Sigue la polémica tras el Real Madrid – Almería del pasado domingo en el Santiago Bernabéu. Al debate por la actuación arbitral, en la que el colegiado del encuentro, Hernández Maeso, revisó tres jugadas diferentes en la pantalla del VAR, se unió ayer lunes la filtración de todas las conversaciones entre el colegiado de campo y la sala VAR, con Hernández Hernández al frente. Algo que hoy ha sido denunciado por la Federación Española de Fútbol ante la Guardia Civil.
La RFEF ha anunciado la denuncia y ha avisado que está realizando una “investigación interna“. La entidad presidida por Pedro Rocha, de la que depende el Comité Técnico de Árbitros, considera que es “extremadamente grave que se haya extraído este material audiovisual y espera que se encuentre una respuesta cuanto antes para depurar responsabilidades”.
Los audios filtrados han sido publicados por el programa ‘Jijantes‘, que presenta el periodista catalán Gerard Romero, y no deberían haber salido a la luz porque el CTA sólo cede a las televisiones aquellos audios de jugadas en las que se revise una acción en la pantalla situada entre los banquillos. En las dos acciones emitidas en ‘Jijantes’, una supuesta agresión de Vinicius a Pozo y otra de Chumi a Ceballos, el colegiado no acudió a la pantalla.
Los audios son “de ámbito totalmente profesional y privado y la RFEF mantiene abierta una investigación interna tras el mencionado suceso”, anunció la Federación, que adoptará “las medidas necesarias para garantizar la seguridad de todas las comunicaciones”.
Era el fracaso de una vida, la derrota de otra generación inglesa camino de un eterno «Football is coming home (el fútbol está volviendo a casa)» que nunca llega. La presión por ganar y el miedo a perder mezclados en un vestuario incapaz de superar a la débil Eslovaquia, sin fútbol, sin corazón, encomendados a lo divino. Y el milagro fue Jude Bellingham con una chilena ya histórica para forzar la prórroga en el minuto 95, cuando el partido y su país morían en la Eurocopa. Lo inició Schranz en el 25, lo empató Bellingham y lo remató Harry Kane en el tiempo extra. Inglaterra está en cuartos. [Narración y estadísticas (2-1)]
Después de dos semanas de críticas, el seleccionador británico se mantuvo en su línea: la solución para los problemas de Inglaterra fue cambiar al acompañante de Declan Rice en el centro del campo. Empezó el torneo reconvirtiendo a Trent Alexander-Arnold, luego apostó por Conor Gallagher y finalmente, en el escenario de los octavos de final, le dio la oportunidad a Kobbie Mainoo, joven promesa del Manchester United. Como si cambiando una pieza el puzle se fuera a arreglar.
Inglaterra fue, otra vez, pura ansiedad. Fruto de casi 60 años de presión por ganar un gran torneo. El equipo no sabe a lo que juega, no tiene plan. Y sin plan, en el fútbol de 2024, no eres nadie. En la Euro todos lo tienen, incluso Francia y su megaplantilla, centrada más en la defensa que en el ataque pero centrada en algo. Ahí están sus éxitos.
Imprecisiones y amarillas
Ante Eslovaquia, el conjunto británico fue víctima de sus propios miedos y temblores. En cada pase, en cada acción dividida, en cada decisión. Y Eslovaquia lo aprovechó. En el 4, Hancko alcanzó el lateral del área en carrera y no acertó a tirar o pasar, paseándose la pelota por los dominios de Jordan Pickford. Primeros temblores. En el 11, y después de un disparo alto de Trippier tras un buen pase de Bellingham, Haraslin tardó demasiado en definir otra contra y el ex lateral del Atlético salvó el 0-1.
La defensa hacía aguas, con Walker, un muro contra Vinicius en los Madrid-City, incapaz de cuidar su espalda. El partido se llenó de imprecisiones y cuatro amarillas en los primeros 15 minutos. Las dudas resultaron en un 0-1 tan duro como esperado. Una concatenación de errores defensivos que terminaron en el gol de Schranz. Guehi perdió un salto con Kucka, Strelec la bajó delante de Stones, Schranz tiró un desmarque con Walker, fuera de posición, evitando el fuera de juego y batió a Pickford.
El gol hizo daño a Inglaterra, lógico. Ansiosa por todo, no supo reaccionar. Estuvo lenta con balón, para desesperación de la grada. Lo único que le solucionaba alguna acción eran las arrancadas individuales de sus centrocampistas, como Mainoo o Bellingham. Nada más. Pura ansiedad.
