Sergio Scariolo contra toda lógica: el más difícil todavía del hijo de profesores

Sergio Scariolo contra toda lógica: el más difícil todavía del hijo de profesores

EuroBasket


España, campeona de Europa

Actualizado

El italiano llevó a una España sin estrellas, con la que nadie contaba esta vez, a la conquista del Eurobasket en Berlín. Fue su octava medalla en 10 torneos con la selección, la «menos esperada y la más satisfactoria»

Scariolo, con el trofeo del Eurobasket.ALBERTO NEVADOFEB

Sentado en la primera fila del vuelo del vuelo IB 2831 de Berlín a Madrid de Iberia, con su esposa Blanca Ares a su vera, Sergio Scariolo aún tiene energía para atender la entrevista de este medio, pese a que la madrugada de festejos en el hotel Sheraton fue larga. Todavía le quedaría al seleccionador y sus pupilos el recibimiento en el WiZink, pero la gesta bien merece los esfuerzos. Aquel repeinado entrenador de Brescia que aterrizó mediados los 90 en Vitoria como primera estación de paso en su idilio con el baloncesto español lo volvió a hacer. Quizá el más increíble de todos los trucos de su chistera: con un equipo por el que esta vez -bien que se empeñó en recordarlo, como acicate- nadie apostaba ni siquiera por acabar entre los cinco primeros, conquistó un insospechado oro continental en la cita que apuntaba con sus focos a estrellas como Luka Doncic, Giannis Antetokoumpo o Nikola Jokic.

España, la España de Scariolo, la España del temido cambio generacional, ya sin los Gasol, incluso sin los lesionados Ricky Rubio ni Sergio Llull a última hora. Esa España que dejó a un lado Mirotic hace tiempo, en la que no quisieron/pudieron estar tampoco Alex Abrines, Alberto Abalde, Víctor Claver, Pau Ribas o Santi Aldama. España culminó en el Mercedes Benz Arena un imposible: unir a su título Mundial de 2019 el Europeo de 2022. Contradiciendo toda lógica, con nueve debutantes y una lastimera derrota ante Bélgica en la primera fase, para levantarse como un ciclón y batir a quien se pusiera por delante a base de esfuerzo y una sabiduría táctica asombrosa. Cuando la Francia de Gobert, Yabusele, Heurtel o Fournier fue barrida en la final -como en semifinales la anfitriona Alemania, en cuartos Finlandia y en octavos Lituania-, dio la sensación que si dos días después hubiera otro desafío aún mayor, la selección lo afrontaría todavía más plena.

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«Provengo de una familia de profesores», arranca su reciente biografía publica por La Esfera de los Libros. Y como hacía su padre Cesare con las matemáticas en la Universidad y su madre Angelina con la química en un centro de secundaria de Brescia, Scariolo impartió cátedra ante un atribulado grupo de jugadores a los que iba a convertir en campeones y héroes. «La menos esperada y las más satisfactoria» de sus medallas. Con la ascendencia del gran capitán Rudy Fernández y el liderazgo del nacionalizado Lorenzo Brown, los siempre bajo sospecha hermanos Hernangómez (MVP del torneo Willy y MVP de la final Juancho) protagonizaron un increíble ejercicio de éxito en el que los secundarios, esos chicos de las Ventanas FIBA que ya lograron clasificar a España para el siguiente Mundial, alzaron la voz de una forma conmovedora. Alberto Díaz, llamado a última hora por la lesión de Llull, fue el paradigma de la revolución.

«La gente se identifica con estos jugadores porque son normales», admitía el seleccionador en aquella entrevista de altos vuelos. «¿Quién de todos ellos le ha emocionado más?», se le cuestionaba. Y empezaba un relato de pura reivindicación: «Hemos ganado con minutos importantes de tres jugadores nacidos después del año 2000. Si uno lo piensa, es algo impresionante. Quizá Usman [Garuba], que es el más joven, pero tiene el aspecto de más hombre. Joel [Parra] es el más consolidado en la Liga. Y Pradi [Jaime Pradilla] era el más cachorro por ser el último que se había incorporado al primer equipo».

Scariolo, durante un partido del Eurobasket.EFE

La España de Scariolo, que son también esas categorías inferiores que asombraron durante el verano -nueve medallas, todas las posibles- para algún día dentro de no mucho salir de esa «travesía por el desierto» en la que aún se encuentra aunque los resultados se empeñen en lo contrario, ha tenido hace unas semanas un premio de los que nadie levante en un podio, pero que quizá ponga de manifiesto la magnitud de lo logrado. Y que, en estos días de fracaso futbolero en el Mundial, hace relucir todavía más aquel oro. Por primera vez en la historia, España conquistó el primer escalón del ranking de la FIBA, por delante de Estados Unidos.

Quizá ahí, en lo más alto del podio de Berlín, como tres años antes en el de Pekín, Scariolo repaso mentalmente lo que ya es una trayectoria a la altura de los entrenadores más grandes de la Historia. Desde sus inicios en las categorías inferiores del Basket Brescia con su mentor Riccardo Sales, el paso, jovencísimo, por Pésaro y Bolonia -la Fortitudo, el gran rival de la Virtus, su actual equipo de regreso a la Euroliga-, su salto a España (Baskonia, Real Madrid, Unicaja), su aventura rusa en el Khimki, el anillo de la NBA como asistente de los Raptors… El cénit del hijo de profesores, aquel que agarró a España en 2009 y que, en 10 torneos, ha conseguido ocho medallas (cinco oros, una plata olímpica y dos bronces).

kpd