El presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Mohammed Ben Sulayem, está siendo investigado por una supuesta interferencia en el resultado de una carrera de Fórmula 1, supuestamente al quitar una sanción de 10 segundos al piloto español Fernando Alonso (Aston Martin) durante el GP de Arabia Saudí 2023, una penalización que le hubiese dejado sin podio.
Según informa la BBC, el responsable de cumplimiento de la FIA, Paolo Basarri, envió un informe al Comité de Ética en el que afirmaba que Ben Sulayem actuó para anular una penalización impuesta al piloto asturiano en la cita saudí.
Además, la cadena pública británica señala que una fuente desveló que Ben Sulayem llamó al jeque Abdullah bin Hamad bin Isa Al Khalifa, vicepresidente deportivo de la FIA para la región de Oriente Medio y el Norte de África y que se encontraba en Arabia Saudí para ver la carrera, y le pidió que retirase la sanción de Alonso.
La eliminación de la penalización de 10 segundos al bicampeón del mundo, impuesta después de que uno de los mecánicos tocase el monoplaza con el gato durante una parada cuando Alonso cumplía una penalización previa de cinco segundos -por colocar su coche fuera de la casilla de salida en la parrilla-, le devolvió al podio por detrás del dúo de Red Bull formado por el mexicano Sergio Pérez y el neerlandés Max Verstappen. La sanción le hubiera hecho caer a la cuarta posición.
En ese momento no se sugirió que hubiera nada inapropiado en la decisión, después de que el director deportivo de Aston Martin, Andy Stevenson, presentara alegaciones en el caso del equipo ante los comisarios.
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Euforia, gritos, maldiciones, risa nerviosa, llantos, congoja. La última jornada del Masters podría resumirse con una sucesión de sentimientos, un recorrido de onomatopeyas que fueron del "ohhh" al "ahhh", pasando por el aplauso a la decepción o de la tristeza a la euforia. Un cóctel de emociones que haría más justicia a la hora de describir lo sucedido durante algo más de cuatro horas del domingo en Augusta. Ni los periodistas más veteranos de la sala de prensa recuerdan un desenlace así: "Quizás el de 1986", apuraban de memoria en un corrillo, o más cercano en el tiempo, el de 2011, de aciago recuerdo para Rory McIlroy, héroe de esta edición, pese a haber coqueteado con la tragedia durante varios momentos de la jornada. Ya deberían estar haciendo la edición especial del gnomo para el Masters 2026 con la cara de Rory.
El Augusta National, el campo más correcto del planeta, se desquició por completo en lo que ya debería ser un domingo que ocupe un lugar en la cúspide de la historia del golf, a la altura del duelo al sol, el milagro de Medinah o las gestas más heroicas de Tiger Woods.
Muy pronto empezaron las emociones. Ya en el hoyo 1, Rory, que salía con dos golpes de ventaja a los últimos 18 hoyos, falló su salida al bunker y encadenó una serie de errores que lo llevaron al doble bogey. Bryson DeChambeau, solvente, sacó adelante un par que igualaba el torneo. Lo habíamos venido como algo más que un duelo, Europa contra Estados Unidos, LIV Golf frente al PGA Tour, las dos principales personalidades del golf se medían en el último partido del Masters. Rory cargaba con una mochila repleta de fantasmas del pasado. "Voy a dejar el teléfono a un lado y quizás vea el segundo capítulo de la tercera temporada de los Bridgerton, me quedé dormido anoche", apuntillaba el aspirante al Grand Slam.
recuperación imposible
El birdie en el hoyo 2 de Bryson le puso por primera vez por delante en el torneo, aunque reaccionó rápido el norirlandés para restar un golpe en el 3, mientras el norteamericano cometía el primer error del día. McIlroy recuperaba la iniciativa en el marcador. Volvía a afianzar el irlandés su liderato con un doble hoyo (birdie-bogey) en el 4, tres de ventaja para Rory. El primer hoyo donde ambos salvaron el par fue el 5. En el 7, el irlandés falló a los árboles de la izquierda e inventó una recuperación imposible por arriba, aunque no culminó con birdie.
Sin embargo, sí remató en los hoyos 9 y 10 con dos birdies más, especialmente importante fue de este hoyo 10, donde en 2011, siendo líder, cometió un triple bogey que fraguó una de las debacles más crueles de la carrera del norirlandés. No sería la última. Aunque hace 14 años, Rory terminaría perdiendo el Masters con una ronda final de 80 golpes.
Para entonces, DeChambeau ya se había condenado con un doble bogey en el hoyo 11 a ser una pieza decorativa en el desenlace, y el inglés Justin Rose se había reivindicado con seis birdies en los últimos ocho hoyos. El inglés, que ya perdió el playoff del torneo con Sergio García en 2017, había recuperado siete golpes de desventaja. A estas alturas, el torneo parecía cosa de dos jugadores, más bien de McIlroy y sus fantasmas. Lo intentó Patrick Reed, que terminó con -9 después de embocar un eagle desde la calle en el hoyo 17.
El festejo de McIlroy tras imponerse a Rose en el 'playoff'.AP
Scottie Scheffler, número uno, terminó la semana cuarto con -8, y una ronda de 69 golpes, que confirma la mejoría lenta del defensor de la chaqueta verde. El sueco Ludvig Åberg, segundo el año pasado en su primera participación, iba camino de algo más, pero terminó con bogey en el 17 y triple bogey en el 18, para confirmarse con una séptima plaza en -6.
