Campazzo le evita un sofocón al Real Madrid

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Fue un Real Madrid sin chispa, un Madrid de sudores, de gesto torcido, de salir del paso. Fue un UCAM Murcia bravo, orgulloso, agresivo, de pie hasta el final, hasta que Campazzo evitó males mayores para un equipo que confirma que acude a la Copa en busca del brillo y los fuegos artificiales de hace no tanto. Se las verán los blancos en semifinales el sábado contra el Valencia Básket (que eliminó después, tras una prórroga, al Dreamland Gran Canaria), pero la reconquista a las que aspiran necesitará, sin duda, una versión más plena en el Martín Carpena. [84-79: Narración y estadísticas]

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Más guerreros que sumarse a la causa, más consistencia, más concentración. Porque lucieron en la primera mitad, como avisando de que estaban listos para la primera fiesta del año, y se diluyeron cuando no deberían ante un rival con amor propio, que le llevó hasta la agonía del final, aunque ni por un segundo en todo el partido los de Sito Alonso fueran por delante en el marcador.

Pero a falta de cuatro minutos, ahí estaban, en la orilla de una gesta, de una remontada para recordar cuando Radovic y sus ganchitos herían la zona blanca (71-70). No mucho antes tenían una losa encima (42-27), cuando parecían atropellados por esa manada que parece el Madrid con el campo abierto. En ese segundo cuarto, Hezonja on fire, y el hambre de volver a levantar lo que en Badalona arrebató Unicaja y antes, por dos veces, el Barça de Jasikevicius. Con la Copa que no ganan desde 2020 a la vista, parecieron el Madrid arrollador del comienzo del curso, sus mecanismos salvajes, ese juego vertiginoso que Sito Alonso no era capaz de contener con el corazón de sus guerreros.

Deck, ante Todorovic.Daniel PérezEFE

Pero el UCAM es un equipo con el ardor de su técnico. Un grupo que araña, con carácter, capaz de levantarse pese a perder hace semanas a su referente Birgander, o no contar con su base titular, Ludde Hakanson, para el torneo. Contra él han padecido los grandes ese curso y cada vez es mayor la identificación, el proyecto, la marea roja llegada desde Murcia que arropó con esperanza la llegada de su equipo.

Pero el 6-0 de inicio ya era una señal. El Madrid intentaba correr aunque no pudiera. Es su arma mortal y casi nadie posee la kriptonita que la anule. Dejan Todorovic, el sustituto de Birgander de vuelta a la ACB desde China, intentó empujar a los suyos, valiente ante un espeso Tavares, taponazo a Campazzo y un 11-11 para volver a empezar. Pero otra vez la estampida, ahora con Hezonja desde el banquillo, 12 puntos casi consecutivos del croata, tan imparable como Llull y el triple con el que puso la máxima (42-27) y se convirtió en el máximo triplista histórico de la Copa, destronando a Juan Carlos Navarro. Sólo un arreón de rabia de Dylan Ennis, el referente ofensivo murciano al fin en el duelo, dejó algo de incertidumbre al descanso.

Al Murcia le quedaban arrestos para no arrojar la toalla. Es la tercera participación copera de su historia, la segunda en los últimos tres años. A la vuelta elevó el listón de agresividad, se vació en el Carpena, apretando las líneas, provocando pérdidas, dominando con el rebote ofensivo (hasta 14 birló, bien repartidos) y acabando jugadas de uno contra cero, en contragolpes insólitos que desquiciaban a Chus Mateo. Además de dos triples de Caupain, los errores de Musa, la flojera de Tavares, el ímpetu de Ennis… Un 0-9 para acercarse (56-53), aunque Poirier y Llull pusieran algo de orden antes de entrar en el acto definitivo.

Que iba a resultar de infarto, digno de una Copa. El primer acercamiento murciano lo solventó un Llull maravilloso. Y el segundo, el más peligroso, el talento de Campazzo, nueve puntos y una asistencia en los últimos tres minutos de nervios y fallos.

kpd