de abejas se aposentaron sobre las sillas de la pista, la red e incluso las cámaras de televisión.
MATTHEW STOCKMANGetty Images via AFP
“El juego se ha detenido debido a una ‘invasión de abejas'”, dijo bromeando el juez de silla, quien también sufrió algunos ataques de abejas.
Las imágenes mostraron que una de las cámaras en altura de la pista era lo que estaba atrayendo a las abejas.
En las horas previas, Fabio Fognini reconocía que le había tocado la lotería. A sus 38 años, en su última temporada como profesional, se despediría de Wimbledon en su pista central y ante el vigente campeón, Carlos Alcaraz. Una suerte para el tenista veterano, siempre tan artista y tan polémico. Un regalo para su hijo, Federico, de ocho años. "No iba a venir a verme aquí a Londres, pero al final ha viajado conmigo porque me tocó debutar contra Carlos. Es su ídolo, pero le he dicho que no se lo diga", admitía un Fognini ya de vuelta de todo.
Noveno del ranking mundial en 2019, campeón en Montecarlo aquel año después de derrotar a Rafa Nadal, el huracán de Jannik Sinner había hecho que su adiós pasase desapercibido incluso en la prensa italiana, pero el azar le dio el gusto. Este lunes lo iba a disfrutar, vaya si lo iba a disfrutar. En uno de sus últimos bailes, le amargó el debut a Alcaraz, que tuvo que sudar para derrotarle en cuatro horas y 37 minutos de juego (7-5, 6-7 [5], 7-5, 2-6, 6-1).
Bajo un calor agobiante, con más de 30 grados en Londres, Fognini sorprendió con su arma de siempre, una muñeca prodigiosa, y la tranquilidad de quien ya ha ganado todo lo que tenía que ganar. Desde el primer punto Alcaraz estuvo incómodo, inexacto con su saque e incluso agobiado, pero finalmente sacó el triunfo. En el quinto y último set, después de un paso por los vestuarios, templó sus ánimos para dominar por fin a su rival.
Un serio aviso
En lo que queda de torneo, que es mucho, el actual número dos del mundo ya no pecará de confianza. De hecho en el próximo escalón, en segunda ronda, se medirá a otro rival extraño, el local Oliver Tarvet, el 733 del mundo, en su debut como profesional, y ya está avisado. Pese a su reciente éxito en Roland Garros, pese a su genial adaptación a la hierba en Queen's, tenga a quien tenga delante esto es un Grand Slam y no hay victoria sencilla.
"Con este nivel que no se retire, que juegue hasta los 50 años", se quejaba Alcaraz a su equipo en pleno partido. Los geniales golpes de Fognini le desesperaron porque no los esperaba. A ratos se entretenía con los intercambios, incluso divirtiéndose. Pero la mayor parte del tiempo lamentaba tener que emplearse al máximo y más allá en una fase tan temprana del Grand Slam. Hasta que en el último set se encontró, se motivó y se concentró, hubo fases extrañas del partido.
TOLGA AKMENEFE
Y eso que hasta la segunda hora, el encuentro transcurría por los raíles habituales Después de resolver el primer set con apuros, en el segundo Alcaraz ya contaba con un break de ventaja y el camino se despejaba. Por físico e incluso motivación, Fognini podría haber desconectado entonces. Ya había ofrecido espectáculo al público y recuerdos de sobras para su hijo. Pero no lo hizo, más bien todo lo contrario.
"no sé por qué se retira"
En lugar de ceder el encuentro, siguió insistiendo con su juego pausado, sacando con maestría, dominando intercambios, luciéndose en la red y remontó. Una y otra vez, Alcaraz recurría a la dejada para agotarle, pero no le dominaba de ninguna otra manera. En el tie-break de ese segundo set, raro en él, el español apareció nervioso y cometió una serie de errores que le costaron el periodo. Iba a ser un triunfo sencillo y ya no lo era. Entonces llegó el agobio.
En el tercer set, Alcaraz portaba otra gestualidad y en el cuarto set, asfixiado por la situación y por la temperatura, se sumergió en un mar de errores. También era mérito de Fognini, que seguía siempre a lo suyo, jugón y fresco. De alguna forma, con las cuatro horas marcadas en las pantallas, se abrió el abismo de la eliminación ante el número dos del mundo. Pero en el quinto set ya no hubo color. Pese a una interminable interrupción porque un aficionado sufrió un golpe de calor, Alcaraz sumó su primera victoria en Wimbledon, un triunfo mucho más sudado de lo esperado. En su gira de despedida, Fognini y su show lo llevaron hasta el límite.
