Baloncesto
Pol Espargaró lo tiene muy claro: por ahora, es mejor ir prácticamente a medio gas. El piloto del equipo Gas Gas, que sufrió un aparatoso accidente en el Gran Premio de Portugal que lo ha mantenido en el dique seco hasta la llegada del Gran Premio de Gran Bretaña, no quiere que un nuevo percance vuelva a apartarlo de los circuitos. En Silverstone, en una jornada marcada por la lluvia, firmó una sesión de entrenamiento discreta que lo llevó a la decimoquinta plaza de la parrilla de salida, justo por detrás de un Marc Márquez que sigue sin levantar cabeza y a dos puestos de su hermano Aleix. La pole, mientras, fue para Marco Bezzechi, Jack Miller partirá desde el segundo puesto y Álex Márquez, vencedor además de la sprint race, lo hará desde el tercero. Pecco Bagnaia, el líder, por su parte, tuvo que conformarse con el cuarto.
El accidente que tuvo Pol Espargaró en Portimao el pasado 24 de marzo, hace ya prácticamente cuatro meses y medio, fue terrible. Hasta tal punto que, según ha confesado, su estatura se ha reducido en 1,5 centímetros por la fractura en una de sus vertebras dorsales. Una lesión a la que, además, se sumaron una contusión pulmonar y una fractura de mandíbula. Poder correr en Silverstone es toda una liberación, tras un primer momento en el que, incluso, llegó a barajar seriamente la retirada. Al final, sus ganas de volver a correr han podido con todo, aunque es muy consciente de sus actuales limitaciones. «Voy a necesitar algo de tiempo para recuperar la velocidad, pero voy a darlo todo», señaló a través de sus redes sociales la semana pasada, antes de conocer el dictamen definitivo.
Ir paso a paso, algo que puede parecer toda una paradoja si hablamos de gente tan acostumbrada a las altas velocidades como los pilotos de Moto GP, es lo que necesita ahora mismo. «Técnicamente, mi cerebro no es capaz de asimilar tanta información. Estas motos corren muchísimo y todo pasa tan rápido que el cerebro no es capaz de entender todo con la rapidez que debería. Tú quieres frenar más tarde, pero el cerebro no te deja. Tú te dices ‘voy a frenar ahí’, pero, cuando te das cuenta, tu mano ya está agarrando el freno. Es una sensación un poco rara, de no entender la velocidad y toda la potencia, y te sobrepasa todo. Vas un poquito detrás, a contrarreloj, aprendiendo todo, y es difícil, porque estas motos corren muchísimo», aseguraba tras los entrenamientos libres del pasado viernes.
El buen estado de su máquina, no obstante, le transmite muchísima confianza. «Aunque no me lo parezca ahora mismo, hay mucho margen de mejora y la moto funciona. Es increíble lo rápida que es en la recta, cómo corre y la suavidad que tiene en frenada», agregó. Tal y como ya adelantó el viernes, se tomó la sprint race con calma. El firme, muy húmedo tras una mañana en la que la lluvia volvió a ser protagonista en Silverstone, tampoco invitaba a hacer otra cosa. Eso sí, tal y como era su deseo, consiguió terminarla. Algo que, según ha admitido estos días, no tiene muy claro que pueda hacer también en la carrera de este domingo.
Precisamente, por un físico que, tras el durísimo castigo sufrido en Portimao, no acaba de acompañarle tanto como desearía. No en vano, desde entonces ha tenido que ver desde fuera, como un espectador más, hasta siete Grandes Premios. Con 11 citas más todavía por delante, hasta que el campeonato finalice el próximo 26 de noviembre en el circuito Ricardo Tormo de Valencia, lo fundamental es poder estar sobre la moto en todas ellas.