El equipo arrancó el partido ante el Athletic en puestos de descenso y con un tercio de entrada en las gradas. La gestión del máximo accionista tuvo respuesta en la calle con pancartas y cánticos de ‘Lim Go Home’. En el minuto 20, el estadio se llenó.
El valencianismo explotó, ardió en los aledaños de Mestalla mientras el equipo echaba a rodar la pelota ante el Athletic. Desde 1986, el Valencia no arrancaba un partido en puestos de descenso y durante 19 minutos le tocó jugar con un estadio sin el calor de la parroquia de 35.000 seguidores que de media suelen acudir al campo, pero no solo. La batalla estaba dentro, por la continuidad en Primera y hubo quien la apoyó. Fuera hacían la guerra más de 15.000 aficionados y era por la supervivencia de un club que se desangra.
La protesta, es cierto que espoleada por un desastroso momento deportivo, es la explosión de una indignación que lleva gestándose demasiados años y solo tiene un destinatario: Peter Lim. La sociedad valencianista salió tromba a la calle, incluso abandonando al equipo durante 19 minutos, para gritar y mostrar al mundo que no quiere un propietario con el que se siente maltratada. Eligió hacerlo en este partido, con 2.000 silbatos 20.000 cartulinas amarillas de Lim Go Home y tres pancartas con destinatarios concretos: Lim (#LimGoHome), la presidenta Layhoon Chan (Mentirosa) y las autoridades políticas valencianas (Sin soluciones no hay voto). Cada cual aportó la suya para mostrarle a Lim qué sienten por el club. Desde ‘Nosotros somos el ADN del Valencia’, hasta en inglés ‘Lim está matando un sentimiento, una pasión, está matándonos. Lim vete de aquí ahora’.
La protesta, muy intensa y ruidosa, duró una hora y el número de minutos que recuerdan el año de fundación de club. Fue la cuarta pero no será última. La reivindicación de la propiedad cultural y sentimental del club no cesará. El colectivo Libertad VCF lleva se atrevió a coger ea bandera hace años, agrupando acciones para alcanzar el 5%, aireando la gestión económica de Meriton, fiscalizándola en los tribunales y reivindicándose en la calle.
«Es el inicio de la rebelión contra Peter Lim y no parará ni el minuto 19, ni tras el partido. Va a continuar, porque Peter Lim está matando al Valencia y no puede ser uno más de sus negocios», explicó José Antonio Pérez, presidente de Libertad VCF. En mayo de 2022 vaciaron el campo ante el Celta. 10.000 personas estaban en la calle. La imagen dio al vuelta al mundo y, sí, impactó en Singapur. Hoy han sido 5.000 más, pero con más público también dentro porque había que luchando contra un descenso que este club solo ha vivido una vez en su historia.
1.068 días sin Europa
Sin embargo, la gente pedía la marcha de quien en 2014 compró la mayoría accionarial, los ilusionó y nunca cumplió. La gestión de Lim ha ido empequeñeciendo al Valencia, especialmente desde 2020. Un dato lo resume: tres clasificaciones para disputar competición europea en ocho temporadas. En 25 años, solo a seis faltó, y cinco han sido con Meriton al mando. El club acumula 1.068 días sin jugar un partido en Europa, récord en los últimos 40 años y la tercera peor racha de la historia. Y es que, desde 2020, pretender llegar a Europa vía Liga es casi una utopía.
El Valencia ha vendido jugadores por 151 millones y firmado solo por 32,2, además de haber sentado en el banquillo a cinco entrenadores, incluido Voro, a quien le pueden quedar horas porque en Singapur ya se le está buscando sustituto.
Pareció que con Gennaro Gattuso el plan era diferente, pero acabó siendo el mismo resumido en ocho problemas evidentes. El primero, la imposibilidad de construir un proyecto de la mano de un entrenador. Cada seis meses, el Valencia arranca de cero. Esta temporada con un segundo problema: el cambio de estilo. El Valencia quiso jugar diferente y mostró problemas en la construcción del juego desde atrás.
A eso se une el tercero, una debilidad defensiva endémica, colectiva e individual, y un cuarto: la falta de un mediocentro defensivo de jerarquía que diera aportara equilibrio. En ataque, los números tampoco han mejorado ni siquiera con llegada de Edison Cavani, que sufre en los últimos partidos la dificultad del equipo para hilvanar. La confección de la plantilla, formada por jugadores cedidos y demasiado jóvenes, es el sexto y enlaza con el séptimo y el octavo.
El área deportiva la encabeza Miguel Ángel Corona, pero sin capacidad de decisión. Tampoco la tiene la presidenta Layhoon Chan. Todo pasa por la decisión de Peter Lim en Singapur, ayer estudiando allí con Corona para señalar quién será el relevo Voro. El club funciona teledirigido, sin credibilidad entre las instituciones y la rebelión de toda su afición.