Rose encendía el hoyo 18 con un birdie final desde casi siete metros para firmar con 66 golpes la mejor ronda dominical y presionar a su compañero de Ryder Cup con un -11.
El drama ya se estaba cebando entonces con McIlroy, que inexplicablemente tiró su bola al agua de tercer golpe en el hoyo 13 con un sandwedge. Había pasado de 14 bajo par y un cómodo colchón de cuatro golpes de ventaja a perder tres golpes en tres hoyos y afrontar el Amen Corner en -11. Un nuevo bogey en el 14 le dejaba contra las cuerdas en -10. El murmullo del campo parecía ir fabricando un nuevo relato de la enésima debacle de Rory en los majors, la última tan reciente como el US Open del año pasado en Pinehurst, donde Rory se dejó dos putts de un metro para perder el torneo.
Gesto de incredulidad
Pero el norirlandés se tenía guardado un soberano hierro en el 15 para una oportunidad de eagle de poco más de metros que no pudo convertir. Hizo birdie en el 15 con dos putts y falló otro clamoroso en el 16. Otra vez las manos en la cabeza de incredulidad por otra oportunidad perdida, pero una nueva reacción en el 17, dejando la bola dada de dos con otro explosivo golpe desde la calle. El birdie le daba un golpe de ventaja sobre Rose con el 18 a jugar. La salida fue perfecta en el golpe más complicado del hoyo final, pero de nuevo el drama. Rory tiró su bola al bunker con el wedge en las manos, y otro putt de dos metros para par que se iba al limbo de los fracasos. La sala de prensa, el campo, todos enmudecieron, con un silencio condescendiente que hacía temerse un nuevo y cruel final. Rose le esperaba para un desempate.
Pero tocó la versión del Rory bueno en la continuación y mejoró un buen golpe de Rose. El putt no llegaría a los dos metros, y sí, esta vez terminaría dentro. Un final feliz para un cuento donde las hadas y los monstruos se daban de garrotazos. Rory, caía de rodillas en el green del 18, lloraba como un niño. La victoria más especial y la que lo lleva a la categoría de leyenda. Ya tiene su colección de los cuatro grandes y entra en el olimpo restringido donde solo Gene Sarazen, Ben Hogan, Jack Nicklaus, Gary Player y Tiger Woods han entrado. El último fue el Tigre en el año 2000.
Por su parte, Jon Rahm logró maquillar el torneo con un buen fin de semana que lo deja en el puesto decimocuarto. Cerró el español con 69 golpes a las puertas del top-10. "Me daría un seis y medio", se puntuaba el de Barrika, que ya espera ansioso al PGA Championship en pocas semanas.
Vicente Moreno compareció en rueda de prensa este viernes, día previo al Valladolid-Osasuna del sábado (14:00 h.), aunque lo que menos pasaba por la cabeza del técnico valenciano seguramente era lo deportivo. El entrenador, natural de Massanassa, una de las localidades más afectadas por la dana, completamente emocionado, quiso comenzar su comparecencia con un mensaje para sus vecinos.
"Permitidme antes. Después hablamos de fútbol lo que queráis", pronunció Moreno, que necesitó varios segundos para articular palabras y que rompió después en lágrimas: "No sé si voy a poder".
"Quería mandar todo el ánimo y toda la solidaridad a todas las personas que se han visto afectadas por este desastre", lanzó el entrenador de Osasuna, que continuó, entre pausas de emoción: "A todas las personas que han perdido seres queridos. Y me vais a permitir que especialmente tenga unas palabras hacia mi tierra, hacia Valencia. Mi pueblo Massanassa, de L'Horta Sud. Es muy duro para ellos. Pero para los que estamos lejos y tenemos allí la familia, los amigos, vecinos... Tenéis que entender que está siendo muy duro no poder estar allí con ellos".
Braulio Vázquez, el director deportivo osasunista, también valenciano, sigue teniendo a toda su familia en la zona. El jueves llegó cargado con una furgoneta de ayuda. "Quiero mandar un mensaje de fuerza, porque somos gente trabajadora y dura. Todos juntos, aunque ahora parezca difícil, saldremos de esta. Disculpadme", pronunció Vicente Moreno antes de pasar a lo deportivo.
"Partido especial"
"El partido de mañana es importante y especial. Quiero dedicárselo a todas estas personas, especialmente a mi familia que está ahí sufriendo. Es lo más importante; más allá del tema profesional, es personal. Les pediré a mis jugadores para poder dedicárselo", ha continuado.
Pese a todo, Osasuna está listo: "El equipo está bien y el partido se ha preparado de la mejor forma posible, dentro de que podéis entender que para mí ha sido difícil. Tenemos gente alrededor y hemos preparado la cita en las mejores condiciones".
"Nadie es consciente de lo que está pasando allí; te lo puedo asegurar porque estoy en contacto constante con mis hijos. Es un caos que no podemos imaginar", ha apuntado un preparador que está deseando estar con sus seres queridos.
"Estamos en una situación buena. Sería un buen momento de volver a sumar de tres y sabemos la ilusión que tiene la gente de ver al equipo en una buena situación", ha finalizado una rueda de prensa que ha estado más marcada por la catástrofe natural que por lo meramente deportivo.