Al acabar, el italiano pidió a Alcaraz la camiseta para su hijo, Federico, y se marchó lanzando besos al público de la pista central. "Para ser sincero, no sé por qué se retira. Podría seguir jugando durante tres o cuatro años. Le tengo que dar todo el mérito de este gran partido. Fabio es un jugador maravilloso, tiene un talento enorme. Estoy triste porque es su último Wimbledon", comentó el español, agotado, de camino a los vestuarios.
Tampoco este año será el de Carlos Alcaraz en el Masters 1000 de Paris-Bercy, un torneo esquivo no sólo para él, sino para los tenistas españoles. Únicamente David Ferrer, hoy capitán del equipo de Copa Davis, fue capaz de ganarlo, en 2014. Ugo Humbert se impuso al murciano en los octavos de final, después de dos horas y 17 minutos, en la última competición previa a las ATP Finals, que se disputarán en Turín del 10 al 18 de noviembre. Alcaraz cerrará el curso una semana después, en las Finales de la Copa Davis, donde unirá fuerzas con Rafael Nadal y con el resto del equipo español. [Narración y estadísticas (6-1, 3-6, 7-5)]
Decimoquinto del mundo, Humbert es un zurdo con buena mano, peligroso en superficies rápidas, más aún cuando cuenta con el apoyo de la grada, que no cesó de empujarle hacia una victoria particularmente grata ante el número dos del mundo. Alcaraz se enganchó tarde al partido (cuando se quiso dar cuenta, estaba 5-0 abajo en tan sólo 18 minutos) , y aunque pudo igualar a un set, cedió su servicio cuando todo parecía indicar que la resolución llegaría en el desempate del tercer parcial. Salvó la primera pelota de partido con un saque ganador, pero en el siguiente punto su revés se iría largo.
Campeón esta temporada en Marsella y Dubai, Humbert obtuvo premio a su tenis valiente, además de sacar provecho del juego irregular de su adversario, que cometió demasiados errores. Después de los triunfos en Roland Garros y Wimbledon, que ya le permiten cerrar una temporada de ensueño, y de la plata olímpica en los Juegos de París, Alcaraz no ha logrado mantener el excelente tono ofrecido entonces.
Problemas bajo techo
Su victoria en Pekín, donde se impuso a Jannik Sinner en una final acorde a la secuencia de los enfrentamientos entre ambos, ha sido lo más relevante en esta parte del calendario. Después, se inclinó ante Tomas Machac, en cuartos de Shanghai. Con anterioridad, el tropiezo en segunda ronda del Abierto de Estados Unidos, frente a Botic van de Zandschulp, fue uno de los momentos más sorprendentes de la temporada que se va.
Humbert festeja su triunfo ante Alcaraz.AFP
El pasado año fue de entrada Roman Safiulin, en 2022 se retiró por lesión cuando perdía en cuartos con Holger Rune, contratiempo que puso fin a su temporada, y en su estreno en el torneo, en 2021, cayó contra el francés Hugo Gaston en octavos, en un duelo de ingrato recuerdo para él por los excesos del público local, que acabaron por desquiciarle. Paris-Bercy está lejos de ser un torneo propicio para Alcaraz, como tampoco lo es la pista cubierta, donde presenta sus peores resultados.
Tras vencer cómodamente al chileno Nicolás Jarry en su debut, tampoco en esta ocasión ha logrado resarcirse de las malas experiencias en la pista cubierta de la capital francesa.
Hubo un detalle en la derrota de Carlos Alcaraz este lunes que insinuaba qué ocurría. En su palco, los miembros de su su equipo, del entrenador Juan Carlos Ferrero a su hermano Álvaro pasando por su agente, su médico, su fisioterapeuta o su preparador, se cruzaron de brazos al sentarse y se levantaron igual. No hubo gritos de ánimos, ni tan siquiera gestos. De hecho raramente Ferrero daba alguna indicación. Quienes siempre acompañan a Alcaraz sabían que no estaba para ganar y simplemente sufrieron el partido como hizo el tenista.
