Tantas veces no se aprecia lo que aportan los que ya estuvieron allí, los intangibles de los ‘veteranos’, el ADN competitivo único de tipos como Rudy Fernández, Sergio Rodríguez y Llull -fundamentales también en la última Euroliga-, ausentes en Berlín, huérfano el Madrid de sus líderes y un tanto a la deriva durante más de media hora ante el último clasificado. Sin nada en juego, con seis derrotas consecutivas, con bajas como las de Procida y Spagnolo, el equipo de Israel González compitió mucho más de lo previsto y sólo sucumbió en la orilla. Un triunfo poco alentador en cuanto a sensaciones para Chus Mateo, pero tan rico en lo deportivo: sella el factor cancha en cuartos de final y deja casi amarrado el primer puesto (de principio a fin) en la temporada regular. [79-86: Narración y estadísticas]
Porque el Real Madrid sigue siendo líder, bien lejos el resto, aunque la noche en el Mercedes Benz Arena, donde en dos meses se disputará la Final Four, no fuera para presumir. Sin el trío de veteranos y también sin Musa, en el tercer partido a domicilio de los cinco que va a encadenar, los blancos sólo resolvieron en la recta de meta, sin alardes, casi por pura inercia, impulsados por lo que fue su resorte toda la noche en Berlín: el rebote ofensivo.
Si había que reforzar sensaciones, la visita al colista no fue el lugar adecuado. El Madrid, tan pleno en Bolonia y Málaga, despejando dudas y esquivando baches, fue un espejismo de plenitud en Alemania. Un equipo a arreones, desganado por momentos, sorprendido en otros ante la osadía del Alba. Mediado el tercer cuarto, perdía de 13 (51-38), sin haber aprendido la lección de una gris primera mitad.
Rebote ofensivo
Así que otra vez se tuvo que poner manos a la obra, reaccionar en defensa, encomendarse a Hezonja y pasar el apuro. Era la segunda vez que tenía que remontar, esta vez con un parcial de 1-14, también Yabusele decisivo en la anotación y Tavares en la pintura (aunque sólo anotara una canasta). Un resurgir clave para no pasar más sudores y para no salir con la cara colorada de Berlín.
Ya el amanecer no presagió nada bueno. Los cinco primeros minutos fueron una antología del disparate, un ratito para frotarse los ojos. Tras el 9-2 de arranque, el Madrid se pasó un buen rato en ‘área’ contraria. Lanzaba y fallaba y atrapaba el rebote ofensivo (hasta siete). Una absurda sucesión. Erró sus 10 primeros triples (cuatro de ellos Campazzo), la mayoría completamente liberados. Y cuando se quiso dar cuanta iba 10 abajo (15-5).
Alocén y Abalde le dieron el primer alivio, un parcial de 2-14 entonces, pero el Alba siguió valiente, con su ritmo endiablado y sus triples (cuatro Matt Thomas, tres Olinde…). Y el dominio de otro gigante: Koumadje dejó una de las acciones de la temporada, un mate brutal ante Poirier. Y los alemanes, algo tiernos, sólo sucumbieron cuando, en los últimos minutos, se vieron con opciones reales de tumbar al Madrid, al líder.