Tras el descanso, el equipo cambió un poco. Tuvo algo más de pausa y algo más de fútbol, ya es decir. El gol anulado a Phil Foden en el 49 por fuera de juego fue un mazazo, porque se veían remontando, y la desesperación fue a más.
Strelec, desde el mediocampo, casi sorprende a Pickford, y sólo Mainoo parecía tener la calma para crear jugadas. El resto quería ganar el partido a 40 metros de la portería. En el 63, Gareth Southgate ideó su primer cambio: entró Palmer, salió Trippier y Saka, extremo derecho, pasó a ser carrilero izquierdo. El seleccionador inglés moría con sus estrellas.
En busca del milagro
Inglaterra embotelló en su área a Eslovaquia, eso no se le puede negar, pero lo hizo la inercia del partido y la debilidad de su rival, no su fútbol. Southgate acumuló atacantes y situó a Foden en el centro del campo para calibrar balones e intentar sorprender a Dubravka.
Kane remató fuera un saque de falta de Foden y Rice, en el 80, estrelló en el palo un disparo desde fuera del área. Intentos menores para un equipo que buscaba un milagro. Un milagro llamado Bellingham. En el minuto 94, como si el Veltins Arena de Gelsenkirchen fuera el Santiago Bernabéu, Jude se inventó una chilena histórica para salvar a su país. Un saque de banda que peinó Guehi y que la estrella de Inglaterra envió a la red.
Inglaterra, empujada por el gol, aceleró en la prórroga y encontró premio en el 2-1 de Kane en el primer minuto. Otro centro, otro toque de cabeza y gol. Así es el fútbol, un estadio emocional. Los británicos aguantaron el asedio final y están en cuartos.
Aurélien Tchouaméni y Eduardo Camavinga son uña y carne dentro y fuera del campo. Los centrocampistas franceses del Real Madrid son los protagonistas de la última 'jam session' de Mahou. En ella, se sientan al piano para versionar la canción '7 years' de Lukas Graham y mostrar sus dotes artísticas. Un talento que empezaron a crear en común durante los ratos libres del Mundial de Qatar.
"Aprendimos en la Copa del Mundo, teníamos mucho tiempo libre y queríamos buscar algo que hacer durante la competición. Ahora estamos mejorando", explica Tchouaméni durante el vídeo compartido por la marca de cerveza. "'Nuestro grupo se llamaría Tchouameninga", responden entre risas preguntados por el 'mote' de su grupo, un nombre que les puso en sala de prensa, y sin quererlo, Carlo Ancelotti. Una mañana en Valdebebas, el técnico italiano se confundió al hablar de los dos futbolistas y creó un nombre que ahora no para de salir en el vestuario, donde vacilan a los franceses.
Además del fútbol, la música también une a los centrocampistas. "Aurélien escucha buena música, a veces le robo", confiesa Camavinga, que es "el DJ del equipo", asegura Tchouaméni. El ex del Rennes está muy influenciado por los brasileños Vinicius y Rodrygo, con los que ha estado de vacaciones en alguna ocasión.
"Escucha música de Brasil con Vini y Rodrygo", cuenta Tchouaméni. "Y afrobeat, que es música que no podemos hacer aquí en el piano", insiste Camavinga, que también admite escuchar al argentino Duki y mucho reggaeton. "Yo soy de J Balvin y Bad Bunny", confiesa Aurélien.
La unión entre los dos es tan lógica como natural. Llegaron con un año de diferencia, uno como apuesta de futuro (Camavinga) y otro como sustituto de Casemiro (Tchouaméni), y han ido creciendo juntos, compartiendo momentos por la facilidad del idioma y siendo parte de la pandilla que han creado con Vinicius, Rodrygo o Bellingham. Y claro, aparecen los hobbies: "¡Yo también toco el piano!", sonreía y recordaba Camavinga el pasado martes, en la rueda de prensa previa a la vuelta de octavos de Champions contra el Leipzig. Cuestionado sobre los talentos de Tchouaméni, Eduardo también sacaba pecho: «Yo puedo tocar el piano, puedo cantar, puedo hacer muchas cosas», admitía. «Y voy a aprender a tocar la guitarra», añadía, en referencia al hobby de Rodrygo Goes.