"Pensaba que podía competir, que podía encarar los intercambios largos, pero la barriga me ha limitado mucho. No me he sentido cómodo en ningún momento. No me gusta hablar de estas cosas porque suena a excusa, pero si me siento mal, me siento mal", aseguró el número tres del ranking mundial después de caer por 6-1 y 7-5 ante Casper Ruud en su debut en las ATP Finals.
Los entrenamientos y la sesión de fotos
Desde hace casi una semana, antes de llegar a Turín, Alcaraz arrastraba un resfriado que no se acaba de ir y que le obligó incluso a tomar antibióticos. En sus primeros entrenamientos en las entrañas del Inalpi Arena se le notaba muy cargado, utilizando el kleenex todo el rato y recurriendo a soluciones temporales para respirar mejor, como la cinta nasal o el Vicks VapoRub. En la sesión de fotos oficial, organizada en el precioso Museo Nazionale del Risorgimento Italiano, realizó varios estornudos que alertaron a sus rivales en el torneo. Pero anteayer, en la última sesión de preparación antes del estreno, se encontró mejor, más liberado, más fresco. Podía ser suficiente.
Ante Ruud, un tenista al que siempre había ganado con solvencia y que llegaba en una profundísima mala racha -dos victorias en los últimos 10 partidos-, quizá no necesitaría la perfección para sumar un triunfo. Pero en cuanto se despertó ayer todo se torció. El dolor de barriga que no le permitió ni comer ni almorzar con normalidad oscureció su estreno en la Copa de Maestros y finalmente le llevó a la derrota.
Seguirá en el torneo
Después de caer ante Ruud, eso sí, en ningún momento se planteó la retirada del torneo, todo lo contrario. Al salir de la pista y de su luz azul fluorescente, Alcaraz se subió a la bici del pequeño gimnasio que hay en los pasillos del pabellón y realizó su habitual rutina post-partido. Con la ventaja de descansar este martes, este miércoles se presentará al segundo partido de la fase de grupos con la intención de remontar y alcanzar las semifinales.
MARCO BERTORELLOAFP
"Si me baso en las sensaciones de hoy es complicado pensar en clasificarme, pero lo bueno del tenis es que todo cambia de un día para otro. Ha habido muchos jugadores que han perdido el primer partido de las ATP Finals y luego han salido campeones. El año pasado yo mismo perdí en el debut [ante Alexander Zverev en tres sets] y luego llegué a semifinales.. Ahora debo ir partido a partido. Ojalá me encuentre mejor, aunque también debo aprender a ganar cuando no me encuentro bien", comentó con todas las opciones en contra.
El cansancio mental
Su clarísima derrota ante Ruud le obliga a ganar a Alexander Zverev y Andrey Rublev, un sobreesfuerzo. Porque además de su dolor de barriga, Alcaraz admitió este lunes que le falta frescura a estas alturas de temporada y que le costará recuperarla ya. Al fin y al cabo, antes de coger vacaciones, sólo le queda la Copa Davis de Málaga, donde jugará tres partidos individuales como mucho y la presencia de Rafa Nadal le aparta del dobles.
"Todos los jugadores estamos cansados mentalmente; si alguien te dice que está fresco te engaña. Algunos lo llevan mejor y otros lo llevamos peor. Me noto cansado, sin tiempo para descansar y para entrenar en casa. Pero, como decía, tengo que encontrar la forma de jugar bien en malas condiciones", repetía Alcaraz después de uno de los peores partidos que ha jugado nunca contra un Top 10.
Antonio CalanniAP
Para el español falló todo lo que podía fallar. Sólo sonrió al inicio del segundo set, cuando fue más agresivo y consiguió su único break ante Ruud, pero luego volvió a hundirse, muy lejos de su juego. Las estadísticas muchas veces engañan, pero esta no: el español tuvo problemas al saque -menos del 50% de primeros en el primer set-, padeció con su derecha -hasta 34 errores no forzados- y no se encontró en la red -sólo convirtió el 60% de sus subidas-.
Mientras Ruud, un defensor como pocos, aguantaba y convertía sus bolas de breaks, Alcaraz se precipitaba en los intercambios y padecía incluso con las dejadas, su recurso más alegre. Siempre con la cabeza baja, nada funcionaba y los miembros de su equipo tampoco podían ayudarle. Era un partido para sufrirlo.